18. ¿Todos saben de nosotros?

151K 11.2K 8.9K
                                    

Una de mis manos aún seguía aferrándose a Drake.

Me llevé la otra a la frente para hacerme sombra, con el palo de la manzana acaramelada entre el pulgar y el índice. El sol ya estaba encima de nosotros, cálido y brillante.

—¿Qué es de lo que quieres hablar?

El pulgar de Drake se deslizó por el reverso de mi mano y dejó algunas caricias suaves antes de que hablara.

—No diré que me arrepiento, porque eso no es cierto. —Sonrió. Fue una de sus sonrisas canallas, de esas que deja escapar cuando está a punto de soltar uno de sus típicos comentarios—. No me arrepiento para nada. —Bajó la mirada un momento—. Pero sé que no fue el mejor momento para hacerlo.

Sacudí la cabeza.

—Al contrario. Yo creo que fue el momento indicado.

Eso le devolvió la sonrisa, pero no levantó la mirada, sino que la llevó a nuestras manos, aún juntas.

—No quiero que esto pase tan rápido. Mi idea siempre fue tomarlo con calma. —Levantó la cabeza—. Pero soy cabeza hueca e hice las cosas sin pensar.

—Soy consciente de que eres cabeza hueca y me gustas de esa manera, así que no te agobies.

Dejé mi mano en su pecho. La manzana quedó debajo de su barbilla.

—Ya no me des más cumplidos, Sophie. —Drake pasó su mano por mi cabello hasta llegar a mi nuca y la dejó ahí—. Sé que no lo parece, pero soy un caballero. Usualmente no beso a chicas que están en medio de una crisis. Suelo tomarme mi tiempo.

—¿A cuántas chicas en crisis has besado?

—Tú eres la primera. —Su sonrisa se deformó en una mueca nerviosa—. Y espero que seas la última.

Esa última oración me alivió más de lo que creí que podría. No quería irme por las nubes imaginando cosas que nunca dijo, pero al menos ahora sabía que Drake no tenía interés en irse con otras chicas en lo pronto, a diferencia de cierta persona que vi ayer; a quien no pienso mencionar, pero cuyo nombre comienza con D y termina con "ylan".

Odiaba tener expectativas tan bajas por culpa de él.

Intenté ignorar ese último pensamiento y concentrarme mejor en la persona que tenía enfrente.

—Así que yo tenía razón —dije—: Estabas cortejándome.

El rostro de Drake pasó de confusión a comprensión en cuanto recordó aquel comentario que hice hace unos días, cuando se apareció en la puerta de mi casa con la cena y yo le pregunté qué instancia del cortejo era esa. Rodó los ojos y apartó la mirada. Me di cuenta de que me encantaba ver a Drake avergonzado y mucho más cuando se debía a mí.

—No lo llames así —me pidió.

—Nos estamos cortejando —repetí, seria.

Él soltó mi nuca y se tapó la boca con la mano, sin atreverse a mirarme aún.

—Cállate.

—Te acercas a mí con intenciones de matrimonio.

Cerró los ojos.

—De verdad te odio.

Intentó soltar mi mano para escapar, pero presioné el agarre y tiré de él.

—Quédate, ya no te voy a molestar —le prometí—. Quieres que vayamos con calma. Está bien. —Me mordisqueé el labio y busqué su mirada, nerviosa. Por mi cabeza pasaron varios pensamientos ¿Esta era una excusa para evitar cualquier tipo de compromiso? ¿me estaba rechazando? ¿No está listo para el noviazgo?—. Es como tomarnos un tiempo para...

Cambio de corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora