Capítulo 44

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Pov Calle.

Tiempo después.

Todos estábamos en el tribunal, mis amigos, mi prometida y manager, mientras Damon era cuidado por Hades y Carol, la esposa de Milenka.

Hoy era el día en dónde se daba el veredicto final de mi caso con Alan.

Después de que Alan intentó abusar de mi, él estuco detenido por unos días, pero luego logró salir bajo arresto domiciliario, mientras se obtenía una sentencia.

El abogado presentó pruebas contundentes en contra de Alan, se abrió otro caso en dónde el acusado era Alan. Las chicas con las que Verónica había hablado y fueron abusadas por Alan, fueron testigos dando su versión de los hechos en contra del que era mi ex pareja.

Alan finalmente no tuvo ningún derecho sobre Damon, porque con las pruebas presentadas y los análisis que salieron negativos, se declaró que él no era padre de Damon. A pesar de que Verónica, Camila y yo teníamos ese secreto con los análisis falsos, no me arrepentía de ello.

Después de un largo proceso, huidas de reporteros, paparazzis, comentarios en redes de todo tipo y más, por fin el día de hoy se diría la sentencia del hombre que más daño me ha hecho y que para mí mala suerte es padre de mi hijo, un padre el cual Damon nunca conoció y nunca lo hará.

Suspiré nerviosa y miré a mi abogado, él asintió lentamente dándome ánimo, el juez salió con carpetas en mano, arreglando sus lentes.

— Todos de pie.

Nos pusimos de pie y el juez tomó asiento, el mismo juez dio un martillazo y todos nos sentamos de nuevo.

— Con las pruebas presentadas, los cargos contra el señor Alan Stewart cómo: violación, daños y prejuicios a la morada, allanamiento de morada, agresión física en contra de María José Garzón y agresión física y psicológica en contra de la señorita Daniela Calle, hemos llegado a un dictamen final.

El juez miró hacia el jurado y uno de ellos se pusieron de pie.

— Hemos visto al acusado culpable, señoría. — Mencionó el jurado.

Mi abogado celebró y solté el aire de mis pulmones con alivio, miré hacia atrás y Poché sonrió viéndome, mientras mis amigos celebraban.

— ¡Orden, orden!— Ordenó el juez.

La sala quedó en silencio y el juez habló de nuevo.

— El culpable deberá cumplir una cadena perpetua, más doscientas horas de trabajo comunitario sin derecho a salir bajo fianza. — Otorgó con rectitud. — Se cierra el caso.

El juez se puso de pie y se fue, un policía se acercó a Alan y este lo esposó, el abogado me abrazó y yo correspondí su abrazo inmensamente feliz.

— Daniela, Daniela. — Escuché una voz a mis espaldas.

Me volteé y di un paso atrás al ver a Alan, carraspeé mi garganta sintiendo miedo.

— Perdóname, por favor perdóname. — Suplicó con lágrimas.

— Ya, deja de lamentarte, tendrás mucho tiempo para hacerlo en prisión. — Mencionó el oficial que lo arrastraba.

— Daniela, por favor, perdóname. — Suplicó otra vez.

Suspiré y sentí una mano tomar la mía, observé a mi costado y era Poché, sonreí y entonces recordé las palabras de mi psicóloga.

“Aprende a perdonar con el mismo amor con el que perdonarías a alguien que amas”

Así coincidimos || TerminadaWhere stories live. Discover now