Capítulo 13

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—¿A dónde piensas ir?

Fénix y yo salimos del Gremio por la gran puerta principal cuando comienza a bajar el sol. Por un momento creo que simplemente quiere que nos quedemos en un patio, dentro del muro. Pero entonces sigue de largo y hace una seña al joven que se encarga del portón, logrando que éste se abra ante nosotros.

—No tenemos mucha privacidad aquí adentro —comenta.

Al oírlo se me estruja el estómago sin quererlo y vuelvo a sentir aquel calor en las mejillas. Parece que él lo nota, porque se ríe para sí mismo.

—Tranquila —añade—, sólo quiero que demos un paseo.

—Estoy bien —trato de convencerlo, mientras sigo sus pasos a través del portón y me doy cuenta de lo que veo—. ¿Al bosque?

—Al bosque —confirma.

Efectivamente, nos alejamos de la academia y comenzamos a adentrarnos entre árboles delgados y altos, entre arbustos y césped seco. Fénix respira profundo mientras andamos, y a mí no se me ocurre qué diablos decir.

—Qué lindo que lo lleves puesto —comenta de la nada.

Lo miro frunciendo el ceño, y entonces él señala mi cuello.

—Oh —musito, llevando los dedos hacia el collar—. Sí, me gusta mucho. No veo por qué no lo llevaría puesto.

—Me alegra que así sea —dice, con una media sonrisa. Se ve tan relajado y sereno, y su voz suena tan suave entre el inmenso silencio—. Te queda muy bien, por cierto.

—Y, sí —bromeo—. Si no combinara con mis ojos, no lo llevaría puesto ahora mismo.

Fénix suelta una carcajada, como si no pudiera creerse que lo que dije fuera verdad.

—No eres muy buena fingiendo ser así. No es tu estilo.

—¿Y cuál es mi estilo?

Fénix aminora la marcha un momento y entonces me contempla con la mirada desde los pies hasta la cabeza.

—Eres... sencilla —es lo único que suelta.

—¡Qué halagador!

—No, quiero decir... —titubea, y al cabo rueda los ojos— Me gusta lo sencillo. Sin muchas complicaciones ni preocupaciones por cosas innecesarias.

—¿Como el maquillaje en polvo para mejillas? —recuerdo.

—Sí, claro, ese mismo —resopla entre una risa.

Sonrío mientras seguimos andando sin rumbo, y cada tanto tengo que esquivar alguna que otra rama o arbusto que me obstaculiza el sendero.

—¿Qué era aquello que te morías por contarme? —pregunta a los pocos minutos.

—Mm... —musito, mientras observo a mi alrededor inconscientemente, como si estuviera buscando encontrar a alguien espiándonos— No es un tema muy emocionante para comenzar la charla.

—Tenemos mucho tiempo de caminata por delante. Anda.

—Hubo un... problema, cuando llegué con Ashley del colegio —empiezo, pero entonces me detengo de repente y lo miro entornando los ojos—. La noche que fuimos al ático, ¿devolviste las llaves a la oficina cuando regresabas a tu dormitorio?

Él abre la boca como para responder, pero en vez de eso inhala aire y mira para otro lado.

—Fénix... —digo, ya poniéndome nerviosa.

Hawa: Debemos salir a flote | #2 |Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon