Capítulo 38

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Pov Calle.

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Abrí los ojos aún con pereza, pasé una mano por mi cara para despertar por completo, percibiendo cómo dolía cada parte de mi cuerpo. Parpadee algo desorientada, intentando adivinar cómo es que acabé en mi cama y con la pijama puesta.

¿No estaba en el sofá?

Quité la sábana de mi cuerpo y un característico aroma inundó mis fosas nasales, fruncí el ceño y llevé la sábana a mi nariz para inhalar hondo, mi corazón latió rápidamente, nerviosa.

Era imposible no reconocer ese aroma, ese perfume yo lo regalé a...

— Buenos días, dormilona. — Escuché su voz apareciendo en la habitación.

María José.

Maldita sea, ¿cómo es que llegó a mi casa? ¿Y por qué olía tan bien?

— ¿Poché? ¿Qué haces aquí?— Vacilé nerviosa.

— Lindo despertar. — Bromeó, mientras dejaba una charola de comida en la cama.

— Lo siento, estoy un poco confundida. — Admití avergonzada.

Poché soltó una risita.

— Estoy bromeando. — Mencionó divertida. — ¿Tienes hambre? No hice el desayuno pero tuve el arduo trabajo de pedir tu desayuno fit. — Jugueteo alzando sus cejas.

— ¿Desde hace cuánto estás aquí?— Indagué carraspeando mi garganta, observándola.

— Desde que ayer nuestro hijo me llamó y tú tenías una fiebre tenaz. — Explicó. — ¿Por cierto cómo sigues?— Cuestionó acercándose.

— Estoy...

Cuándo la vi acercarse a mi y posó su mano en mi frente sentí un mini colapso, su perfume me invadía de nuevo y la cadena que colgaba de su pecho no ayudaba a mi estado.

Fugazmente pude ver la plumilla de guitarra que me regalé.

— ... Bien. — Murmuré tragando grueso al ver su cercanía y sus ojos aceitunados.

— Me alegra saber eso. — Respondió con una pequeña sonrisa. — Ahora debes alimentarte bien para recuperar fuerza y energía.

Iba a protestar, pero Poché colocaba la charola de comida sobre mis piernas, ella tomó un trozo de durazno con el tenedor y lo llevó a mi boca.

Comencé a masticar y ella sonrió, pero de pronto apartó la vista y dejó el tenedor de lado, pasó sus manos por sus jeans y miró a su alrededor decidiendo sentarse en la punta de la cama.

— ¿Entonces Damon te llamó?— Comenté, ella asintió rápidamente. — Oh por Dios, Damon debía ir a la escuela y yo aquí acostada y-

— Calle, tranquila. — Me calmó riendo. — Yo me encargué de llevarlo a la escuela, darle su lunch y pasaré por él después. — Informó con tranquilidad. — Tú debes descansar.

— Que pena en serio, gracias por todo. — Me disculpé bajando la vista avergonzada.

— El amor no se agradece. — Arrojó Poché con voz serena.

Miré a Poché rápidamente y sentí mis mejillas coloradas, carraspeé mi garganta, comiendo de mi plato.

— ¿Fuiste a tu casa y viniste después?— Dije intrigada de lo que pudo pasar anoche.

— No, me quedé aquí. — Respondió, fruncí el ceño y le ofrecí desayuno poniendo el tenedor en el aire. — Ya desayuné, gracias. — Se negó con una sonrisa.

Así coincidimos || TerminadaWhere stories live. Discover now