Respira - Abbi Glines

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▪Él había visto como mis padres me presionaban y cómo yo intentaba aguantar.

▪Hacía tiempo que había desistido en intentar averiguar quién me quería por mi fama y dinero y quién no. Era inútil.

▪-Ignora su mirada. Eres un placer para la vista, no puedo culparle, pero si quieres mantener el puesto, intenta parecer invisible.

▪-Gracias. Nunca me habían dicho algo bueno sobre mi extraña personalidad

▪-Te cansarás rápido. Soy aburrida -admití en voz alta sin darme cuenta.
Deslizó un dedo bajo mi barbilla y levantó mi cara.
-Nada en ti es aburrido. Mirarte ya es entretenido

-Sadie, siempre he conseguido lo que he querido. Incluso antes de ser rico y famoso, tenía un don para conseguir lo que quería. Ahora tengo fama y fortuna suficiente para tener lo que quiera cuando quiera y, por primera vez en mi vida, quiero algo que no puedo tener.

-Eres todo lo que siempre he escrito en mis canciones y que nunca podré tener.

▪Era protagonista en mis sueños, tanto de día como de noche. El corazón se me aceleraba ante la posibilidad de verle.

▪Sentarme allí, comparando mi vida con una obra de Shakespeare demostraba lo bajo que había caído.

▪¿Cómo podía quedarme ahí sentado viendo que lo mirabas con esos ojos mientras quería que me miraras a mí?

▪Mi intención de mantenerme lejos se resquebrajó y me dirigí hacia ti sin detenerme.

-Parece un hombre que sabe lo que quiere y el problema es que quiere lo mismo que yo.

▪-Debería ser yo el que diera las gracias. No te merezco, pero tengo suerte de que no te des cuenta de ello.

▪Cuando termines de trabajar, ya no eres mi empleada. Eres mi... aire.
Fruncí el ceño.
-¿Tu aire?
Sonrió.
-Bueno, «novia» me parece demasiado superficial para describir lo que siento por ti. Estas últimas semanas me he sentido como si controlaras mi respiración. Cuando te veía con Marcus, mi pecho se cerraba en banda y me costaba horrores respirar, pero al verte sonreír o reír, podía coger aire de nuevo.

Eres la razón por la que puedo coger esta guitarra y hacerla sonar

-Yo no he dicho que no vaya a romperme el corazón. Me temo que es inevitable

Un día podía cambiarlo todo.

▪-Sadie, abrazarte no le supone una gran dificultad, te lo digo. ¿Y cómo sabes que no encontrarás esas cualidades en otra persona? Jax no es el único chico en la tierra que es amable, educado y dulce.
-Seguro que tienes razón. Pero ningún chico que haya conocido jamás hace que mi corazón se acelere y sienta un hormigueo en mi piel con solo verle entrar en la habitación. De alguna forma, él es el único que ha sido capaz de tocar mi alma.

▪-No quiero mendigar ni prometer cosas que no puedo dar. No hay mucho de mí que pueda ofrecer, pero lo que tengo es tuyo. Depende de ti, Sadie. Si me quieres, soy tuyo. Si no puedes hacerlo, entonces me iré y te dejaré en paz. Te lo prometo.

▪-Sé que no es fácil estar conmigo. Pero quiero que sepas que no le pertenezco a nadie, nadie me posee, excepto tú.
Tragué, la emoción se agolpaba en mi interior. Asentí, no estaba segura de poder hablar. Él puso un rizo tras mi oreja.
-Nunca he conocido a nadie que haya visto más allá de la estrella, alguien que viera mi yo real. Pero incluso si no hubieras encontrado el Jax que el mundo no conoce, sería tuyo. Cuando me sonreíste aquella primera vez, me perdí. He tenido suerte de poder tenerte.

▪-¿Crees que eres alguien con la que pasar el rato?
-¿Entonces que soy, Jax? -me oí susurrar-. ¿Cómo podría ser algo más que eso?
Me acercó a él.
-Has sido más que eso desde la primera noche que te llevé a casa. ¿Quieres saber qué eres? -Tomó mi mano y la posó en su corazón-. Eres la persona que lo posee.

▪ -Eres todas y cada una de las canciones que he cantado. No dejaré que nada te haga daño. Por primera vez en mi vida no soy el protagonista de mis sueños. -Alcé la mirada para verle; sonreía-. Eres tú.

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