5. Drake se burla de Dylan (Y él lo escucha).

188K 12.7K 14.3K
                                    

Permanecí en la enfermería durante la siguiente hora, hasta que la enfermera estuvo segura de que no me iba a desmayar, ni nada parecido.

Le dije, en broma, que si el golpe me había dañado la cabeza, probablemente muriera mientras dormía, y eso la hizo retenerme otra hora más.

A veces tenía que aprender cuándo era correcto cerrar la boca.

Para cuando por fin pude liberarme de su cautiverio, las clases ya habían acabado y yo estaba muerta de hambre. Si llegaba a desmayarme, iba a ser por culpa de esa enfermera.

Me sentí aliviada, porque finalmente iba a escapar de este día tan largo y volvería a casa, pero luego recordé que tenía algo pendiente por hacer.

Si quería inscribirme al equipo de fútbol femenimo de este instituto, este era el mejor momento. Los clubes entrenaban después de clases, por lo que, si tenía un poco de suerte, podría encontrarlos en el gimnasio o la cancha. Sabía que, mientras más días me demorara, más días me la pasaría siendo ignorada.

Así que fui primero al gimnasio, donde estaba entrenando el equipo de baloncesto. Me dijeron que el equipo de fútbol entrenaba los lunes y jueves en la cancha y aproveché mi suerte.

La cancha se encontraba al aire libre. Alcancé a ver desde lo lejos a las chicas corriendo para entrar en calor en ropa deportiva y no pude evitar sentir un poco de nostalgia. Si aún estuviera en mi antigua escuela, probablemente ahora también estaría entrenando con el resto de las chicas. No habría tenido un día de mierda como el de hoy y probablemente ni siquiera hubiera terminado con Dylan.

AAAAH.

¡Basta de pensar en ese hombre!

¡No vale la pena!

—¿Se te ofrece algo? —me preguntó la entrenadora de las chicas cuando llegué a la cancha.

La mujer era alta, de cuerpo atlético y llevaba ropa deportiva. Se veía de unos cuarenta o cincuenta años y no tenía la cara más amistosa del mundo que digamos. Estaba parada junto a los bancos que se usaban para los jugadores suplentes y observaba a las chicas correr, cruzada de brazos.

Todo lo contrario a nuestro entrenador, un hombre simpático y charlatán que nos dejaba tener hora libre en gimnasia si traíamos algo para comer.

Tomé aire.

—Hola, mi nombre es Sophie Parker. —Le tendí una mano, luego me di cuenta de lo ridículo que se veía y acabé escondiéndola en mi espalda—. Acabo de transferirme de otro instituto y me estaba preguntando si existía la posibilidad de que pudiera entrar al equipo de fútbol.

La mujer comenzó a negar antes de que siquiera pudiera terminar de hablar.

—Lo siento mucho, pero ya hemos comenzado la temporada. Es muy tarde para meter a gente nueva.

No podía ser. No podía quedarme afuera ¿Cómo iba a sobrevivir el resto del año?

—¡No soy nueva! —insistí—. Vengo de otro equipo de fútbol en mi escuela.

Algunas chicas que corrían cerca volvieron la cabeza hacia nosotras con curiosidad, pero continuaron trotando.

—¿Qué equipo? —preguntó la profesora con interés.

Le dije el nombre y el instituto, pero por la cara que puso, supe que no la había convencido para nada. Todo lo contrario, de hecho.

Yo sabía que no éramos el mejor equipo de todos, especialmente porque ninguna de nosotras tenía el espíritu competitivo. Formábamos parte del equipo como una manera de pasar el rato haciendo algo que nos gustaba. Pero tampoco éramos mediocres. Solíamos llegar muy lejos en las competencias de la temporada, así que consideré que su reacción había sido bastante grosera.

Cambio de corazónWhere stories live. Discover now