Capítulo 32

297 46 15
                                    

21 de Febrero de 1614

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

21 de Febrero de 1614

Luego de despedirse de su padre, Gracia y Zaid habían emprendido el camino de vuelta a casa de Sir Payne. Estaban agotados, con algo de sueño y frío por la lluvia que les caía encima, pero la alegría de acercase poco a poco a la meta de estar juntos era tanta, que las inclemencias del clima y el cansancio no podrían sofocarla.

Estaban a mitad de camino, justo donde antes por la mañana se habían detenido a descansar. Se resguardaron bajo las ramas de un frondoso árbol, en la espera de que disminuyera un poco la lluvia.

Zaid le ofreció a Gracia sus brazos y ella completamente ansiosa por estar en ellos se instaló en un cálido abrazo que a él lo dejó sin habla. Se le vino una vieja canción a la mente que lo hizo comenzar a tararear. Gracia lo miró con sorpresa y él se detuvo por la vergüenza, a pesar de que cantaba bien, no le gustaba hacerlo delante de alguien más.

—¡Oh, te ruego, no te detengas! —le pidió ella recostando nuevamente la cabeza en su pecho.

Él cerró sus ojos, se olvidó de su vergüenza y comenzó a cantarle con todo el corazón.

«What would I do without your smart mouth,
      drawing me in and you kicking me out.
      Got my head spinning, no kidding,
      I can't pin you down.
      What's going on in that beautiful mind,
      I'm on your magical mystery ride.
     

And I'm so dizzy,
      don't know what hit me,
      but I'll be all right.

      My head's under water, but I'm breathing fine,
      you're crazy and I'm out of my mind.
     
      'Cause all of me loves all of you,
      love your curves and all your edges,
      all your perfect imperfections
      Give your all to me, I'll give my all to you
      You're my end and my beginning,
      even when I lose I'm winning.
      'Cause I give you all of me,
      and you give me all of you.»*

Cuando Zaid se detuvo, Gracia estaba llorando. Ella no entendía bien el inglés, pero él había cantado con tanto sentimiento, que esa canción de inmediato se convirtió en su preferida. Podría haberse quedado escuchándolo cantar para siempre.

—¿Por qué lloras? —le preguntó él en voz baja.

—Ah... —suspiró Gracia— Estar aquí, entre tus brazos... es el mismísimo paraíso, mi tierno amor. Jamás había sido tan dichosa en toda mi vida.

—Lo dices como si yo fuera una gran persona y no es así —repuso él besando su coronilla—. Pero debo admitir que por ti me esfuerzo, porque quiero que me sigas queriendo.

Ella lo apretó aún más fuerte, tenía la sensación de que quería atravesarlo y vivir dentro de él para siempre. Él, que no tenía ni idea de los pensamientos de Gracia, deseaba saber qué tantas cosas pasaban por su mente.

RETROSPIRAL © (Terminada) ( #PGP2021 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora