Capítulo 2

1.4K 107 45
                                    

14 de Mayo de 2021

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

14 de Mayo de 2021

     Zaid dejó atrás su casa. Las calles de su vecindario estaban desiertas, con el sol brillando al máximo en un cielo azul sin nubes. Calculó unos veintinueve grados centígrados, en realidad sabía que comparado a otros países, el clima en México era privilegiado, pero odiaba el calor. Para él, la mejor temperatura era la del invierno en la ciudad de Guadalajara, de apenas seis grados centígrados. Se sentía frustrado; tenía que practicar para la banda y para sus exámenes finales y su madre no lo apoyaba; a este paso seguramente fallaría en la escuela.

     Esa mañana, por ejemplo, apenas levantarse, había tomado las baquetas y se había sentado en el banquillo de la batería para practicar. Miró el reloj en su mesita de noche, eran las 09:18 AM. Decidió tocar y ver cuántos minutos se tardaba su madre en callarlo. Tan pronto como comenzó, el golpeteo rítmico lo hizo olvidarse de todo... Hasta que la escuchó gritando algo —no supo qué, pero seguro lo estaba silenciando—. Miró de nuevo el reloj digital: 09:26 AM. ¡Ocho minutos! La cólera se extendió en todo su cuerpo cuando la vio aparecer frente a su puerta, abriendo la puerta como si fuera su propia habitación. Volvió a murmurar: «ocho minutos», como si ella entendiera, pero el problema era que ella nunca entendía nada.

     No aguantó la tonta discusión con ella y decidió que marcharse era mejor. ¡Últimamente discutían tanto! De hecho, actualmente cualquier cosa era mejor que estar bajo el mismo techo con su madre... tenía tantas cosas que decirle que, por respeto, había decidido guardarse para sí. La verdad era que sentía rencor; creía que no había en el mundo ser más egoísta que ella.

     Iba a la casa de Francisco —¿a dónde más podría ir?—, decidido a pedirle permiso para llevar la batería a su estudio, mientras resolvía cómo ir a ensayar a otro sitio. Él era su mejor amigo desde que eran bebés. Sus familias eran muy cercanas y ellos habían crecido juntos. Los papás de Francisco estaban divorciados y, en cuanto cumplió los dieciocho años, el muchacho había decidido independizarse. Ahora vivía en un cómodo departamento en la Colonia Americana de Guadalajara y él sí tenía acolchadas las paredes para no molestar a sus vecinos. Ambos habían fundado una banda y ahí ensayaban sin falta todos los fines de semana.

     El departamento se encontraba a unos veinte minutos de la casa de Zaid tomando un autobús. Mientras esperaba el transporte público, sacó sus audífonos, los colocó en sus oídos, seleccionó la canción: Why can't we be Friends?, de Smash Mouth y comenzó a cantarla mentalmente. Sabía de memoria la mayoría de las canciones que tenía en su reproductor y sus manos instintivamente se movieron al ritmo de la batería como si fuera él quien estaba tocando la pieza en la vida real. Cuando hacía eso, normalmente la gente lo miraba como si fuera un lunático, pero aunque Zaid decía que no le importaba, en realidad le encantaba llamar la atención de los demás y que vieran lo talentoso que se había vuelto, aunque ni un alma supiera qué canción tenía él tras los audífonos.

RETROSPIRAL © (Terminada) ( #PGP2021 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora