Capítulo 34

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Pov Poché.

Dos días antes.

Arratraba los pies por la cocina del cuarto de hotel con el estómago rugiendo, cuando llegué al refrigerador abrí la puerta con la esperanza de ver una rica comida, pero en vez de eso no había nada.

Absolutamente nada. El refrigerador estaba más vacío que mi vida últimamente.

Tomé una manzana en no muy buen estado, tomé un tenedor de plástico a falta de cuchillo, me senté en la mesada y comencé a quitar todo lo malo de la manzana y comer las partes buenas.

No podía dormir con hambre.

— ¿De verdad piensas en comida con esta crisis?

Llevé una mano a mi corazón y tragué duro el trozo de manzana, cerré mis ojos y negué con mi cabeza al oír esa voz.

— Mierda, otra vez no. — Murmuré tapando mis oídos.

— ¿Otra vez no?— Escuché su voz.

Pegue un brinco en mi asiento cuando abrí mis ojos girando mi rostro y la veía enfrente de mi, su cara endurecida con una combinación de repulsión al ver mi vestimenta y lo que comía.

— Eres una piltrafa y no haces nada para arreglarlo. — Reprochó arreglando su cabello.

— ¿Disculpa? ¿Y qué haces aquí?— Inquirí comiendo manzana. — Lárgate. — Demandé con la mejilla llena de manzana, ella hizo una mueca de asco.

— Soy cómo tú consciencia, no puedo ir a ningún lado, menos cuando estoy en tus sueños. — Arrojó con obviedad, bufé. — Eres una idiota.

— Oh, genial, también vienes a decirme insultos. — Ironicé rodando los ojos.

— Es lo que te mereces. — Demandó tirando mi manzana, me quejé. — Nunca pensé que cometieras mi mismo error.

— ¿Qué error? ¿De qué hablas?— Cuestioné bajando de la mesada e irme.

— De desconfiar de la mujer que amamos, de ese error. — Replicó siguiéndome.

Me detuve de golpe y fruncí el ceño, giré sobre mi propio eje y la vi raro.

— ¿Qué?— Vacilé.

Mi otra yo, es decir la diavolessa, tomó una bocanada de aire cómo buscando paciencia.

— Después de casarme con la teniente Romanenko Calle. — Comenzó a relatar.

— O sea Daniela, ¿no?— Dije despejando esa duda.

— Así es. — Afirmó. — Después de eso pasaron muchas cosas, pero una en especial me puso a prueba, de cierto modo a ambas también y a nuestro amor.

Alcé una ceja y me reí negando con mi cabeza, rápidamente comencé a caminar para ir a mi habitación, debía despertar.

— En nuestra vida hubo un mal entendido.

— Jueputa. — Murmuré al ver cómo la diavolessa estaba en el pasillo.

La mujer iba matarme si seguía apareciendo cómo espectro por todos lados, aunque básicamente lo era.

— Creí que la mujer que amo con cuerpo y alma había asesinando a mi padre. — Arrojó, abrí la boca impresionada.

— ¿Qué carajos?— Susurré viéndola, ella guardó sus manos en sus bolsillos.

— Desconfié tanto, estaba cegada solo quería matarla, cobrar venganza... Pero no podía. — Susurró con voz serena. — La amaba tanto que aún con el dedo en el gatillo no pude disparar, por eso me fui.

Así coincidimos || TerminadaWhere stories live. Discover now