Capítulo 33

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22 de Febrero de 1614

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22 de Febrero de 1614

Zaid abrió los ojos. El viento silbaba por entre las rendijas de las ventanas de su habitación, había bastante luz diurna, algo que no se veía muy a menudo en ese lugar. No supo calcular la hora. ¿Cuánto tiempo había dormido? Lentamente comenzó a recordar los acontecimientos de la noche anterior y corrió hasta el sitio donde había dejado su pantalón para comprobar que aún tenía dentro del bolsillo el cristal azul. Suspiró con tranquilidad al ver que ahí seguía.

Se puso un cambio de ropa limpia, metió el cristal al bolsillo de ese pantalón y se miró las manos. Tenía las uñas negras por el contacto con la tierra el día anterior, de modo que sumergió las manos en el agua helada que había en su palangana y, ayudándose del paño de lino que tenía a un lado, comenzó a lavarse la cara y las manos. Tenía una diminuta pastilla de jabón al lado, la usaba para asearse diariamente y gracias a ello era que no estaba del todo desesperado, pero ya extrañaba los baños en la regadera con agua caliente y jabón suficiente para limpiarse todo y no solo las manos, brazos, axilas y cara, como se veía obligado a hacer ahí. Sabía con certeza que lo primero que haría en su época, sería ducharse.

Cuando terminó, se secó bien y salió para buscar a Gracia.

Escuchaba muchas voces y en la casa había más movimiento del normal, el chico se preguntó la razón. Zaid siguió el bullicio y llegó al salón en donde, la noche anterior, Francisco y Sanja se habían ido delante de ellos. Había un lacayo cuidando la puerta. Un sirviente que Zaid no había visto antes.

Cé go bhfuil tú?* —preguntó el guardia.

—¿Eh? hmmm... yo no... No hablo irlandés —respondió Zaid.

—¿Quién sois? —repitió el guardia con mal acento español.

—Mi nombre es Zaid, vengo a ver a la señora Gracia.

—Esperad aquí un momento —dijo el guardia y desapareció en el salón.

Se sentía impaciente. ¿Qué estaba ocurriendo?

La puerta al fin se abrió de nuevo.

—Adelante —dijo el guardia apartándose para dejarlo pasar.

Zaid avanzó hacia adentro un poco dudoso. Dentro estaba Gracia, sentada en el sofá frente al fuego. Tenía la mirada tensa y se encontraba más pálida de lo usual.

—Buenos días —se apresuró a saludarla, pero de inmediato guardó silencio.

¿Qué mirada era aquella? Se veía asustada y nerviosa. Gracia se frotaba ambas manos con ansiedad, luego, como calculando cada movimiento, se puso en pie.

—Primo Zaid —su tono era frío.

El muchacho frunció el ceño, ella no se comportaba así normalmente y mucho menos le llamaría primo. Ella le dirigió una reverencia y él se la regresó extrañado.

Zaid dio un par de pasos más hacia ella y así pudo captar movimiento con el rabillo del ojo. Giró la cara y se encontró con un hombre alto, delgado, con cabello y barba blanca, ojos claros y fumaba de una pipa. Estaba muy, muy pegado a la chimenea.

—Por favor —continuó ella con tono glacial—, permitidme presentaros a Sir William Payne, mi prometido.

Zaid tragó saliva. Se sintió nervioso, pero se recuperó rápidamente, inclinando la cabeza como había aprendido a hacer frente a los señores de gran renombre.

—Mi primo Zaid ha venido desde Méjico para traerme noticias de la familia —mintió Gracia.

—¡Vaya, vaya, querida! No sabía que teníais un pariente además de vuestro padre.

—No lo había mencionado porque no somos muy allegados, de hecho no nos conocíamos aún.

Zaid forzó una sonrisa ante Sir Payne.

—Es un placer Sir William, la prima Gracia me ha contado mucho sobre usted.

—Espero que hayan sido cosas buenas —sonrió de lado.

A Zaid le entraron muchas ganas de gritar, de llorar, de desaparecer con ella ahí mismo frente a él. Pero estaba seguro de que no era así como debían irse. Tenían que esperar a estar a solas.

—Sí, Sir William, sólo cosas buenas —dijo fingiendo una sonrisa—. Debo retirarme un momento a mi habitación para preparar mi equipaje. Con permiso.

Sir Payne asintió entrecerrando los ojos y dando una calada a su pipa, Zaid hizo una reverencia y salió de la habitación.

—Mandaré preparar una exquisita cena en honor a vuestro pariente y en honor a mi regreso —le informó Sir William.

—No es necesario. En cuanto supe que habíais vuelto no dudé en ordenarlo yo.

William se acercó a Gracia y se sentó a un lado de ella.

Él percibió su incomodidad, pero no dijo nada, no era la primera vez que ella demostraba fastidio cuando él se acercaba, aunque a decir verdad, sabía que era cuestión de tiempo. Algún día muy cercano ella sería su esposa y dejaría de apartarse. Las mujeres tenían el deber de complacer a sus maridos en todo. Sólo debía esperar pacientemente.

—Gracia, querida, he estado pensando mucho en vos.

Se removió incómoda en su asiento y guardó silencio mirando el suelo.

—No puedo esperar más a que seáis mi mujer.

Ella sonrió con pesar; él, una vez más, se sintió rechazado.

      —Me estoy cansando de vuestro rechazo —gruñó Sir William levantándose de su asiento.

      Ella abrió los ojos como platos.

      —Yo no...

      —¡Basta, Gracia!, ¡basta! —La interrumpió gritando. Tenía el cuerpo inclinado hacia abajo, para encontrarla con su mirada— No hacéis otra cosa que humillarme con vuestro desprecio —se enderezó—. ¡Yo os salvé la vida! ¡¿Acaso es mucho pedir que me correspondáis?!

      Ella agachó la cabeza y negó con suavidad.

      —Lo lamento —se disculpó ella con sumisión.

      Lo que menos quería era que él se enfureciera con ella.

      En la habitación reinaba el silencio, salvo el suave susurro del viento en las rendijas de las ventanas y el crepitar del fuego.

      Ella se puso de pie para aproximarse a él. Era la primera vez que existía un acercamiento por parte de Gracia y ambos eran conscientes de ello.

      La chica se relamió los labios con nerviosismo y llevó una mano hasta la de su prometido.

      Él la miró extrañado, pero no pudo evitar sonreír. Así era como el gustaban las mujeres: dóciles.

      —Lo lamento —repitió Gracia, esta vez mirándolo a los ojos.


N/A: * Del irlandés: «¿Quién es usted?»

¡El final cada vez más cerca! Muchas gracias por estar aquí, los quiero mucho :*

-RosalinaG

RETROSPIRAL © (Terminada) ( #PGP2021 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora