Capítulo 17

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16 de Febrero de 1614

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16 de Febrero de 1614

Gracia yacía inconsolable sobre su cama. Siempre había sido lo suficientemente fuerte como para aguantarse las ganas de llorar, pero en esa ocasión no le importaba que la viera su amiga. Tenía en el pecho tal opresión, que sentía que le faltaba el aire, sollozaba una y otra vez.

¿Por qué se había ido? Justo cuando ella se sentía feliz de contar con alguien que la hacía ser ella misma, que no la trataba como tonta por ser mujer ni intentaba cambiarla o suprimirla. Oh, el desconsuelo era infinito.

—Señora, quizás el señor Zaid se ha extraviado, no perdáis la calma... —susurró la doncella, pero no hubo nada que la animara.

Alguien llamó a la puerta.

—Dile a quien quiera que sea, que estoy indispuesta —ordenó Gracia.

Ocultó la cara entre las almohadas.

—Ehem... —carraspeó Ana— señora...

—No, Ana, ahora no.

—Por favor —dijo una voz masculina que ella ya reconocía.

La muchacha se giró. ¡No era su imaginación, era él!

En un impulso, Gracia se levantó de la cama y corrió a abrazarle. Estaba demasiado feliz que no se hubiese ido a casa.

Al principio Zaid se sorprendió de semejante reacción, pero luego le respondió el abrazo.

Ella pareció percatarse de lo que estaba haciendo, porque lo soltó con lentitud, sintiéndose incómoda.

—¿Qué ha ocurrido? —preguntó ella.

Ahora no sabía bien qué pensar, puesto que si él estaba ahí y siempre lo había estado, significaba que había perdido la cita a propósito. En su interior, deseaba que hubiese una verdadera explicación para su falta de compromiso al no cumplir con su palabra.

Zaid frunció las cejas.

—De hecho, es lo que yo venía a preguntarte. ¿Por qué me dejaste plantado?

¡Pero eso era absurdo! Gracia esperó en el establo mucho rato y jamás llegó.

—Nosotras estuvimos ahí —terció Ana—, pero no hicisteis acto de presencia.

—No, no, no... Debe haber un error, yo fui al lindero del bosque, tal y como me dijiste...

—¡¿A dónde has dicho?! —Preguntó Gracia extrañada, su voz era incrédula— Yo escribí en esa nota que nos encontraríamos en los establos.

—Pero luego mandaste otra y me escribiste que nos veíamos en el lindero del bosque —Zaid lucía confundido.

—Un momento, señores míos —dijo Ana.

RETROSPIRAL © (Terminada) ( #PGP2021 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora