9. Quinn.

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Capítulo editado

9 | QUINN.

El viaje en auto hasta la casa de Jayden es silencioso. Tal como lo esperaba. Panic At The Disco llena el ambiente en volumen bajo.

Estoy sentada en los asientos de atrás como una niña de cinco años que viaja con sus papás. Papá, en este caso, es Zack. Tiene una mano en el volante y la mirada fija en la carretera. No lo va a admitir en un millón de años, pero al igual que yo, encuentra esta situación rara e incómoda.

Desgraciadamente creo conocer a Zack Gallagher bastante. Y sé que cuando está incómodo, evita contacto visual y tamborilea sus dedos sobre el volante como si estuviera pasándola bien.

Luego está Adelaide. La pelirroja se ve fastidiada en su asiento. Está tensa, y el perfume de rosas que se ha puesto va hacer que me desmaye en cualquier momento. Es tan fuerte que estoy segura que está ahogando a las pocas neuronas que me quedan. ¿Es fragancia o maldito cloroformo?

Cada tanto me echa un vistazo, como si fuera capaz de saltar por Zack desde los asientos de atrás para besarlo.

Recargo mi cabeza contra el respaldo y resoplo pesado. Debí haber esperado otro Uber, pero ya es tarde. No puedo estirar mi llegada tarde aún más. Scarlett estuvo molestándome con mensajes preguntándome cuando voy a llegar.

Reconozco vagamente la zona de la casa de Jayden. Sé que no falta mucho para que lleguemos. Por suerte. Un minuto de más en este auto y exploto de la incomodidad y tensión. Seth diría ahora mismo: "La tensión se presta para cortar apios". Ahogo una risa y miro por la ventana. Vuelvo la vista al frente y pillo a Zack mirándome por el espejo retrovisor.

Bajo la cabeza.

No quiero hacer contacto visual con él.

—Mañana iremos a Forest Park, ¿verdad? —le pregunta Adde a su novio.

Elevo mis cejas con curiosidad. ¿Para qué demonios Adelaide quiere ir a un bosque? ¿Serán ese tipo de pareja que hace actividades tontas como picnics al aire libre y salir a correr? No, imposible. Zack no es una de esas parejas. Ni siquiera amenazándolo con un arma sería capaz de hacer ese tipo de cosas.

Nos conocimos en una fiesta.

Y la mayoría de los lugares a donde salíamos cuando estábamos juntos era a bares o más fiestas.

—No puedo. Le prometí a papá que lo ayudaría con una cosa.

—Oh, está bien —responde en un hilo de voz.

Quiero reír. Quiero reír porque es mentira y su novia no se da cuenta. Para no quedar tan mal, disimulo mi risa al toser. Oigo a Adde gruñir.

—Ya estamos aquí —anuncia Zack deteniendo el auto frente a una casa. Es el típico hogar americano. Un lindo patio delantero con el césped bien cuidado y algunos arbustos. Incluso hay flores que me dan a saber que alguien les dedica mucho tiempo. El porche tiene tres escalones y algunos lugares para sentarse.

Adentro, la casa tiene todas sus luces encendidas. Claramente, los padres de Jayden no están.

—Gracias —me aseguro de que me oigan antes de bajarme del auto.

Tomo una profunda respiración una vez que estoy afuera. El aire sigue oliendo a verano. Es la combinación de cosas pequeñas. El césped mojado y recién cortado, un poco de calor y flores.

A medida que me acerco, puedo escuchar mejor la música que retumba dentro. Subo las escaleras del porche y toco el timbre. En pocos segundos, la puerta se abre y Jayden aparece en ella.

The Same Heartbreaker (2) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora