34. Quinn.

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QUINN

Me despierto cuando la puerta de mi habitación se abre. Parpadeo unas cuantas veces antes de terminar de entender en qué mundo me encuentro. Identifico a Nate en el marco de la puerta, está parado allí mientras me mira.

—¿Se te perdió algo? —mascullo. Mi cuerpo siente como si fuesen las seis de la mañana.

—¿No recuerdas qué día es hoy? —me pregunta Nate y alza sus cejas como si estuviera culpándome de algo.

—¿Jueves? —interrogo demasiado confundida. Por lo menos Liam fue lo suficientemente astuto como para no despertar en mi cama hoy, ayer casi se queda dormido. Lo que nos iba a costar si lo hacía.

Mi hermano resopla y niega con la cabeza. Se adentra a mi habitación y me obliga a moverme del borde de la cama para sentarse.

—Es el cumpleaños de papá, tonta.

—No, imposible. Él cumple el treinta de diciembre y... Oh —murmuro cuando caigo en la cuenta de que ya es el último día del año.

El lapso que hay entre Navidad y Año Nuevo es raro. Pasa rápido y es como si siguiera con el espíritu navideño como para festejar la llegada de otro año más. En casa, antes de que todo se fuera al traste, estas fechas eran un lío. Nosotros siempre eramos los anfitriones de la cena de año nuevo ya que el cumpleaños de papá estaba justo al lado. La casa se llenaba de familiares y amigos, era sofocante.

¿Cómo me olvido del cumpleaños de mi propio padre?

—Sí —termina Nate—. Mira, quiero que te lo tomes con calma pero...—se calla antes de terminar y ladea su cabeza con nervios.

—Dime —presiono—. No soy una niña, Nathan. Puedo manejar noticias.

—Está bien, niña grande. La novia de papá está abajo —me dice con las cejas alzadas de una manera desafiante.

—¿¡Qué!? ¡No, no puede ser! —chillo y me escondo bajo el edredón. Oigo las sonoras carcajadas de Nate.

—Estamos por almorzar y papá me envío a despertarte. Ya están todos abajo —habla mientras se aleja de mi cama. Me quito las sabanas de encima y bufo en voz baja.

—¿Y Liam?

—Tranquila, enamorada. Nos está ayudando a preparar el almuerzo hace rato. ¿Puedes creer que Rick se lleve bien con él? Pf, imbécil.

Aparentemente, esta gente esta diciendo que no son las seis de la mañana, que en realidad ya es hora de almorzar. Nadie se preocupó en subir a fijarse si había caído en coma durante la noche. Después de todo, sigo siendo una niña en frente de mis hermanos y eso me hace sentir como si tuviera que ser cuidada. Creo que esta en mis derechos o algo así.

Nate está por irse de mi habitación y en mi cabeza sé que tengo que hablar con él. Vengo evadiendo esta conversación hace cuatro días, ya viene siendo momento de enfrentarme a mi hermano mayor.

—Nate —aclaro mi garganta antes de que cruce el marco de la puerta. Me siento sobre la cama y echo mi cabello hacia atrás, seguro se parece a un nido de pájaros. Se gira—. Tú... Ya lo sabes, ¿verdad? ¿Rick te ha contado?

Me mira unos instantes como si estuviera sorprendido. Ahora me hace sentir culpable, de seguro dio por sentado que yo no confío en él tanto como en Rick para contarle sobre mi... problema. No es eso. Sí confío en Nate, le confiaría con toda mi vida solo que decirlo me causa mucha vergüenza.

—Sí —responde tenso.

Aprieto mis labios en una fina linea y asiento.

Nate deja escapar un resoplido y se acerca hacia mi. Vuelve a sentarse en el borde de mi cama.

The Same Heartbreaker (2) ✔️Where stories live. Discover now