Capítulo 33 (Parte 2/2)

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Arremete contra mí, impulsado por la misma adrenalina que me llevó a embestir contra él. No sé qué sucede afuera, no sé qué sucede en el piso inferior, ni en el comedor, ni el patio. No sé si el líder llegó a convencer a todos, no sé si ya se habrán puesto a pensar que yo puedo no tener que ver con nada de esto. Sólo me importa el ahora. Sólo me importa él, sólo me importa no sentirme sola en esto, sólo me importa hacerlo feliz en este preciso momento. Olerlo, sentirlo, saborearlo, memorizarlo para siempre. Fénix quita sus manos de mi espalda y las apoya en mi cintura para luego acorralarme contra la pared junto a su armario. Acorralarme así es una intimidación tenebrosa, pero placentera de la misma manera. Yo no hago mucho uso de mi mente cuando él se despega para quitarse la chaqueta y luego intenta quitarme mi suéter. Alzo los brazos para facilitarle la tarea, disfrutando que sea él quien me la arrebate, y cuando Fénix se gira un poco para tirarlo todo sobre su cama desprolija, aprovecho y vuelvo a acercarme para besarlo.

Todo es fugaz pero eterno, suave pero salvaje. Todo es un completo torbellino de emociones que me sacan de los pensamientos abrumadores que me persiguen día tras día. Un dulce escape que, aunque no me quite los problemas, me da la felicidad de no vivir en ellos en este tiempo. Que me permite el momento de estar con quien quiero. Que me permite explotar y dejarme guiar por mis instintos e impulsos.

Dejo de apretarle la espalda para volver a acariciar ese cuello y esas mejillas ásperas por la barba incipiente. Todo resulta irreal como en un sueño y todo parece ser perfecto cuando levanta un poco mi camiseta y siento sus largos dedos en mi cadera... pero algo en la situación se detiene. No logro pensar en ello mientras sigo siendo guiada por mis ganas de mantener sus labios un rato más junto a los míos, pero después de unos segundos soy consciente de que sus manos han quedado petrificadas sobre mis caderas, su boca quieta sin emitir ninguna respuesta por su parte, su respiración cortada y detenida en una profunda inhalación...

Cuando me permito ver qué está sucediendo, me encuentro con sus ojos verdes bien abiertos mientras mira hacia el suelo. Con un respingo de horror me alejo unos centímetros de él, y entonces lo noto mejor: su piel bronceada ya no es lo que era, y en unos cortos segundos ya está tan pálida como la mía. Los labios, finos, suaves y rosados, ahora están duros y azulados.

No tardo demasiado en darme cuenta de lo que estaba haciendo. Lo alejo de mí con un leve empujón y sólo entonces comienzo a sentir con más firmeza la descarga helada que me recorre las venas. Pero se empieza a ir, se empieza a esfumar de mi cuerpo en cuanto corto toda emoción que me une con Fénix; en cuanto me aparto de él y dejo de pensar en lo único que me estaba absorbiendo y se estaba robando todas mis emociones: besarle, estar con él.

Fénix tambalea un paso hacia atrás y se roza las yemas de los dedos en la boca. Su color habitual vuelve a su rostro repentinamente, sus ojos vuelven a relajarse, deja de estar tan tenso. No, por Dios. Si hubiera estado un momento más en contacto conmigo...

«Puedes lastimar a los mundanos, pero también a los ignisios, también a los hawas; y por eso el amor nunca funciona con un Hijo de Gea».

Él sólo se queda observándome, y antes que seguir soportando su mirada incrédula, prefiero salir disparada por la puerta. No me importa si se suponía que debía esconderme por esta noche. La voz del instructor resuena en lo más recóndito de mi mente, provocando que pueda reaccionar de un sobresalto.

—¡No! ¡Espera!

Sin embargo, no llego ni a tocar el picaporte. Fénix también actúa cuando yo salgo de mi estupor, y me toma del brazo antes de que pueda llegar hacia su puerta. Yo me retuerzo, agachando la mirada por la vergüenza y por el miedo de poder volver a ver esa horrible expresión en su rostro. Fue real, no lo imaginé; duró sólo unos segundos, pero él estaba tan blanco como Ashley luego de recibir el ataque de los dos hawas en las colinas.

Hawa: Debemos salir a flote | #2 |Where stories live. Discover now