32. Siempre quise una madrastra

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IMPORTANTE: Holaa. El día de hoy publicaré dos capítulos, así que luego de terminar este, pueden seguir leyendo al siguiente. En caso de que no les aparezca el siguiente cap, pueden reiniciar la app, esperar unos minutos o buscar el link en las stories de mi instagram.

Recuerden darle mucho amor a los dos capítulos.

¡Gracias!

-.-.-.-.-.-

Escuchar las palabras de Drake me hicieron sentir alivio durante un segundo, hasta que reparé en lo que podría significar y me inquieté.

Me crucé de brazos para protegerme del frío de la tarde.

—Por favor, no hagas nada estúpido —le pedí—. No vale la pena que te metas en problemas por él.

Su expresión se suavizó cuando levantó un brazo y pasó su mano por mi cabello.

—Te prometo que no haré nada estúpido. —Enroscó uno de mis mechones en su dedo y cuando tocó mi rostro con su otra mano, el cuero de sus guantes raspó contra mi mejilla—. Sólo dialogaré con él.

Si algo así hubiera sucedido un año atrás, cuando aún estaba de novia con Dylan, si no fuera Drake el que me estuviera diciendo esas palabras, sino mi ex, ahora yo estaría intentando tragar saliva, muerta de preocupación. Pero las cosas eran diferentes, y era Drake el que me hablaba.

Confiaba en él y aquella no era una confianza ciega, sino una con fundamentos.

—Está bien. Pero ten cuidado. Tal vez esté más molesto de lo habitual.

Él levantó una ceja.

—¿Quiero saber lo que harás?

—Será más divertido si lo descubres cuando suceda. —Intenté no sonreír—. Será mi despedida.

—Está bien. —Me atrajo hacia él para pasar sus brazos alrededor de mí—. No es que no confíe en ti, pero me alegra saber que también estaré allí en caso de cualquier problema. Ya sabes: si me necesitas, sólo llámame.

Le di una palmadita en el pecho.

—No te preocupes, no estaré sola. Podré esconderme detrás de Galia si algo pasa.

—¿Galia irá contigo?

Levanté la cabeza y me encontré con su rostro confundido. Eso me hizo confundir a mí también.

—Claro. Irá todo el equipo femenino ¿No es así?

—... ¿No? ¿Por qué iría...?

Estiré los brazos para separarme.

—El equipo femenino y el masculino viajan juntos —dije—. Para ver los partidos del otro. Así lo hemos hecho siempre.

Él asintió, de acuerdo.

—Sí, en tu instituto. Aquí no hacemos eso.

—¿Qué...?

—Compartimos autobús con las porristas y la orquesta. Para que el equipo femenino venga, tendríamos que usar dos autobuses. A veces lo hacemos, en los últimos partidos del año, pero no a mitad de temporada.

Abrí y cerré la boca, incapaz de emitir palabra. Tenía que estar bromeando. Yo había dado por sentado que viajaría con ellos y que Galia también estaría conmigo.

Ahora, si quería ir, ¿debería hacerlo sola, por mi cuenta?

—¿Estás bien?

Me pellizqué entre los ojos, justo donde comenzaba la nariz.

Cambio de corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora