☆ ¿Qué ocurre cuando el hombre más atractivo del continente vende su alma a cambio de eterna belleza? ☆
Dorian Gray vive una vida monótona, rodeado de lujos y de placeres. No tiene ambiciones particulares, hasta que un misterioso ser le hace notar...
La investigación inicial sobre el suicidio del marqués es breve, pero retrasa nuestro cronograma. El cadáver fue descubierto cerca del mediodía y un médico local confirmó que la muerte sucedió durante la noche. Las formalidades llevaron a una pericia de seguridad que concluyó con lo obvio: nuestro anfitrión se quitó la vida.
La nota que dejó explicaba que llevaba meses pensando en esta salida porque las pesadillas de la guerra lo enloquecían poco a poco. Creyó indicada la oportunidad al saber que alguien responsable se haría cargo de la colección que con tanto esfuerzo había obtenido.
No tuvieron sospechas de ninguno de nosotros. Se hicieron preguntas protocolares para archivar, pero nada más. Una empleada aseguró haberme visitado cinco veces durante la noche porque yo me encontraba enfermo y con fiebre —acto que deberé mantener hasta nuestra partida—. La misma persona afirmó con cierta incomodidad haber escuchado los gritos de placer de la pareja en la habitación contigua durante sus visitas a mi cuarto. Sus palabras fueron un susurro "los oí toda la noche, hasta mi última ronda antes de que se sirviera el desayuno".
El marqués no tenía herederos y su testamento no mencionaba la colección de arte, solo especificaba que el dinero que tenía en el banco debía ser obsequiado al rey de Alangtrier para que continuara luchando por la prosperidad de su pueblo. Los cheques que Dorian había escrito perdieron todo valor y mi protegido obtuvo la colección completa, incluso las obras que no le interesaban.
Eso fue una sorpresa de mi parte, un obsequio cruel. Cuando obligué a nuestro anfitrión a modificar los documentos sobre la venta, no solo incluí el retrato escondido, sino también cada pintura y escultura de la colección privada del marqués. No sé qué hará el muchacho con el arte abstracto y con la pornografía, pero ahora le pertenecen.
Sibyl desea marcharse cuanto antes. La muerte le incomoda, pero tenemos que preparar el envío de la colección antes de partir así que ella deberá tolerar algunas horas más aquí. Si no surge ningún inconveniente, nos iremos mañana al alba.
Nuestras bestias están listas y descansadas. El equipaje, cerrado y a la espera de que los empleados del marqués lo carguen. El edificio y su contenido serán rematados en una semana, como paquete completo para otro noble o comerciante interesado en esta región.
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II
Por la noche, después de la cena, Dorian y yo repasamos el plan de vuelo. Permitimos que la joven Vane descanse sin preocupaciones por, al menos, un rato. Ha tomado la costumbre de dejar la puerta destrabada y apenas un poco entreabierta por si mi protegido decide visitarla una vez más. Y lo hará, claro. Él sabe que el volver a su distante frialdad podría despertar sospechas. No sería lógico que la única noche que pasen juntos sea justo la de la muerte de nuestro anfitrión. Al menos, mientras nos encontremos en la mansión, él deberá pretender que la desea.
