21. Quinn.

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Capítulo editado.

21 |QUINN.

Retoco por última vez mis pestañas y me doy unos segundos para observarme en el espejo, inspeccionando el resultado final. Hace mucho tiempo que no me maquillo para una fiesta. Por poco olvidaba el desastre que hago cada vez. Las brochas y paletas de sombras están esparcidas por todos lados, saqué todos mis labiales porque no me decidía y tres diferentes marcas de tapa ojeras para arreglar el desastre que son las bolsas bajo mis ojos.

Respiro hondo, contenta con el resultado final. Me miro al espejo por un tiempo. A este punto, no sé si es vanidad o el querer ignorar todo lo que tengo que limpiar.

Mis dedos buscan el dije que cuelga de la fina cadena de oro. Últimamente hacer esto me trajo consuelo, me hace sentir bien sostenerlo y recordar a papá. Al menos sigo siendo su superestrella, sin importar qué cosas el resto piense de mí.

Tocan dos veces la puerta y por la gentileza con la que lo hacen, sé que es Lily. Me sonríe cuando le abro y voltea a mirar hacia atrás. Mackenzie esta parada en el pasillo, luciendo tímida y nerviosa.

—Gracias, Lily —le digo. Estoy esperando a Mack hace quince minutos y le dije a Lily que si una chica toca el timbre, la deje pasar y la traiga a mi habitación. Sin embargo, a juzgar por la incomodidad de la niña, debería haber ido yo.

Se va y tiro a Mack de la mano para traerla a la habitación.

—Eres... súper rica —es lo primero que dice en un tono de asombro.

Ahogo una risa.

—Yo no, mi padrastro —le aclaro.

Sus ojos curiosos recorren toda mi habitación. Admito que mi habitación nueva es bastante impresionante y parece sacada de Pinterest. Me costó hacerme la idea que de ahora en más, vivo aquí.

—Es lo mismo.

Quiero decirle que no es lo mismo, pero me lo guardo. Después de todo, la ropa, los bolsos y todos los regalos son míos.

Mack viste unos jeans oscuros con una blusa blanca con pequeños brillos. Termina con unas zapatillas blancas. Su cabello está lacio hasta sus hombros y no lleva una pizca de maquillaje.

—Sabes que estoy por llevarte a una fiesta, ¿verdad? —inquiero al entrecerrar mis ojos.

Ella mira hacia abajo para fijarse en sus jeans gastados y sus zapatillas. Noto sus pies moverse inquietos.

—¿Estoy mal? —muerde su labio.

Y con esa simple pregunta, me doy cuenta de que lo que le dije estuvo mal. No tengo que ponerla insegura de esa manera. Todas somos libres de hacer lo que queramos y vestir como nos parezca.

Niego con la cabeza.

—Estás perfecta, Mackenzie —le aseguro en un tono genuino—. ¿Quieres que te maquille?

—Sí —una sonrisa emocionada se traza sobre sus labios.

Hago que se siente en la silla del tocador y la giro para que me enfrente a mí. No soy buena maquillando a otras personas. Es buen momento para empezar a practicar, ¿no?

Pongo música de fondo con mi celular y comienzo a alzar cosas. Ninguna de las dos dice nada durante el proceso.

Me vuelvo a preguntar internamente lo que estuve preguntándome toda la tarde, ¿qué carajos estoy haciendo? No es que Mack me caiga mal. Todo lo contrario, es una niña divertida. Y es nueva en mi vida, todavía no me odia ni arruiné las cosas.

The Same Heartbreaker (2) ✔️Where stories live. Discover now