Capítulo 26

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19 de Febrero de 1614

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19 de Febrero de 1614

—Entra, yo vigilo —dijo Ana a Zaid.

Se encontraban afuera de los aposentos de Connor, el chico registraría todo sin desordenar nada para evitar sospechas, mientras Ana se quedaba afuera vigilando que no descubrieran a su amigo.

Zaid entró con cuidado y cerró la puerta. Era una habitación muy pequeña, Contenía una cama muy sencilla, que consistía en un montón de mantas contra el suelo. El chico sintió pena por él, puesto que debía tener mucho frío ahí, la roca de la construcción se mantenía helada siempre.

A la derecha tenía una pequeña mesa, Zaid notó que estaba apolillada. Tenía unas pocas cosas encima, un par de papeles en blanco, un tintero, y una vela gastada sobre un candelabro.

Había un baúl con objetos personales, no tenía candado, así que pudo fácilmente ver el contenido. Consistía en ropajes y una frazada tejida, pero no estaba dentro el cristal azul.

Buscó entre las mantas de la cama, pero no había nada tampoco. Definitivamente no estaba en esa habitación. Comenzó a darse cuenta de que Connor lo tenía todo calculado. Seguro lo había escondido en otra parte, pero si no estaba ahí, entonces ¿dónde estaba el cristal?

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27 de Junio de 1636

Zaid, de cuarenta y cuatro años, había aterrizado sobre el cadalso. Se sentía mareado, pero al ver dónde se encontraba, se puso en pie de inmediato y permaneció parado a un lado de donde estaba la cuerda que dos días antes estuvo a punto de matarlo. Vio el cristal azul a sus pies y se agachó para recogerlo, lo guardó en la bolsa de sus pantalones de mezclilla, que había robado al Zaid de veintidós años de su guardarropa.

Ya había caído el sol, había luces de antorchas por todas partes. Calculó que quizás habían pasado unas dos o tres horas desde que había desaparecido de la horca.

Una mujer de mediana edad al verlo, lo señaló con el dedo gritando palabras en irlandés para que los demás lo observaran. Hubo murmullos entre las pocas personas que estaban ahí, hasta que escuchó de nuevo esa palabra irlandesa que estaba destinada para quienes practicaban brujería.

Al verlo, la gente comenzó a lanzarle piedras, una de ellas le dio en la cabeza, Zaid exclamó una palabrota por el dolor. Se cubrió con los brazos el rostro, las otras rocas le pegaban en el resto del cuerpo. Dejó un espacio entre sus brazos para visualizar rápidamente el panorama.

Vio que frente a él, en la plaza, habían al menos unas ocho personas, mismas que lo agredían en ese momento, mientras que por su lado derecho, no muy lejos de donde él estaba situado, ya venían los guardias y los verdugos que en otro momento lo habían condenando a morir. Descartó rápidamente esa vía.

RETROSPIRAL © (Terminada) ( #PGP2021 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora