Ciudad de Hueso - Cassandra Clare

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◆ ―Jace, ten cuidado.

―Puede vernos. Sabe ya demasiado.

―Así pues, ¿qué quieres que haga con ella?

―Dejala Ir. dijo Jace.

◆ He dicho que su poesía es terrible. Suena como si se hubiera comido un diccionario y empezado a vomitar palabras al azar.

-No me importa la poesía de Eric. -Clary estaba furiosa-. Quiero saber por qué me estás siguiendo.

◆ Pareces ser un mundano como cualquier otro mundano, sin embargo puedes verme. Parece un acertijo.

◆ Te crees que eres mejor. Es por eso que te estabas riendo de nosotros.

◆ -Quizá sea un asesino -dijo Jace-, pero sé lo que soy. ¿Puedes tú decir lo mismo?

◆ Bueno, es grosero con todo el mundo. Es lo que le convierte en tan condenadamente sexy. Eso, y que a su edad es quien más demonios ha matado.

◆ No es una mundana. ¿Es que no me has escuchado? Eso explica que nos pueda ver. Sin duda tiene sangre de la Clave

◆ -Yo fui quien la encontró. ¡Soy el que la salvó la vida! Tú quieres que esté ahí, ¿verdad?

-No todo el mundo te quiere todo el tiempo, Jace -dijo.

◆ -¿Jace?

-¿Sí?

-¿Cómo supiste que tenía sangre de cazador de sombras? ¿Había algún modo de que pudieras darte cuenta?

◆ La mano de Clary restalló contra su cara en un bofetón que lo balanceó hacia atrás sobre los talones. Se llevó la mano a la mejilla, más sorprendido que dolorido.

-¿A qué diablos viene eso?

-El otro diez por ciento

◆ -Está tan.. oscuro -susurró ella.

-¿Quieres que te coja de la mano?

◆ -¿Realmente todas las chicas que conoces se enamoran de ti?

◆ -Podrías intentar no ser tan encantador todo el tiempo -indicó Clary-. Sería un alivio para todos.

◆ Si estás realmente cansada, podría hacerte dormir -propuso él-. Contarte un cuento para dormir.

◆ Me gusta el vestido. Pero necesita algo extra.

-¿Así que ahora eres un experto en moda? -replicó Clary.

◆ -No te quedes atrás -dijo una voz irritada en su oreja; era Jace, que se había rezagado para andar junto a ella-, no quiero tener que estar mirando todo el rato atrás para asegurarme de que no te ha sucedido nada.

◆ -Odio cuando respondes a una pregunta con otra pregunta.

-Mentira, te parece encantador.

◆ -Esto es malo -indicó Jace.

-Eso lo has dicho antes.

-Parecía que valía la pena repetirlo

◆ -Mi madre dice que sólo se necesitan tres personas en las que puedas confiar para poder sentirte realizado

◆ Todo el mundo quiere hablar conmigo. Excepto tú. Apuesto a que tú no quieres hablar conmigo.

◆ ¿Florecen todas las noches?

-Sólo a medianoche -respondió-. Feliz cumpleaños, Clarissa Fray.

◆ Sabes, cuando la mayoría de chicas dicen que quieren un pedrusco, no se refieren, ya sabes, literalmente a un pedrusco.

-Muy divertido, mi sarcástica amiga. No es un pedrusco, precisamente. Todos los cazadores de sombras tienen una piedra-runa de la luz mágica.

◆ -Pero es tan hermosa.

-También lo eres tú

◆ éste alargó una mano para sujetarla, justo cuando ella se daba la vuelta para disculparse, y entonces, ella se encontró de algún modo en el círculo de sus brazos y él la besaba.

◆ -¿No estás cansado?

-Nunca he estado más despierto -contestó él, y su voz era queda.

Se inclinó para besarla, sujetándole el rostro con la mano libre. Sus labios se tocaron, levemente al principio, y luego con una presión mayor.

◆ -¿Solamente besando? -El tono de Jace se burlaba de ella fingiendo dolor-. Qué de prisa desechas nuestro amor.

◆ -A casa. He estado aquí demasiado tiempo, creo. Los mundanos como yo no pertenecen a un lugar como éste.

◆ -Oye, lo siento, ¿de acuerdo? No era mi intención besarle; simplemente sucedió. Sé que no te gusta.

◆ -Porque -contestó él, con tanta amargura que la sobresaltó-, he estado enamorado de ti durante diez años, así que pensé que parecía haber llegado la hora de averiguar si tú sentías lo mismo por mí

◆ -¿Realmente quieres saber qué más fue lo que mi madre dijo sobre ti?

-Dijo que me romperías el corazón

◆ -Jace -dijo ella-, esto es importante.

-No me digas -replicó-. Tienes una emergencia relacionada con dibujos. Necesitas un modelo que pose desnudo. Bien, no estoy de humor. Podrías preguntarle a Hodge

◆ -¡JACE! -le interrumpió ella, la voz elevándose hasta convertirse en un grito-. LIMÍTATE A CALLAR POR UN SEGUNDO Y A ESCUCHAR, ¿QUIERES?

◆ -¿Por qué no piensas nunca? -susurró Jace.

-Estaba pensando -replicó ella-. Pensaba en ti.

◆ Si algo te hubiese sucedido... -Sus manos recorrieron la línea de los brazos de la muchacha con suavidad, hasta alcanzar las muñecas, como para asegurarse de que ella estaba realmente allí-. ¿Cómo me has encontrado?

◆ No le hables así a mi padre.

-¡Él no es tu padre!

-¿Por qué estas tan decidida a no creernos?

-Porque te ama -dijo Valentine.

◆ -Hemos recuperado a mi madre. Te tenemos a ti. Tienes todo lo que importa.

-Él tenía razón. Por eso yo era incapaz de obligarme a cruzar el Portal -murmuró Jace-. No podía hacerlo. No podía matarle.

-Sólo habrías fracasado si lo hubieses hecho.

◆ -¿Por qué no?

-Debido a ti -respondió él-. De no ser por ti, me habría marchado con mi padre a través del Portal. De no ser por ti, iría tras él ahora mismo.

◆ He pasado tanto tiempo solo -se limitó a decir él-, que creo que me angustiaba la idea de sentir que pertenecía a alguna parte. Pero contigo siento que pertenezco aquí.

◆ -¿En que piensas? -le gritó.

-Sólo en lo distinto que es todo lo de ahí abajo ahora, ya sabes, ahora que puedo ver.

-Todo ahí abajo es exactamente igual. Eres tú la que es diferente.

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