Capítulo 6

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Sentía demasiada hambre, el estómago le gruñía audiblemente

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Sentía demasiada hambre, el estómago le gruñía audiblemente. Lentamente, Zaid abrió los ojos y se encontró bajo un cielo nublado. El clima era frío y unas aves volaron ágilmente por encima de él, sin ser conscientes de nada que no fuera la sensación de tener el viento contra el cuerpo. El chico estaba tumbado boca arriba, sobre una hierba húmeda y esponjosa, que le mojó el trasero y las piernas. Le dolía la cabeza y la espalda y se dio cuenta de que estaba recostado sobre su mochila, que contenía algunas de sus pertenencias y éstas se le estaban clavando en las costillas y en la parte lumbar; además, tenía entumida una pierna por la mala postura.

    Poco a poco, se sentó, no sin dolor en las vértebras del cuello y sintió que la cabeza le daba vueltas. Al enderezarse, algo le picó en la nalga derecha. Zaid se hizo a un lado con cierta dificultad para quitarse lo que lo molestaba y se dio cuenta de que era una piedra que parecía un cristal azul, opaco en algunas partes y brillante en otras. Lo tomó entre sus manos y lo observó bien. Era como si fuera hielo, pero no estaba congelado, sino un poco caliente —quizás por haber permanecido recostado en él quién sabe cuánto tiempo—, era muy bonito y, mirarlo, de alguna forma le producía una extraña conexión con... algo. Se quitó la mochila de los hombros y metió dentro el cristal. Lentamente, los recuerdos de la noche anterior comenzaron a llegar en fragmentos, hasta que al fin reflexionó que ya no estaba adentro de la luz azul. No tenía ni la más remota idea de cuánto tiempo había pasado envuelto en ella —le habían parecido horas, sin embargo bien pudieron haber sido sólo un par de angustiosos minutos— ni cuánto tiempo hacía que permanecía recostado sobre la hierba húmeda.  

Intentó ponerse en pie y se sintió mareado. Miró a su alrededor y le sorprendió ver que se encontraba en un espacio boscoso, muy amplio, con una cantidad inmensa de hierba, árboles y flores silvestres de diversos colores. Este sitio era muy distinto de la casa abandonada en la que había estado por última vez, aquí todo era extremadamente verde y había plantas trepadoras por todas partes.

Recordó que su celular podía decirle dónde estaba gracias al GPS, así que lo buscó en su mochila. Cuando lo cogió y oprimió el botón para encender la pantalla, miró los detalles. Era sábado, 14 de mayo de 2021, las 02:03 AM. No tenía servicio de GPS ni cobertura de señal, no tenía internet y, encima, la hora se había desajustado. Comenzó a sentir verdadera preocupación: ¿cómo iba a saber dónde estaba? ¿Cómo avisaría a sus padres que estaba bien? Seguro que estaban preocupados luego de no haber llegado a casa en todo el día. «¡Oh, por Dios! ¡Y Francisco! Debe estar asustadísimo, con lo miedoso que es», pensó Zaid.

No conocía el lugar donde había despertado, quizás si avanzaba un poco más, se orientaría mejor. Caminó para ver si encontraba a alguien que fuera capaz de ayudarle a ubicarse y así volver a casa. Pensaba mucho en lo ocurrido, pero lo cierto es que no existía una respuesta lo bastante lógica como para tranquilizarse.

Le sorprendió muchísimo ver pájaros posados sobre las ramas de aquellos árboles, cuyas especies no lograba identificar. Tenían el pecho de colores brillantes y trinaban de maneras que Zaid jamás había escuchado antes. En otros momentos, él hubiera disfrutado lo que veía, pero lo único que le interesaba en ese momento era dejar de sentirse perdido. Probó a mirar de nuevo en su celular y, para su decepción, continuaba sin servicio. Mientras maldecía a las compañías telefónicas, terminó de subir una colina y casi cae hacia atrás por la impresión.

RETROSPIRAL © (Terminada) ( #PGP2021 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora