25. Quinn

51.7K 4.5K 3.8K
                                    

voten por la buena onda. _

.

QUINN

Abro mis ojos lentamente y parpadeo unas cuantas veces para terminar de despertarme. Los brazos de Liam me rodean y son pesados, por lo que estoy atrapada con mi espalda contra su pecho. Vuelvo a cerrar los ojos y respiro profundo. Mi piel quedó impregnada con la colonia que siempre lleva Liam. Su calor es reconfortante, podría quedarme así toda una vida.

Oigo una puerta abrirse y cerrarse en el pasillo. Me pongo alerta. Seguro es Mackenzie, en la habitación del frente. Seguramente está confundida y con una resaca del demonio mientras se pregunta dónde demonios está.

—Liam —susurro alarmada e intento quitar uno de sus brazos de mi. Lo echo hacia atrás y lo oigo quejarse en un gruñido—. Tengo que irme.

—¿Así huyes? ¿Me desvirgas y luego te vas como una rata escurridiza? —bromea en mi oído.

Ruedo mis ojos con diversión. Ya quisiera haber desvirgado a Liam Hamilton. Me suelta y estoy por escaparme de sus brazos cuando rápidamente me coloca debajo de su cuerpo con un simple tirón en mi cintura.

Sus brazos se flexionan al lado de mi cuerpo y esboza una sonrisa. ¿Por qué es tan guapo, joder? Nunca pone las cosas fáciles con esa sonrisita, esos pómulos tan marcados y ese cuerpo. Demonios.

—Enserio tengo que irme —murmuro escudriñando cada centímetro de su perfecto rostro con mis ojos.

—Es tu casa, ¿a dónde tienes que irte? —se burla.

Estoy por explicarle que probablemente Mackenzie este dando vueltas por mi casa ahora mismo pero él me gana cuando me besa.

—Joder, Liam. No estoy bromeando, debo ir a chequear a Mack —murmuro con la vista nublada cuando se le ocurre besar mi cuello. Sabe que puede conseguir que haga lo que sea si hace eso. Sus labios presionan sobre mi piel y se siente tan bien que estoy tentada a mandar a freír patatas a Mackenzie con tal de quedarme unos minutos más así.

Y lo estaba por hacer, hasta que alguien toca la puerta. Unos nudillos contra la madera son suficientes para que ponga mis manos sobre el pecho de Liam y lo eche hacia atrás. El castaño se sienta sobre la cama y bufa en rendición.

De reojo puedo ver el bulto en su ropa interior. Miro hacia otro lado mejor

—¿Sí? —pregunto en voz alta y carraspeo al darme cuenta de que mi voz sonó demasiado afectada.

—¿Quinn, estás ahí? —oigo la voz de Mackenzie ahogada gracias a la puerta que nos separa.

Liam gruñe y se echa en la cama. Sabe que no vamos a hacer nada más.

—¡Ahí voy! —exclamo.

Me levanto de la cama de un salto y comienzo a buscar mi ropa en el suelo. Me veo tentada en levantar la camiseta de Liam pero no creo que sea una decisión inteligente que Mack me vea así. Una vez que estoy decente, me aproximo a la puerta y la abro solo un poquito para que no vea a Liam echado en mi cama, en tan solo ropa interior. Cualquiera lo confunde con un modelo de Calvin Klein.

Mackenzie me sonríe a duras penas en el otro lado. Luce fatal pero nada tan malo para su primera borrachera.

—Hola Mack, ¿está todo bien? —pregunto con la voz un poco nerviosa.

La niña intenta echar un vistazo al interior de la habitación pero me pongo de puntitas para que no lo haga.

—Eh... Sí —responde—. No sabía donde estabas. Fui a tu habitación y me encontré a Nick. Dios, me llevé un gran susto.

The Same Heartbreaker (2) ✔️Where stories live. Discover now