Capítulo 8 (Parte 1/2)

17.6K 1.5K 132
                                    

En definitiva, no dormí para nada bien la noche anterior.

Todo me resultaba extraño, desde el aroma de la habitación hasta la textura de las sábanas. Todo mi cuerpo se inquietaba y mi mente me recordaba a cada rato que ésta no es mi casa. Abría los ojos, veía a Ashley allí dormida, echada sobre la cama sin siquiera haberse quitado la ropa. Oía los pasos de personas caminando por el pasillo de vez en cuando; tal vez para ir al baño, que es compartido. El colchón era más duro que el mío y no terminaba por acostumbrarme; daba vueltas y vueltas tratando de encontrar la posición más cómoda.

Sabía que no era para tanto, pero en el fondo no podía dejar de pensar y recordar en dónde me hallaba.

Como llegó un momento en el cual no podía ni cerrar los ojos, me levanté con sumo cuidado y me acerqué a mi bolso. Extraje el libro que Jim me había regalado, «Las noches del Sol», y me coloqué debajo de la ventana para que la luz de la luna iluminara mis hojas sin tener que encender la lámpara y, muy probablemente, despertar a Ashley con su mal humor.

Pensaba entretenerme para, de alguna forma, distraerme de mis propios pensamientos, o simplemente para aburrirme y caer dormida. Lo único que resultó de aquella lectura forzosa para mis ojos no adaptados a la oscuridad, fue confusión, y nada más que eso.

Lo poco que había leído todavía está dando vueltas en mi cabeza.

Caía la noche y ella se levantaba.

Estaba cansada de vivir en aquella rutina;

una vida llena de oscuridad y negrura,

tinieblas que dejaban ver su peor lado,

que le demostraban al mundo la peor parte de ella

y que la dejaban al descubierto

cuando ella quería ser camuflada,

cuando ella quería lucir su rostro brillante e iluminado

y ocultar el lado absorto en oscuridad.

Allí hacía falta él.

¿Dónde diablos estaba él?

Él podía escaparse de la oscuridad,

de los peores momentos,

pero ella debía seguir allí, tolerándolos.

Y no era justo.

«Pero, al menos, yo puedo brillar un poco en esta negrura,

puedo hacerle frente a mis malos momentos», pensó.

«Mientras él... él ni siquiera puede aparecer en la oscuridad.

Él no es tan fuerte como para quedarse

y aguantarse su oscuridad».

—Mi hermano solía visitar este lugar —comenta Jota luego de un bufido.

Su voz me trae a rastras hasta la realidad. Ahora, nos encontramos caminando por la calle. Está cayendo la tarde, Danna se ha quedado en la furgoneta estacionada y Fénix, Jota, Ashley y yo nos dirigimos hacia el supuesto sitio donde podremos encontrar a Marshall Frey.

Al fin, nos detenemos frente a nuestro objetivo. Me quedo fascinada por la cantidad de luces y colores que hay en la entrada, contrarrestando con la oscuridad que se está expandiendo por la ciudad. El enorme letrero que luce la palabra «Casino» puede captar la atención de cualquiera, y hasta a cuadras de distancia. Personas entran y salen de la puerta, aunque supongo que es muy poca cantidad a comparación de las visitas nocturnas.

Hawa: Debemos salir a flote | #2 |Where stories live. Discover now