9. Terminamos

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Dylan y yo continuamos en contacto desde la llamada en el centro comercial. Él me preguntaba cómo había estado mi día, qué cosas había hecho, y me compartía memes que había visto en internet o chismes de la clase. Un par de veces intentó llamarme por la noche, pero las tareas me dejaban demasiado cansada como para tener ánimo de hablar hasta tan tarde.

—Finalmente contestas —dijo un jueves por la noche, cuando pude terminar mi tarea antes de la cena—. Has estado muy ocupada estas semanas.

Cerré los libros que estaban sobre mi escritorio y comencé a apilarlos mientras con la otra mano sostenía el teléfono contra mi oreja.

—Sí, ya te lo he dicho. Esta escuela demanda mucho tiempo.

—¿Es eso? —preguntó— ¿Sólo la escuela?

Me acerqué a las ventanas y comencé a cerrarlas, una por una, ahora que la noche había caído y el viento comenzaba a enfriar la habitación.

—¿Qué otra cosa podría ser? —pregunté sin comprender.

Dylan sabía que yo aún no había conseguido entrar al equipo de fútbol y yo tampoco le había contado nada sobre ese club de historia al que Drake quería meterme. Él estaba al tanto de que no tenía ninguna otra obligación extra curricular.

—No lo sé —dijo—. ¿Has hecho amigos?

Me apoyé contra la pared y pensé en Galia, en Drake. Los dos seguían hablando conmigo, por lo que suponía que ahora eran mis amigos.

—Algo así, supongo —dije.

—Hmmm...¿Y qué significa «algo así»?

Suspiré.

—De repente estás muy preguntón, Dylan.

—¿Te estás viendo con alguien más?

La pregunta me tomó por sorpresa.

Me separé de la pared y miré la pantalla del teléfono antes de devolverlo a mi oreja. Por un momento pensé en Drake y en el hecho de que ahora él ya sabía quién era mi novio. Le advertí que no hiciera nada estúpido, pero él era la definición de la estupidez en persona.

Temí que hubiera hecho algo que no debía.

—Que si estoy... ¿Qué? ¿En sólo dos semanas? —pregunté, indignada—. ¿Cómo has llegado a esa conclusión?

Dylan guardó silencio un momento, como si no quisiera decirlo, pero finalmente tuvo qué.

—Bueno, es que el día que te marchaste tú no contestabas el teléfono —comenzó a la defensiva—. Y estaba preocupado, así que llamé a tu padre para saber si habías llegado a salvo, pero él me dijo que no estabas,que saliste con un amigo.

—Ja, un amigo —me burlé.

Drake en aquel entonces era un total desconocido para mí. Habría sido más acertado decir que era un vecino, pero algo me decía que papá había usado esa palabra de manera intencional.

—Y luego, cuando te llamé, estabas con un tipo.

Recordaba eso, en la cafetería.

—Ese fue un turista violento.

—Sophie, no soy estúpido —me interrumpió—. Tardas en contestar los mensajes, rechazas todas mis llamadas...

—¿No fuiste tú el que pidió un tiempo? —Cerré la mano en un puño. Él quiso terminar conmigo, no yo, y él vino con esta mierda del tiempo—. ¿Qué creías que sucedería? ¿Que me sentaría a esperar tus llamadas? Tengo cosas que hacer, una vida que atender. Debiste haberlo pensado mejor antes de...

Cambio de corazónWhere stories live. Discover now