| | «C a p í t u l o 10» | |

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I

El médico asegura que Dorian se repondrá en un par de semanas y le pide que no haga demasiado esfuerzo físico por, al menos, diez días después de eso. Desde su cama, mi protegido reparte órdenes a todo el servicio doméstico a causa de la frustración. Leer no le interesa y no encuentra mejor pasatiempo que inventar obligaciones y tareas para los demás. Ha pedido que cambiaran todas las rosas blancas del jardín por rosas rojas, que son más bellas. Ordenó un cambio completo en el menú usual, que su madre había organizado hacía ya casi veinte años y que nunca se había modificado. Exigió que se importara un nuevo empapelado para el comedor y pidió que se crearan nuevos muebles para su futura habitación: la más espaciosa de la mansión. Incluso ordenó que se destruyera la estatua central del exterior, que representaba a su abuelo, para reemplazarla luego con una propia; después de todo, él es más bello que su predecesor.

A esta situación se le suma que algunos empleados están asustados. Temen que el asesino regrese, pero saben que no pueden rogar que les permitan marchar cuando su amo más los necesita. Se quedan en la mansión, obedecen e intentan comprender al joven Gray. Cumplen con sus caprichos y excentricidades, suponen que es el dolor lo que lo está afectando. No le cuestionan nada, ni siquiera cuando hace remover el retrato con el pretexto de que le recuerda al aprecio que los difuntos Oscar y Margaret Gray le profesaban y que no puede tolerar la opresión en su pecho cada vez que observa la imagen. Intenta borrar de la construcción cualquier cosa que remita a ellos.

Es una buena excusa, debo admitir. Por fin ha encontrado la forma de remover el retrato sin levantar sospechas.

Apenas sus heridas comienzan a cerrarse, mi protegido se pasea por la casa vestido de luto. No puede organizar el funeral hasta que las investigaciones se cierren, y la paciencia se le agota. Necesita cerrar este ciclo para poder seguir adelante.

Los detectives nos visitan casi a diario. Afirman que se ha buscado al asesino por los rincones del reino de Alangtrier, pero que será casi imposible encontrarlo porque no han quedado huellas en la nieve como para seguirlo y los perros de rastreo son incapaces de percibir el aroma inexistente de mi materialización. La descripción que Dorian dio fue vaga y genérica. Aseguró que apenas pudo verlo en la oscuridad de su cuarto por un par de segundos antes de intentar detenerlo y recibir la herida en su pierna.

Estos son días aburridos, tediosos. Dorian está vigilado todo el tiempo, no como sospechoso sino por protección. Los investigadores asumen que el criminal proviene de otro reino y que siente rencor por el accionar de los Gray durante la guerra de los tres escudos, pero no pueden probarlo. Aseguran que este individuo pretendía acabar también con Dorian.

Tiene lógica, sí, pero está muy alejado de la verdad. Los humanos, como siempre, se jactan de tener conocimientos que en realidad no poseen. Especulan tanto que terminan por creer sus propias falacias.

Lo cierto es que nadie sospecha de Dorian, del chico hermoso y angelical. Mi protegido jamás ha hecho algo incorrecto en su vida —que ellos sepan, al menos— y llora a diario por la pérdida de sus padres. Ha amenazado incluso con quitarse la vida si no atrapan pronto al asesino. Creo que esto ha sido un poco exagerado.

El joven Gray finge lamentos de día y de noche. Llora lágrimas falsas mientras espera que la situación se calme y que su herida sane por completo. Ha recibido obsequios provenientes incluso de sitios olvidados del continente. Comerciantes de los tres reinos le han hecho llegar sus condolencias, numerosos clientes y proveedores del negocio familiar han prometido seguir trabajando con Dorian en el futuro. Algunos miembros de la nobleza con los que los Gray se codeaban también se han acercado a saludar, con ridículos ramos de flores de tamaño descomunal, placas conmemorativas y otro montón de objetos inútiles. Incluso el rey le ha escrito a mi protegido, ¡EL REY!

Justamente eso es exactamente lo que Dorian más deseaba lograr. Reuben VI de la casa de los Griffthins, soberano de Alangtrier desde hace más de veinte años, se ha comunicado con el joven Gray para presentar sus condolencias y para disculparse por no haber podido sostener la audiencia que sus padres tanto anhelaban. En su misiva, ofrece la posibilidad de obtener el honor ahora, a modo de compensación. La fecha es en un mes, por la tarde, en el palacio real.

Dorian acepta sin dudarlo. Escribe, con mi ayuda, una respuesta humilde y agradecida que le ayudará a ganar la confianza del monarca. Añade al pie del mensaje que asistirá con su nuevo socio, un tal Lord Henry Wottom del reino de Omanthag.

¡Los engranajes están en movimiento!

Este es el capítulo más breve de la novela

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Este es el capítulo más breve de la novela.

Corromper a Dorian Gray  (CDLH #1) (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora