Capítulo 42

6.1K 900 205
                                    

Todo lo que he aprendido hasta este mismo instante debe servirme para prepararme, debe servirme para estar lista. Lo demuestre o no, trato de mantenerme inmutable cuando él barre la mirada por la sala de Frank. Esos ojos oscuros, vacíos... esa mirada indiferente, de párpados caídos y cejas rectas. De sólo mirarlo y saber que es él la garganta se me retuerce hasta provocarme un nudo que me dificulta respirar... y aún más después de haber sentido aquello que provocó en mí con tan sólo acercarse a la casa.

Sin embargo, me quedo fascinada. No sólo por su insinuante poder, sino por el hecho de que es mucho más joven de lo que me imaginaba. Lo mismo pensé cuando conocí a Kendrick pero, quizás, luego de haber visto una fotografía de Abner, me hice una imagen mental de él errónea; asimilándolo a Moore, también con unos cuantos años más.

De todos modos no sé exactamente si estoy en lo correcto, pero el aspecto delgado y alto, la cara ovalada, la barbilla un tanto más angosta y los cabellos largos y ondulados hasta los hombros me siguen diciendo que es bastante joven para ser un líder y llevar un nombre tan reconocido.

Lleva un saco largo, negro, que le tapa las rodillas hasta que se lleva las manos a los bolsillos y éste se abre. Cuando lo hace, abre la boca con pereza y las palabras salen suaves, como la voz de un amante acercándose a tu oído.

—Parece que se encuentra en una situación complicada, señor Hilton.

Frank levanta la vista hacia él pero no logra mantenerla más de un segundo cuando vuelve a agachar la cabeza.

—Supongo que el hecho de que ustedes estén aquí significa que no me fue tan mal —se atreve a responder él.

—Supongo.

Seymour Foissard se gira con suma lentitud hasta que se queda observando la gran grieta en la ventana, la botella en el suelo y, por último, las gotas de sangre en la alfombra.

Brett, Lien y los otros dos hawas se mantienen callados, pero sin quitarle la atención de encima al líder del Círculo de Cinerio. La muchacha incluso junta las manos tras la espalda en un gesto de sumo respeto. Los ojos oscuros de Seymour viajan por el espacio entre nosotros hasta que dan conmigo, hasta que se cruzan con mi mirada, y puedo jurar que ver aquellas dos pupilas apuntándome me hace sentir igual a la vez que vi cómo una pistola me apuntaba al salir del concierto de Jim.

La misma oscuridad, la misma dirección, la misma amenaza.

La misma capacidad de poder matarme.

—Ah, por fin nos vemos tú y yo—es lo que dice.

Yo no respondo. No puedo. Sólo trago saliva. Él lo nota o piensa que no quiero contestarle, y se pone a observar un poco más a nuestro alrededor, tomándose todo el tiempo del mundo.

Al cabo se gira hacia sus inferiores.

—Percibo actividad hawa en esta habitación. ¿Fueron ustedes?

Lien sacude la cabeza y Brett responde que no, y entonces el líder hawa vuelve a girarse hacia mí una vez más.

—¿Fuiste tú? —hago un amague para hablar, pero al final vuelvo a trabarme. Él sonríe sin ganas, holgazán, y ladea un poco la cabeza con un pobre resoplido— Por supuesto que fuiste tú. Lo sé. Sino yo no estaría aquí.

Veo de reojo a Fénix y noto que está tenso. Sin embargo, no deja de tener a Frank bajo sus manos ni de apartar su atención de la persona que tenemos enfrente. Tal vez hubiera sido buena idea llevar al sublíder a otro lado pero, al ver la expresión de Fénix, sé que aunque no quiere admitirlo en voz alta, esto es lo que él quería: si Frank no tenía la información, esperaría a que llegara el momento, a que llegara alguien más con la verdad.

Hawa: Debemos salir a flote | #2 |Where stories live. Discover now