El lado explosivo de Jude - Nicole Williams

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◆ Me habría gustado poder guardar ese beso en una botella y tomarlo en pequeñas dosis cada hora o cada día.

◆ —Tu me miras y me ves, no recuerdo la última vez que alguien me miró así.

◆ —No me has convertido en alguien mejor de lo que era, porque nadie puede hacer eso. Pero sí que me has hecho desear ser mejor de lo que era. Creíste en mí y me defendiste. Te preocupaste por mí cuando nadie más lo hacía. Hiciste que yo mismo me convirtiera en alguien mejor, Luce. Tenías razón, una sola persona puede hacer que las cosas cambien, puede mejorar la vida de otra por completo.

◆ —Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas.

◆  —Porque sé que nunca querré a nadie como te quiero a ti. Eso es lo que vencerá al pasado siempre que intente asomar su fea cabezota.

◆ —O comparto la vida contigo o tendré que conformarme con quedarme solo. Y no me gusto mucho, o sea que espero que elijas la otra opció.

◆ Jude y yo habíamos cometido un montón de errores, pero ¿una sola cosa en la que parecíamos no equivocarnos? El amor ferviente que sentíamos el uno por el otro.

◆ —No permitas que el miedo a perderlo te impida amarlo.

◆ Hasta la fecha no había encontrado un solo chico que le llegase a la suela de los zapatos al tal príncipe; aunque tampoco me sorprendía ya que cada vez estaba mas convencida de que los chicos eran una especie de grano en el culo.

◆ —Deja de comértela con los ojos, Jude! —Dijo el chico que le había lanzado el balón. —Esta demasiado buena, incluso para ti. Además es probable que sepa leer porque lleva un libro, así que es lo bastante lista para saber que debe de evitar a tipos como tu.

◆ —Mi nombre es Jude Ryder, ya veo que salivas como un perro rabioso por saberlo, y no me van las novias, ni las relaciones, ni las flores, ni las llamadas telefónicas un día si y otro también.

◆ —Luce. —Repitió como si saboreara la palabra en su boca.

◆ —¡Bueno, luce! —gritó y puso el balón bajo el brazo —¿Hasta donde quieres que llegue antes de darme tu numero de teléfono?

◆ —¿Donde crees que queda el fin del mundo?

◆ —Jude. —Puse los ojos en blanco —Podrías ir con cualquier chica mujer o supermodelo que quisieras, ¿Porque yo?

—No quiero a una chica, una mujer o una supermodelo. Te quiero a ti.

◆ —Siempre me asombra cómo las cosas nos salen al paso justo cuando estamos seguros de haberlas perdido para siempre.

◆ —¿Qué te parecería...? —empezó y me dejo sin habla por la forma en que me miraba.—¿Qué te parecería que te dijera que estaré contigo todos y cada uno de los días que quieras tenerme a tu lado?

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