Capítulo 11

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     02 de Agosto, 1612

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02 de Agosto, 1612

Gracia había ido sola al lago a bañarse. Era muy pudorosa, siempre se cuidaba de ir a las horas en que no había nadie husmeando por allí. Apenas se había metido al agua, percibió movimiento por el rabillo del ojo. Su corazón comenzó a latir con fuerza, se sintió muy asustada. Miró en aquella dirección y encontró a un hombre de cabellos largos y sucios que tenía un sombrero y muy mala cara. Gracia supo que estaba ebrio y se le aceleró aún más el corazón por el miedo. No sabía qué hacer, si salía para ponerse la ropa, el hombre la vería desnuda; si se quedaba dentro del lago, era un objetivo fácil.

El hombre la miró y le dijo palabras denigrantes. Ella sintió que la cara le ardía de rabia e impotencia. No le contestó, rezando a Dios para que alejara al hombre de ahí. Sin embargo, éste comenzó a avanzar hacia la muchacha y se metió en el lago, detrás de ella. Gracia nadó con agilidad en dirección opuesta, mientras el hombre seguía persiguiéndola y farfullando cosas que Gracia se rehusaba a comprender. Ya sin importarle otra cosa más que salvar su pellejo, salió del agua y tomó su ropa, protegiéndose el cuerpo de aquél extraño. Como pudo, se puso el camisón y comenzó a correr lejos del lago; el cuerpo se le notaba a través del camisón por el agua que éste había absorbido, así que, aún corriendo, intentó pasarse por la cabeza el resto de la ropa. Cuando terminó de ponerse el vestido, se dio cuenta de que un grupo de hombres estaban mirándola también. Andaban vestidos como el hombre del lago y la miraron de la misma forma sucia. Gracia intentó regresar, pero el hombre empapado ya venía corriendo tras ella.

Estaba atrapada. Con el agua escurriéndole por el rostro y el corazón aceleradísimo por el miedo que la corroía, hizo lo único que no quería hacer: gritar pidiendo auxilio.

Los hombres se mofaron de ella. Vio con impotencia cómo se acercaban lentamente, como depredadores sobre su presa, disfrutando el temor de la chica. Debían de ser unos diez o doce hombres, hablaban de todo lo que iban a hacerle y quién debería comenzar. Miró a todas partes, con la esperanza de encontrar un hueco mediante el cual pudiera escabullirse. De pronto, vio que tenía una oportunidad cuando un par de hombres se distanciaron entre sí... Era un espacio mínimo, pero era algo. Se preparó mentalmente y comenzó a correr para escapar de ellos. Fue un elemento sorpresa, pero uno de ellos fue más rápido y la encerró en un sucio y maloliente abrazo. «¿A dónde vas, bonita?», le dijo éste al oído. Ella gritaba y se retorcía entre sus brazos, pero comprobó que al más resistirse, más la apretaba. Se empezó a quedar sin aliento y dejó de forcejear. Una voz desagradable surgió detrás de ella y luego lo tuvo en frente: era el hombre del lago y estaba avanzando hacia ella, se inclinó y la intentó besar en la boca. Ella giró el rostro y la barba del señor le terminó rasguñando la mejilla, sintió náuseas al percibir su olor a licor y sudor. Ella volvió a gritar pidiendo auxilio, pero sólo se escuchó un eco devolviéndole sus palabras.

RETROSPIRAL © (Terminada) ( #PGP2021 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora