Capítulo 12

483 69 14
                                    

           

           

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

     13 de Febrero, 1614

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

13 de Febrero, 1614

Si Zaid no se equivocaba, ya había pasado casi un día completo desde que lo habían arrojado a ese agujero. Ese día, había caído de pie y de inmediato lanzó un aullido de dolor. Temía haberse roto algo, pues era incapaz de apoyar su propio peso sobre el pie izquierdo sin sentir que se lo desgarraban en pedazos.

Usando sólo el pie derecho, se había arrastrado para conocer el lugar, no había escalera para mirar por la rejilla ni luz que le ayudara a saber por qué olía tan mal ahí dentro. Era una habitación pequeña, muy húmeda, se escuchaba un goteo por ahí y hacía demasiado frío. Zaid estornudó varias veces y supo que eso no era buena señal. Por fortuna encontró un rincón que estaba menos húmedo que el resto del calabozo, se recargó sobre el muro y silenciosamente comenzó a sollozar desconsoladamente.

Zaid siempre se había encargado de que las personas que lo rodeaban lo vieran como a alguien fuerte, alguien que está dispuesto a hacerle frente a la vida; si alguna situación lo ponía sentimental, hacía un chiste o cambiaba de tema para no llorar. Odiaba demostrar sus sentimientos frente a los demás, quizás por eso evitaba enamorarse de las chicas y en lugar de eso no se permitía a sí mismo salir con ellas más que un fin de semana. Sin embargo, en el fondo, era muy sensible. Estaba siempre al pendiente de las necesidades de sus amigos y de su hermana y siempre era empático al sufrimiento de otros, haciendo tonterías para hacer reír a quien estuviera triste. Pero ese día, Zaid se sentía demasiado solo. Estaba en un sitio donde no conocía a nadie, donde mostrar el celular era un pecado, donde sus papás y amigos no sólo no estaban cerca, sino que ni siquiera habían nacido... sabía que estaba completamente perdido. Lo peor de todo era que había llegado ahí por casualidad, ni siquiera sabía cómo iba a volver o si algún día podría hacerlo.

A esas horas, seguro su mamá estaría tremendamente preocupada y ni siquiera había tenido la oportunidad de decirle adiós en buenos términos. Estaba furioso cuando abandonó su casa y, conociendo a su madre, ella se sentiría culpable por su marcha, cuando el único culpable era él y su estúpida curiosidad. Pensó en Francisco y la situación en la cabeza de Zaid empeoró. Su mejor amigo estaría vuelto loco y muerto de miedo y era su culpa. Y, para terminar de sentirse peor que una cucaracha, pensaba en Gracia y en la forma que la había hecho sufrir al mostrarle su teléfono móvil. ¿Acaso había alguien más tonto que él? ¿A quién se le ocurría mostrar un aparato electrónico en el año de la canica? Era obvio que eso ocurriría y no lo vio venir. Y por si fuera poco, ahora su pie estaba en malas condiciones, el estómago le ardía por la falta de comida en muchísimas horas y tenía los labios secos de sed.

RETROSPIRAL © (Terminada) ( #PGP2021 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora