31. Recen por Dylan

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La carta de Dylan decía un montón de cosas que habría preferido no leer. No porque el contenido fuera impactante o revelador en algún sentido, sino todo lo contrario.

En la carta Dylan decía que sentía que no habíamos podido tener una charla apropiada después de la fiesta y que se lamentaba por eso, porque creía que, si escuchara su versión de los hechos, lo comprendería mejor. Él no había querido ocultarme su relación con Cecilia, sólo estaba esperando a que nos viéramos en el partido para decírmelo en persona. Quería que fuéramos amigos y que volviéramos a confiar el uno en el otro, y esperaba con ansias poder verme en el partido, incluso aunque ya no fuéramos pareja.

—Es un psicópata —le dije al teléfono en medio de la llamada—. No hemos vuelto a hablar desde que lo bloqueé y él sigue intentando contactarme.

Comencé a caminar en círculos alrededor de mi cuarto, ansiosa. Intentaba mantener un tono bajo para que papá, quien estaba terminando de prepararse en su habitación, no me oyera. En cualquier momento tendríamos que salir a la escuela, pero necesitaba quejarme con alguien, así que robé el teléfono inalámbrico de la cocina y corrí escaleras arriba para hablar con la única persona que sabía que odiaba tanto a Dylan como yo.

—Probablemente esa sea la razón por la que te haya contactado —respondió Brenda desde el otro lado de la llamada—. Le dejaste en claro que estabas viendo a alguien más y él no concibe la idea de que lo superes.

—Yo no le dejé... —guardé silencio un momento e hice memoria. Recordé aquella vez que Drake respondió el teléfono por mí y por poco mandó a Dylan a comer mierda—. Bueno, puede ser que sí. ¡¿Y por qué una carta?! ¿Cree que es romántico?

Brenda comenzó a reír y yo dejé de deambular. Me pareció un momento extraño para soltar una carcajada.

—Yo sé por qué —dijo—. A Cece le da miedo que Dylan hable con otras chicas, así que le obligó a darle las contraseñas de sus redes.

—No puede ser. —Levanté la carta en mi mano, ya abierta. Estaba escrita a puño y letra y no tenía más de una carilla de extensión—. ¿Crees que Dylan se haya estado hablando con Cecilia antes incluso de haber terminado conmigo?

—No lo sé. Sólo los vi tener citas y esas cosas después de que te fueras.

Bajé los hombros, más aliviada. No es como si cambiara algo a esta altura, pero me gustaría creer que al menos había respetado nuestro noviazgo hasta que se acabó.

—¿Qué harás? —volvió a hablar luego de un momento de silencio entre ambas—. ¿Le responderás?

—Me gustaría hacerlo —admití—. Poder decirle todo lo que pienso de él, enumerar todos sus problemas y después mandarlo a la mierda, aunque tenga que hacerlo por correo electrónico. Pero estoy segura de que eso es lo que él quiere.

Me senté sobre la cama, derrotada. La idea de encarar este problema de manera pasiva e ignorar la carta no me gustaba para nada. Muy dentro de mí me moría de ganas por responderle, de decir algo hiriente que pudiera lastimarlo, de dejarle en claro que no me había creído nada de lo que me dijo. Pero eso no significaba que fuera lo correcto.

Aún quería devolverle de alguna manera todo el mal que me hizo pasar, pero Drake tenía razón. Jamás iba a superarlo si seguía pendiente de él y de cómo respondería a sus provocaciones. Incluso aunque él fuera el que me buscaba primero.

—Estoy tan frustrada. —Me tapé la cara con una mano—. Siento que me acorrala.

—Lo odio. De verdad lo odio. Ni siquiera soporto verlo cerca de mi hermana. —Chasqueó la lengua y las dos guardamos silencio un momento, hasta que su voz resurgió con más energía—. ¿Qué dirías si te dijera que hay una manera de responderle, dejarlo mal parado con sus amigos y al mismo tiempo hacer que no quiera saber nada más de ti?

Cambio de corazónWhere stories live. Discover now