| | «C a p í t u l o 2» | |

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I

Una pesadilla abruma a Dorian, y juro ante los dioses a los que tanto odio que esto no tiene relación alguna con mi presencia o con mi accionar, ¡y no estoy cruzando los dedos porque no tengo forma material todavía! El joven Gray tiene miedo, le asusta su propia existencia. La celebración de anoche ha dejado cicatrices en su alma; y las cicatrices nunca desaparecen, sin importar cuánto se esfuercen los humanos por ocultarlas, por cubrirlas de maquillaje.

Recuerda en su letargo diversas escenas de la fiesta, algunas con más claridad que otras. Revive sensaciones que parecen lejanas e irreales, como un sueño dentro de otro; se pregunta si lo ocurrido con el otro muchacho ha sido parte de su vívida imaginación o algo concreto y tangible. No está del todo seguro. También me evoca a mí, al sonido de mi voz y la oferta presentada. Y rememora, entre tantas otras cosas, a un amigo de su padre que le hizo notar algo básico antes de mi llegada a la celebración: Dorian no tiene ambiciones.

Está tan acostumbrado a obtener todo lo que desea que jamás se ha planteado una meta. Vive ahogado en la comodidad de sus riquezas, como una buena mascota que se conforma con lo que sea que su amo le arroje. Si tiene hambre, le traen comida. Si tiene sueño, le permiten dormir. Si desea un nuevo traje, contratan a un sastre. Si pide dinero, se lo entregan. ¿Su futuro? Jamás ha considerado preocuparse por ello. Siempre ha asumido que el mundo giraría a su alrededor. La empresa familiar la manejaría desde el despacho de su padre cuando este falleciera y toda decisión técnica quedaría en manos de los profesionales en el asunto. Jamás lucharía en una guerra, tampoco tendría que buscar un modo para sobrevivir. Lo heredaría todo, se casaría con alguna chica bonita cuando necesitara un sucesor y fin del asunto. Pero ¿metas? El amigo de su padre le habló de sueños, de viajes y de conquistas; de aventuras y de diversión, de un sinfín de elementos que nunca antes habían rozado la mente del joven Dorian.

En el momento, dijo que él no necesitaba sueños ni ambiciones, que la gente de su clase ya tenía lo que deseaba y solo era cuestión de saber administrarlo. Sin embargo, la experiencia con el joven muchacho —al que, vale aclarar, no le preguntó el nombre—, real o imaginaría, le hizo replantearse los preconceptos que dominaban su cotidianeidad.

Ahora su alma está en conflicto, en una guerra civil consigo misma. Creo poder visualizar con claridad el resultado de la batalla: el Dorian real saldrá triunfante. El Dorian que anhela libertad y eternidad; el Dorian que sabe que puede llegar mucho más lejos de lo que su familia ha soñado. El Dorian que es capaz de todo y no le tiene miedo a nada. Tan solo le falta hallar un buen objetivo.

El joven Gray despierta por fin. Está sobresaltado. Su bello rostro se desfigura ante el horror de la pesadilla que le ha robado el sueño. Se ve hermoso incluso bañado en sudor y despeinado. Es físicamente perfecto. Admito que me gustaría haber presenciado con exactitud lo ocurrido en su mente, más allá de los pensamientos que lo abruman. Me pregunto si habrá soñado con la muerte, con la vejez o con la pobreza; con un escándalo, con todo esto al mismo tiempo o con qué. Quizás, en otro momento se lo cuestione.

El sol asoma con timidez a través de la hendidura que separa los paneles de raso que conforman el cortinado. En su ebriedad, Dorian olvidó desatar los cordones laterales como lo hacía cada noche. Una punzante jaqueca lo ataca sin piedad. Siente que su cabeza va a explotar en cualquier momento.

Se lleva ambas manos a la sien y murmura un quejido. Se frota pronto los ojos, todavía a medio abrir, y busca a tientas la campana que llamará a alguno de los sirvientes. Cuando la encuentra, la hace resonar con clara impaciencia. Diiing-doooong, diing-doong, ding-dong, cada vez más aprisa.

En apenas un par de minutos, alguien golpea a la puerta de la habitación.

—Adelante —ordena Dorian entre bostezos. Está sentado con la espalda contra las almohadas.

Corromper a Dorian Gray  (CDLH #1) (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora