7. La amiga de Drake

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Me gustaría poder decir que mi segundo día de clases fue mucho más tranquilo, pero no fue así.

Durante el primer periodo de los martes tenía educación física en el gimnasio. Desde el primer minuto pude sentir las miradas furtivas y oír los comentarios sueltos sobre mí y sobre Drake. Más en específico, sobre cómo él me cargó en brazos hasta la enfermería.

Algunas cosas reales reales, como que me di un portazo en la cara, y otras burdas exageraciones, como que antes de eso tuvimos una pelea de pareja, nos besamos y, luego del golpe, yo me desmayé.

Suponía que tendría que lidiar con eso por un rato, hasta que sucediera algo más interesante. Después de todo, imaginaba que no todos los días sucedían ese tipo de cosas en los pasillos. Especialmente en un colegio tan pequeño.

Cuando salí del vestuario cambiada con el pantalón corto y la playera del uniforme deportivo, encontré a la profesora esperándome junto a la puerta.

—¿Sophie Parker? —preguntó.

La mujer era unos diez centímetros más alta que yo, delgada pero de espalda y brazos anchos. Su cabello, castaño oscuro, estaba atado en una cola de caballo y llevaba tanto un pantalón como una chaqueta de color negro. En su mano sostenía una planilla que yo suponía que era el registro de estudiantes.

—Sí, soy yo —respondí, un poco sorprendida de que me estuviera recibiendo en la entrada del baño.

La mujer me examinó de pies a cabeza con la frente arrugada, de la misma manera que lo había hecho la entrenadora del equipo de fútbol femenino la tarde anterior.

—Me han dicho que tuviste un accidente ayer —dijo finalmente—. ¿Cómo estás? ¿Puedes jugar?

Yo estaba perfectamente bien. El dolor en el trasero había desaparecido luego de un par de horas y el sangrado de la nariz no había sido nada especial. No era la primera vez que me sangraba la nariz por recibir un golpe y probablemente tampoco fuera la última. Había recibido más pelotazos en la cara de los que me gustaría admitir.

Asentí con la cabeza.

—Estoy bien —le aseguré.

Ya estaba atrasada con las otras clases. Lo último que quería era tener que estar en la banca durante educación física.

—Perfecto. Entonces métete a jugar —señaló hacia la cancha, donde se colocó una red de vóley en el medio y ya habían varios estudiantes ubicándose en sus puestos—. Escuché que tenías un equipo en tu otra escuela. Te estaré mirando.

Sonreí, nerviosa.

—Era un equipo de fútbol, pero gracias.

Corrí hacia la cancha y aguardé en lo que terminaban de atar la red. Había una distancia de más de dos metros entre yo y el resto de los jugadores. Estaban charlando y bromeando, pero ninguno parecía tener intención de acercarse a mí.

—¡Pobrecito!

—¡Hay que cuidarlo!

Los gritos de unas chicas desde las gradas hicieron que todos miráramos en esa dirección.

Allí, sentadas en los primeros escalones, un grupo de estudiantes con el uniforme deportivo se había acomodado en una especie de semicírculo alrededor de una persona, en el centro. No pude ver de quién se trataba, porque varias se inclinaban sobre él para hablarle, pero entonces una de ellas movió la cabeza.

Drake estaba en el centro de todo ese escándalo, reclinado, con el uniforme sin cambiar. Una de sus piernas estaba completamente extendida, se apoyaba en los escalones de abajo, y estaba metida dentro de una bota médica.

Cambio de corazónWhere stories live. Discover now