| | «C a p í t u l o 5» | |

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I

Dorian ha pasado todo el día bajo el atento cuidado de personas varias que se toman turnos para vigilarlo, para asegurarse de que el joven Gray, heredero de la familia, no haga nada que le impida recuperarse pronto. Están preocupados, no porque le tengan aprecio, sino porque saben que es una pieza importante del juego y que su muerte afectaría de forma negativa tanto a la familia como a los empleados.

En la mansión lo creen enfermo, quizás incluso un poco loco. ¿Cómo no hacerlo después del espectáculo que montó frente al retrato?

Al joven Gray lo despertó el grito agudo de la sirvienta que lo encontró. La mujer llegó a él mientras seguía el desagradable aroma impregnado en su cuerpo. Lo halló con la bata hecha jirones por lo ocurrido durante la noche; no había rastros de sangre, pero el hallazgo fue sorpresivo e inesperado. Quizás hasta un poco aterrador durante el primer instante.

Es importante destacar que, incluso en tal deplorable estado, nadie podía dudar de la extraordinaria belleza de Dorian Gray, en la perfección delineada en el rostro angelical y en el cuerpo escultórico que asomaba por debajo de algunos trozos de tela.

Ahora que lo pienso, me pregunto si el alarido de la mujer se debió al susto ante el encuentro o a la agradable sorpresa de ver a su amo completamente desnudo por primera vez. Digo esto porque los humanos tienden a anteponer sus pensamientos prohibidos por encima de la lógica. Son incapaces de ordenar sus prioridades. No me he tomado la molestia de inmiscuirme en la mente de la empleada doméstica, pero en sus ojos asomaba una mirada lasciva. La ha disimulado ante el resto, pero a mí no puede engañarme. Reconozco este tipo de reacciones con facilidad.

El quejido en cuestión atrajo al resto del personal, que se arremolinó con prisa alrededor de mi protegido; el sol todavía no terminaba de asomar por las ventanas y el cielo violáceo creaba un juego de luces y sombras mortuorio sobre la figura de Dorian.

Margaret Gray no tardó en arribar a la escena, con su camisón largo y el cabello escondido bajo un pañuelo. No necesitó explicaciones para actuar. Ordenó que bañaran a su hijo y que lo arroparan en una habitación de huéspedes. Pidió también que se limpiara y desinfectara su cuarto en caso de que la enfermedad que lo había llevado a actuar así siguiera presente entre los rincones; las mantas y cortinas debían ser quemadas y reemplazadas, por las dudas. Tenían dinero de sobra para reemplazarlas.

Antes de retirarse, la mujer mandó a uno de los mayordomos a buscar a su marido: "Que llame al mejor médico del reino. Es urgente.", aseguró. Por último, compró el silencio de los presentes con algunas monedas de oro. La familia Gray necesita evitar escándalos por el momento, si es que espera obtener por fin una audiencia con el rey. Hace cinco años que su majestad no los invita al palacio, que no acepta oír sus pedidos. Es pura indolencia, falta de interés. O quizá se trate de temor. Después de todo, la familia Gray es poderosa, Oscar es un gran líder carismático y su fortuna supera a la que se halla en las bóvedas reales. El pueblo brindaría más apoyo a estos comerciantes que a los gobernantes.

Dorian escuchaba lo que ocurría a su alrededor durante la mañana, pero pretendía seguir inconsciente. Asimilaba poco a poco la falta de emociones que dejaba un vacío en su ser. No le importaba que lo vieran desnudo. No le importaba que lo observaran sucio o que lo limpiaran. Sin un alma dentro del cascarón, la apatía se había apoderado de su esencia.

Mi protegido se atrevió a abrir los ojos recién cerca del mediodía, ya en la habitación de huéspedes, cuando pidió que le llevaran algo para comer. Conversó luego con su madre y le aseguró a ella que nada malo le ocurría y que el asunto era nada más que un efecto tardío del alcohol que bebió durante la fiesta. Sugirió incluso que tal vez hubiese una botella de mala calidad.

Corromper a Dorian Gray  (CDLH #1) (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora