Capítulo 20

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Pov Poché.

¡Soy una mariposaaa!

Estaba tan feliz, tan radiante que podía vomitar gomitas y chocolates por la boca y el trasero, volaba en una nube de algodón cómo Goku con Gohan en Dragón Ball Z.

Daniela me había perdonado y yo no podía estar más que contenta, por Dios no me lo creía aún, una mujer cómo ella estaba sosteniendo mi mano y caminaba conmigo por la calle.

¡Le gusto a mi crush!

Todo trabajo da su recompensa y el mío será casarme con la castaña que me jala de la mano y ve cómo cruzar la calle, soy tan lesbiana, una lesbiana feliz, amén Gloria a Dios, por suerte no soy atea.

— Poché, me intimida que me veas tanto. — Comentó mi acompañante, reí.

— Es que eres irreal. — Confesé embobada, viendo su perfíl.

— Boba. — Musitó negando con su cabeza. — ¿Siempre tendré que tomar tu mano a la hora de cruzar la calle?— Añadió con diversión.

— Si, así no me atropellan, estoy chiquita. —  Respondí con voz cómica.

Daniela solo se limitó a reír y fue entonces cuando observé que ya habíamos llegado a los edificios de nuestros apartamentos.

Toda la tarde me la había pasado con Daniela, habíamos comido helado y ella no dejaba de hablar del espectáculo del mimo y la banda. Debo reconocer que le prestaba atención, pero había momentos en dónde solo me perdía en sus ojos sin entender muy bien lo que decía.

El show del mimo y la banda había salido genial, me había tardado dos días porque tuve que conseguir la banda en una de las preparatorias de la ciudad, por suerte Milenka me había ayudado.

Después de todo por su culpa me habían mandado al diablo, cuando ella estaba muy contenta con Carol, su esposa era un amor pero también peligrosa, la mujer podía matarme mientras dormía sin remordimiento.

— ¿Qué harás ahora?— Le pregunté a la castaña, plantándome frente a ella.

— Ver a Damon ya que está con Verónica, espero mi casa no sea un desastre y luego no sé. — Respondió, sonreí tomando sus manos y entrelazar nuestros dedos.

— ¿Puedo ir a ver una película con los dos?— Cuestioné con timidez, Daniela sonrió.

— Me gusta la idea. — Aceptó, jalando mis manos para pegarme a ella, reí.

Nada podía ir mejor, iba a ver una película con la mujer que me gusta y su hijo que es mi personita favorita en el mundo.

Todo había salido tal y cómo lo planee, nada iba a arruinar el momento.

— ¿Señorita Calle?

¡¿Por qué la mugrienta vida no me dejaba ser feliz por un día?!

Observé de forma sospechosa al hombre que estaba frente a nosotras, portaba un traje negro con una corbata igual, no tenía cabello en la coronilla pero si en sus costados, se veía algo mayor ya.

— Emm, ¿si?— Contestó mi acompañante confundida.

— El señor Irazabal me mandó a recogerla. — Respondió el señor.

¿Qué? ¿De qué está hablando, cabeza de desodorante?

— ¿El señor Irazabal?— Inquirí viendo a Calle, ella carraspeo su garganta.

— Y-yo, estaré lista en unos minutos. — Mencionó al señor, el hombre sonrió.

— De acuerdo esperaré.

Así coincidimos || TerminadaWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu