Capítulo 44 (Parte 1/2)

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—Luke y Aldana siguieron firmes con su decisión. Deseaban tenerte con ellos dos, quizás por el hecho de que el Gremio quería llevarte a una edad terriblemente temprana —añade con las cejas elevadas, y entonces resopla—. Fuera como fuera, creo que ya todos aquí sabemos cuán obstinados somos quienes manejamos todo esto; quienes tenemos que hacer lo mejor para sacar a los nuestros adelante y superar a quienes se oponen a nuestras naturalezas. A veces no son decisiones fáciles, ya verás, pero son necesarias. Y déjame decirte sin rodeos que el Gremio tuvo que llevar a cabo una horrible, horrible decisión para poder llevarte de su lado.

El rostro de Fénix se rompe como si se tratara de un cristal haciéndose añicos, y vuelve a nacer en esa mirada ese instintivo odio hacia la academia. Aunque ahora, en este momento, se ve opacada por una pena profunda y un sentimiento de rechazo. Un sentimiento de que... de que todo en lo que habías pensado estaba equivocado.

—Entonces el culpable es quien lideraba el Gremio en ese entonces —espeto, tratando de desenmarañar las pequeñas mentiras o cabos sueltos de Seymour.

Él simplemente frunce un poco los labios.

—La página dice que el causante de sus muertes fue Xander, y, si te pones a verlo muy claramente... tiene razón.

—Los mataron por mí —se escucha a mi lado. Los dedos de Fénix se van cerrando con lentitud hasta convertir las manos en puños y arrugar un poco la página arrancada en el proceso.

Seymour no acota nada, pero hace una leve mueca como afirmando que así es. Fénix no fue el causante... fue la causa. Y hay una gran diferencia entre matar y que alguien más mate por ti, y no quiero que él se enrede entre las palabras de Seymour para creer que todo fue su culpa. Él nunca será quien tendrá esa sangre en sus manos, aunque aquella gente y éste hombre y ésa página quieran demostrar que así es.

—No sabes si eso es cierto —interviene Ashley desde el fondo—. Fénix, no confíes en esto hasta que realmente sepamos que es verdad...

Pero Fénix mira aún la hoja. Y esa hoja de valiosa información está de acuerdo con el relato de Seymour Foissard... Es una valiosa información con la que una autoridad ignisia y un líder hawa concuerdan.

La duda pura se pasea fugazmente por cada gesto y expresión de Fénix mientras alterna la mirada entre aquella página y algún punto cualquiera de la habitación. Entonces, después de un momento, me doy cuenta de que debería hacer algo. Lo conozco, y cuando su mirada se comienza a encender y a enfocarse en Seymour, realmente sé que debería hacer algo. De su puño libre empiezan a surgir pequeñas chispas, brillantes y amenazantes, y una nueva sensación de calor apacigua el frío de los hawas. Pero no es el calor que desprende él...

Es algo mucho más grande.

Unas exclamaciones ininteligibles surgen detrás de la ventana al mismo tiempo en que los brazos de Fénix se tensan instintivamente y salen encendidos en llamas hacia adelante. Todo pasa tan rápido, tan veloz, que en mi cabeza se mezcla el grito de Fénix, el alarido de Lien y el ruido de la calle.

Él se echa sobre el líder con una furia que me hace dudar si en realidad no le creyó ni una sola palabra, o si piensa que Seymour es tan culpable de esto como el Gremio sólo porque la verdad salió de su boca. Sea como sea, me quedo paralizada cuando Foissard alza una mano, casi sin inmutarse, y bloquea el ataque de Fénix como si se tratara de apartar una mosca con sorpresa. En ese momento Lien no llega a interponerse entre ellos dos, pero como el líder es bien capaz de defenderse él solo, ella aprovecha para atacar a Fénix cuando él se queda viendo cómo su ataque no llega a su objetivo.

Pero Fénix es más rápido y está encendido. Encendido de odio y de confusión y de angustia, y todo eso lo recorre con una adrenalina que lo hace capaz de responder también a Lien. Yo doy un paso al frente para hacer algo al respecto cuando algo a través del cristal de la ventana me llama la atención. Alguien pasa corriendo, muy cerca de la casa, y al instante un grito nos pone bien al tanto a todos de la situación allí afuera.

—¡Ignisios! ¡Ignisios!

Me giro hacia Ashley, quien también me mira.

Danna llegó.

—¡Sáquenlo!

Brett se interpone en la escena, furioso con los otros dos hawas que se quedan pasmados y sin hacer nada mientras aún procesan lo que oyeron. Abre aún más la puerta y comienza a dirigir a Seymour hacia afuera mientras Lien se hace cargo. Cuando el líder está saliendo por la puerta de la casa de Frank, a Fénix se le ilumina el rostro y se apresura hasta echar a un lado a la muchacha y salir tras los demás.

Entonces se me aceleran los latidos.

—¡Fénix!

Casi me doy de bruces con Lien, pero ella también sale corriendo tras Fénix. ¿Qué diablos le está pasando? ¿Por qué lo persigue? ¿Por qué quiere atacarlo? Comienzo a preguntarme mil cosas hasta que el panorama de afuera me detiene en seco: hay más gente de la que esperaba... hay más gente de la que debería haber. Visualizo a Danna a un costado, con muchos ignisios a sus espaldas esperando algo, y ella también me mira hasta que otra cosa le roba la atención. Y a mí. Y a todos.

Seymour Foissard sale con rápidas zancadas cuando una llamarada fugaz le pasa por al lado. Creo que Fénix ha fallado hasta que se corre a un lado y noto cómo Brett mantiene el brazo en alto, y entonces entiendo que ha sido él quien desvió el disparo. Le dirige una fría mirada de advertencia, y yo pienso que eso es suficiente hasta que Fénix vuelve a descontrolarse y a arremeter contra los hawas sin piedad.

Me doy cuenta de que grito su nombre. También me doy cuenta de que me acerco a él con toda la velocidad de la que soy posible. En un segundo, en un parpadeo, la imagen del líder huyendo mientras es guiado y medio arrastrado desaparece tras una larga fila de personas... una larga fila de Hijos de Hawa.

La primera espiral de hielo aparece frente a mis ojos, y yo la desvío por impulso, aunque no estaba dirigida para mí. Fénix se suelta de mi agarre e intenta seguir atacando; seguir con algo que nadie de aquí necesita. Vuelvo a amarrarlo y logro evitar justo a tiempo que lance otra llamarada, pero una luz resplandeciente vuela de todos modos junto a nosotros dos y me obliga a mirarla mientras traspasa la oscuridad.

Cuando me volteo veo que otro ignisio ha atacado. Ha respondido al hawa. De las personas que están detrás de Danna, los rostros se transforman en furia, en crueldad, en insensibilidad. Son expresiones que me hacen pensar, me hacen recordar, lo que se siente cuando estás frente a ellos. Las mismas ganas que yo tenía de contrariar, de refutar, de oponerme cuando sentía actividad hawa o ignisia... Y veo en ellos esa misma naturaleza opositora.

Entonces, antes de caer en la cuenta, ya se ha armado una pelea.






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Hawa: Debemos salir a flote | #2 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora