Prólogo.

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ASHTON.



«No me dejes. No nos dejes.»

Siento que son las palabras que mi hermana usaría en este momento. Sin embargo, hay un problema con su deseo de que me quede aquí,  y es que vivir está sobrevalorado.

Ese es mi único pensamiento claro mientras termino la botella de vodka que traje conmigo. Cierro mis ojos con fuerzas y respiro profundo. Mi cabeza se siente si estuviera en una nube, mi cuerpo adormecido que me cuesta sentir las puntas de mis pies, y mi mente está rasguñando la paz mental. Me doy unos segundos para disfrutar la situación. Ojalá me hubiera podido sentir así todo el tiempo.

Al abrir los ojos, las olas agitadas que rompen furiosamente contra las rocas en un costado me reciben. El cielo está nublado y hay un cartel que dice cuan no recomendable estar en la playa a esta hora y con este clima. El horario de los guardavidas ha terminado y no hay nadie a metros y metros de distancia.

La soledad y el hecho de que nadie me está viendo me animan más. Sin embargo, mi mente no puede sentir nada. Me niego a sentir otra cosa que no sea terminar con esta tortura de una vez por todas. Después de todo, vivir está sobrevalorado. Todos nos morimos algún día. Es cuestión de tiempo y suerte. Y ahora mismo, solo cuento con una de esas dos.

Dejo caer la botella sobre la arena y alzo mi tabla. Irónicamente, traje mi favorita. Siento que es algo... Poético. No pienso dos veces cuando empiezo a caminar hacia adelante. El agua está a una temperatura agradable por la tormenta que está a punto de llegar. Sonrío. Surfear es lo único bueno en mi vida. Lo único que no se siente vacío, lo único que me mantuvo cuerdo durante tantos años.

Apoyo la tabla y me subo sin problemas. Las olas empiezan a arrastrarme más y más adentro. Las olas son furiosas por la tormenta y el viento. Debería estar asustado. Debería volver. Pero como dije antes, deje de sentir hace tiempo. Cierro mis ojos por unos segundos y me concentro en los detalles. Algo que mi terapeuta me enseñó cuando era niño y cuando la ansiedad se sentía como si mi piel estuviera por desintegrarse. Me concentro en el aroma a agua salada, en el viento contra mi rostro, en el sonido del océano y los truenos a lo lejos.

No sé cuanto tiempo estoy con mis ojos cerrados. No sé qué tan lejos me arrastraron las olas. Me obligo a no ver nada. Una ola hace que mi tabla voltee y caigo al agua. No até el seguro a mi pierna, nunca pretendí hacerlo. Tampoco abro mis ojos cuando estoy abajo. Ni cuando empiezo a caer en la profundidad.

Al fin.





Nota:

El prólogo hace referencia a lo que pasó   al final del capítulo 37 de The Last Heartbreaker, por si no lo conectaron aún.

➡️Las actualizaciones semanales empiezan el 24/05/21.

#LunesDeSecretos.


Con amor,

Cande.❤️

❤️

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Los secretos que escondemos. (LIBRO 1 y 2)Where stories live. Discover now