Capítulo 4

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Francisco no podía creerlo

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Francisco no podía creerlo. Zaid había tocado esa cosa, hubo una luz muy potente y así, sin más, se había ido hacia adelante, no como si se hubiera arrojado, sino como si algo lo hubiera succionado desde el otro lado; se había ido con una velocidad impresionante, como si esa cosa hubiese sido una aspiradora gigante.

—¡Zaid! —Había gritado con fuerza su nombre, pero el eco le devolvió el sonido.

Se llevó ambas manos a la boca y luego tiró de su cabello hacia atrás y sin importarle el miedo que había tenido al principio, trepó la verja como había hecho su amigo y llegó hasta la puerta de la casa. Pero además de un extraño frío gélido impropio de la estación, no había ni rastro de él. «Esto no está pasando... no está pasando, no está pasando», pensaba con insistencia Francisco.

—¡Zaid! —Gritó de nuevo con todas sus fuerzas, pero nadie respondió. Su corazón latía desbocado contra su pecho.

¿Qué diablos era eso? ¿Cómo traer de vuelta a su amigo, si él mismo desconocía qué carajos era esa luz azul? ¿Era algo paranormal... algún fantasma o... un demonio? Pensar en eso, le erizó los vellos del cuerpo. ¿Qué haría ahora? Para comenzar, no estaba seguro de si alguien iba a creerle lo que había pasado. La primera persona que vino a su mente para pedir ayuda fue Sanja. No, primero intentaría llamarle a su mejor amigo a su celular y ver qué pasaba. Quizás fuese capaz de responderle en dondequiera que estuviese.

Con manos temblorosas, se llevó la mano derecha a la bolsa delantera de su pantalón y sacó el celular. Lo desbloqueó y marcó de memoria el número de Zaid.

«El número que usted marcó está fuera del área de servicio, favor de intentar más tarde», dijo la voz de la operadora automática. Volvió a intentarlo, escuchando el agitado pulso en los oídos.

«El número que usted marcó...» Francisco colgó y volvió a intentarlo con la misma respuesta.

—¡Carajo! —dijo entre dientes—. Si tan sólo me hubiera escuchado, ¡Zaid idiota! —Comenzó a sollozar— ¿Qué carajos voy a hacer ahora?

Al muchacho le temblaba el labio inferior. Luchaba con todas sus fuerzas para mantenerse con algo de calma, pero era muy difícil controlar sus emociones en ese momento. Cuando sus padres peleaban mientras él era un niño, en lugar de llorar, se hacía un ovillo en la cama y se chupaba el dedo pulgar hasta que se quedaba dormido. Su inconsciente deseaba hacer eso; era Zaid el valiente, era su amigo quien afrontaba todas las cosas por él. Pero ahora necesitaba reunir todo el valor del que fuera capaz y resolver esto como fuera para hacerlo volver... o aparecer.

Sabía que era poco probable que su novia le creyese, pero aun así decidió intentarlo.

En la lista de contactos, fue al nombre de Sanja y dudó un poco, pero al final presionó la pantalla sobre su nombre. Al tercer tono respondió.

RETROSPIRAL © (Terminada) ( #PGP2021 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora