| | «C a p í t u l o 9» | |

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I

Dorian no deja de sorprenderme. Su indecisión dura apenas un par de minutos. Piensa a gran velocidad, ordena sus ideas y calcula el mejor accionar. Comprende que tiene la inmortalidad por delante, pero eso no quita que lo invada una prisa inexplicable por comenzar su camino a la libertad. Necesita desprenderse de las ataduras que todavía le impiden avanzar hacia su futuro.

Como lo suponía, para la hora de la cena ya tiene elaborado un intrínseco plan en su mente. A pesar de que no estoy seguro de cuál será su proceder, creo que no tardará en ejecutar el primer paso en la cadena. Me abruma un poco su impaciencia, pero estoy aburrido así que, al mismo tiempo, agradezco el entretenimiento.

Intangible e indetectable, lo sigo a lo largo y ancho de la mansión. Me abstengo de revisar su mente, la incertidumbre me excita.

Presto atención a los detalles y a lo obvio, pero le otorgo cierto nivel de privacidad. Veo el modo en el que Dorian se escurre hasta la cocina y arrebata un objeto de los cajones laterales. Se lo coloca en el bolsillo interior de su tapado y marcha pronto hacia el comedor.

Actúa con aparente normalidad frente a sus padres, les pregunta por los planes que tienen para el resto de la noche y para las próximas semanas. En sus ojos se delata el brillo del Vert, la doble intención de su interrogatorio. Mi protegido es elocuente durante la cena, simpático incluso. Se muestra interesado en el trabajo de su padre y hasta cumplimenta el nuevo vestido de su madre. Todo un caballero.

Nada escapa a la rutinaria conversación diaria de los Gray.

Dorian se retira a sus aposentos antes de que sirvan el poste; se encierra con precaución. Nadie en la mansión sospecha que algo cambiará esta noche. Y yo, que comprendo que los engranajes ya han comenzado a moverse, no tengo ni idea del espectáculo que me espera. No ingresaré al cuarto. Esperaré.

En algún momento de la jornada, comienza a nevar.

En algún momento de la jornada, comienza a nevar

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II

Tres de la madrugada. La noche se encuentra en su punto más oscuro. Estoy cansado de aguardar a que algo ocurra, harto del tedio.

Del interior de la habitación procede un sonido leve y repetitivo, continuo y árido. El inicio es repentino, aunque casi inaudible. Y casi tan veloz como llega, se desvanece.

Dorian ríe. Se pone de pie y camina por el cuarto. Oigo sus pisadas. Está preparándose. ¡Por fin!

"Muéstrame de lo que eres capaz", le digo en mi cabeza. No hablo con él para evitar interrumpir la acción.

El joven Gray abre la puerta con sigilo. Primero, apenas una hendija. Se asegura de apagar las luces para no iluminar el pasillo. Asoma primero su rostro, luego el resto.

Lo analizo. Va descalzo y está en camisón. La tela es delgada y ondea alrededor de su cuerpo. La prenda de noche se ve cómoda; quizás intente aparecerme con una de esas cosas la próxima vez.

Corromper a Dorian Gray  (CDLH #1) (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora