Capítulo 40

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Pov Calle.

Me quedé muda, sin habla y un pánico desconocido recorrió cada célula de mi cuerpo, creía que estaba enloqueciendo o tal vez soñando todavía. O que seguramente había escuchado mal.

— ¿Qué dijiste?— Titubeé atónita.

— Cásate conmigo, amore...— Repitió en un susurro.

Me separé de Poché y caí sentada en el piso, con los ojos abiertos, mi corazón galopando a toda velocidad y la manos temblorosas.

¿Era en serio lo qué me estaba diciendo?

No, no podía ser cierto, Poché estaba ebria, cualquier borracho podía decir eso y no ser algo serio o un motivo de peso, seguramente en la mañana se le olvidaría, ¿verdad?

Me acerqué a María José de nuevo y escuché un pequeño ronquido proveniente de ella, sonreí ligeramente y aparté un mechón de cabello de su rostro.

— ¿Poché...?

Por más que la sacudí y llamé ella no despertó, al contrario solo se giró en la cama y su sueño era de piedra.

Suspiré.

¿Cómo es posible que en la tarde Poché y yo estábamos sacándonos los trapitos al sol para luego tener una propuesta de matrimonio?

Muy probablemente éramos la pareja más inestable en estos momentos.

Solo fue una propuesta de momento, una muy descabellada en dónde mi ex estaba borracha, si, solo fue eso, no debía preocuparme tanto, los borrachos dicen tonterías que no recuerdan el 99% de las veces.

Yo también me pediría matrimonio si estuviera borracha, así que no hay nada de que preocuparse –espero–.

Algo cansada de pronto, dejé el botiquín en la mesita de noche y quité mi bata para dormir en el espacio libre de la cama, abrí la sábana y me metí entre ellas dándole la espalda a Poché.

Cerré mis ojos olvidando lo que acababa de pasar y conciliar el poco sueño que quedaba de la madrugada.

• ────── ♪ ────── •

Cuando desperté fue por un rayo de sol colisionando en mi rostro, maldije el no cerrar las cortinas del todo y por más que quería seguir durmiendo no podía, un pequeño demonio debía de estar exigiendo comida.

Rasqué mis ojos y pegué un bostezo largo, me estiré en la cama y por inercia volteé mi vista al otro lado de la cama, y ahí estaba.

No podía negar que después de tantos meses durmiendo sola, el tener a Poché en mi cama la cual dormía plácidamente me parecía algo irreal.

Verla dormir siempre era mi actividad favorita antes de empezar el día, y es que la mayoría de veces ella se levantaba primero, pero cuando no lo hacía me gustaba contemplarla, aún me gusta hacerlo.

Verla dormir era cómo si se tratase de la primera vez en dónde de todas esas mañanas compartidas me di cuenta cuan enamorada estaba de ella.

Seguía enamorada de la pitufo guitarrista.

— Vaya dato aterrador. — Bromeé para mi misma.

Salí de la cama en silencio y tomé mi bata para ponerla sobre mi cuerpo, recordando que en ella estaba el teléfono de Poché, lo saqué de mi bolsillo y lo dejé en la mesita de noche, no sin antes levantar todo el desastre que dejó Poché tirado anoche.

Me dirigí al baño antes de darle un último vistazo a Poché, aún estaba dormida.

Realicé mi rutina de aseo personal sintiendo que iba a morir del sueño hoy, no estaba para trotes madrugadores, estaba vieja. Salí del baño, cuando de pronto escuché la puerta abriéndose.

Así coincidimos || TerminadaWhere stories live. Discover now