Capítulo 7

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17 de Mayo de 2021

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17 de Mayo de 2021

   En su corazón, existía un ruido de culpa. Dalia se arrepentía de no haber sido más paciente con su hijo; ahora su niño estaba quién sabe dónde y en su mente se repetía constantemente «ojalá que esté bien».

No había llegado a dormir en tres días, cosa que jamás pasaba sin que su hijo le avisara en dónde iba a estar —si no era en casa, dormía en el departamento de Francisco—. Le había estado llamando al celular decenas de veces y cada vez, la operadora la mandaba al buzón de voz. Dalia no había podido dormir bien por la ansiedad de no saber nada sobre su hijo y el estómago se le hacía un nudo por la preocupación.

   Permanecía sentada a la mesa de la cocina, mirando fijamente el frutero que reposaba en el centro.

   —Mamá, ¿ya se terminó el pan? —Preguntó Patricia, su hija mayor, que se preparaba el desayuno. Dalia supo que le hablaba pero no le había puesto atención por estar pensando en Zaid.

   —¿Qué dijiste? —Preguntó distraída.

   —Mamá... ¿estás bien? Estás como ausente.

   Dalia miró a su hija. Llevaba el cabello castaño un poco enredado, aún traía su pijama puesta y mordisqueaba una manzana. Siempre habían sido buenas para comunicarse, las dos tenían una conexión que lamentaba no tener con su hijo.

   —Es sobre Zaid, ¿verdad? —Adivinó Patricia.

   —Sí. Hace tres días tu hermano se molestó conmigo por no dejarlo practicar en la batería y se fue quién sabe a dónde. Le he marcado a su celular muchas veces y en ninguna contesta... No sé si está bien y me siento culpable de que haya huido, hija.

   Pato, como cariñosamente la llamaban todos, se sentó junto a su madre.

   —Mamá, Zaid siempre ha sido un loco rebelde. Eso es lo que todos amamos de él. No lo puedes forzar a estar en donde no quiere estar... Déjalo, va a volver. A pesar de todo, Zaid es muy unido a nosotros, nos extrañará y ya vendrá.

   Dalia vio certeza en los castaños ojos de Patricia y asintió.

   —Sólo quiero saber que está bien.

   —Mamá no te preocupes, más al rato le voy a llamar para saber dónde está, a ver si me quiere decir —Se acercó más para darle un tierno abrazo y luego le besó la coronilla.

—¿Podrías hablarle ahorita? —Pato rodó los ojos— ¡Ay mamá te preocupas por todo!

—Por favor —insistió.

Okay, okay —sacó su celular y digitó de memoria el número de Zaid.

Todo mundo se sabía su número porque era el mismo desde que él estaba en secundaria y nunca lo había cambiado. Del otro lado de la línea, Pato fue enviada al buzón de voz.

Dalia miró expectante a su hija, quien frunció el ceño y abandonó su manzana encima de una servilleta de papel.

—Espérame, quiero checar algo —dijo mientras se dirigía a las escaleras, Dalia la vio subir los escalones de dos en dos.

Sin darse cuenta, comenzó a restregarse las manos con ansiedad. Luego escuchó que Patricia bajaba de nuevo agitando un cable con las manos.

—Olvidó su cargador —puso los ojos en blanco mientras tomaba asiento de nuevo junto a su madre—, seguramente se le descargó el celular. Le voy a hablar a Francisco, seguramente él sabe dónde está Zaid.

Tomó su celular y buscó el número de Francisco en la pantalla táctil del teléfono. Oprimió en donde estaba su nombre y llevó el auricular a su oreja, pero Pato, una vez más, fue enviada al buzón de voz.

—Ash... tampoco responde, má. Al rato lo intento de nuevo, ¿si?

Dalia sintió un poco más de tranquilidad, sólo un poco. Sabía que su hija haría lo posible para llevarle noticias de Zaid en cuanto las tuviera.

   —Gracias, chiquita, te amo —y la besó en la mejilla.

   —Yo también te amo, mami.

🌀🌀🌀🌀🌀

Ya eran las 5:37 de la tarde y Pato creyó que tenía que volver a intentar localizar a su hermano. Le hizo una llamada de nuevo a su celular y de nueva cuenta fue enviada al buzón de voz. Intentó de nuevo llamarle a Francisco y ahora sí entró la llamada. Ella se removió inquieta sobre su asiento.

«¿Hola?», dijo el chico desde el otro lado de la línea.

—Oh... ¡Hola, Francisco! ¿Cómo estás? —Preguntó Patricia más animada de lo que realmente se sentía.

«Bien... ¿Y tú?» ¿Era su imaginación, o Francisco estaba un poco nervioso?

—Bien, también... Fíjate que estaba tratando de encontrar a mi hermano y me manda al buzón de voz. ¿De casualidad está ahí contigo? —el muchacho hizo una gran pausa.

«No, Pato. Él no está aquí», Patricia se estremeció. Si su hermano no estaba con su mejor amigo, de quien era inseparable, ¿en dónde estaba entonces?


N/A: ¡Hola!

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🌀Quiero dedicar este capítulo a una lectora muy querida, que siempre es la primera en leer Retrospiral en cuanto lanzo un capítulo nuevo: AnaGmezFarias millones de gracias por tus comentarios y por tus votos, siempre me haces saber que sigues aquí y eso lo aprecio demasiado.

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¡Hasta el próximo martes!

—RosalinaG.⭐️♥️

RETROSPIRAL © (Terminada) ( #PGP2021 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora