Capitulo 14

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Milagro Navideño de 1976

Capitulo 14

12h-25 DE DICIEMBRE 1976, CASA DE LA FAMILIA GÓMEZ-SANABRIA

Luisita se sentó como pudo en una de las sillas del comedor mientras su abuelo hablaba por teléfono. Apoyó un codo en la mesa y para poder apoyar su mejilla en su mano.

PELAYO (por teléfono): Descuida, lo trataré con mano izquierda. Y avisa con cualquier novedad por favor.

Pelayo colgó el teléfono, suspiro y se giro hacia su nieta diciendo

PELAYO: Buenos días hija!

Pelayo se echó a reír al ver a su nieta y es que para cuando su abuelo cortó la llamada Luisita estaba espanzurrada en la mesa del comedor con la boca abierta y roncando ligeramente.

Cuando Pelayo vio a su nieta dormida de esa guisa se levantó para ir hacia ella.

PELAYO (en voz baja): Luisita... Charrita... Despierta...

Lusita se incorporó agarrándose la cabeza con una mano y haciéndole el mundial gesto de "habla más bajo" a su abuelo.

LUISITA: Ayyyy abueloooo no grite! Que me duele la cabeza...

PELAYO: Así aprenderás a no abusar de la bebida...

LUISITA: Ayyyyy abueloooo.... Ahora no por favor......

Lusita apartó la bolsa de hielo de sus ojos y miró a su alrededor con un ojo entreabierto. Volvió a taparse los ojos con la bolsa de hielo.

LUISITA: Y mis padres y mis hermanos? Los quiero un montón pero... como me alegro de que no estén aquí dando la murga, me viene muy requetebién este silencio.

Lusita asomó un ojo por debajo de la bolsa para guiñar un ojo a su abuelo.

PELAYO: Mira hija tengo algo que contarte...

LUISITA: Luego abuelo, luego. Espere que le cuente primero un sueño raro-raro-raro que he tenido... Resulta que Amelia estaba aquí.

Lusita no podía evitar gesticular con sus manos y miró su abuelo con la última frase.

LUISITA: No me mire así.... Ya sé que últimamente he andado como alma en pena, pero este sueño... este sueño era distinto...

Lusita siguió contando su sueño con cara de felicidad y esperanza.

LUISITA: Amelia aparecía como un ángel para ayudarnos con Manolin, ya sabe cuánto quiere mi hermano a Amelia, bueno la cosa es que lo traía a casa sano y salvo.

Lusita volvió a mirar a su alrededor y escuchar el silencio que reinaba en la casa.

LUISITA: Por cierto abuelo, Manolin volvió a casa no? Es que lo último que recuerdo es estar aquí esperándole pero ya no recuerdo más, de hecho no me cuerdo ni de irme a la cama.

Lusita apoyo las dos manos en la mesa y se impulso para ponerse de pie.

LUISITA: Ayyy... como me duele la cabeza... Sabe qué? Me voy a preparar un café para tomar una aspirina porque este dolor de cabeza me va a matar.

Lusita salió del salón para volver a por su inseparable bolsa de hielo levantándole las cejas a su abuelo. Volvió a salir en dirección a la cocina mientras seguía hablando cual martillo percutor.

Pelayo la seguía con la mirada con la boca medio abierta sin poder articular palabra.

PELAYO: Esta nieta mía...

En eso se abrió la puerta de la calle y entró Amelia.

AMELIA: Buenos días Pelayo, alguna novedad de Manolin?

PELAYO: Nada nuevo hija, sigue en cuidados intensivos. Y los niños?

AMELIA: Me he encontrado a Benigna en la plaza y después de comerme a besos se ha ofrecido a llevarse a los niños a comer a su casa para darnos un poco de espacio.

LUISITA (gritando desde la cocina): Maldita sea!!! Abuelo!!!! Donde están las aspirinas?

Amelia se quedó petrificada al oír la voz de su amada. Miro a Pelayo y le habló en voz baja.

AMELIA: Luisita esta despierta? Me tengo que ir...

Pelayo asintió mientras la agarraba de la muñeca para evitar que se fuera mientras respondía a su nieta.

PELAYO (en un tono alto): Están en tu habitación hija. Tu madre y yo te las dejamos en la mesilla de noche cuando te acostamos.

PELAYO (ahora en un tono más bajo para que Luisita no le oyera): Amelia, aún no le he dicho ni que estas aquí ni lo que le ha ocurrido a su hermano. Lo mejor será que vayas al hotel y descanses.

Amelia asintió con la cabeza y se puso el abrigo. Se disponía a salir por la puerta cuando...

AMELIA: Mi maleta! Pelayo necesito mi maleta.

Amelia y Pelayo vieron la maleta al lado de la puerta del pasillo e iban hacia allí cuando oyeron hablar a Luisita que se acercaba por el pasillo.

LUISITA: Le juro abuelo que nunca he tenido semejante resaca, pero si la recompensa es soñar con Amelia me emborracho cada noche.

Lusita iba andando con una taza de café en su mano derecha mientras sujetaba con la izquierda la bolsa de hielos sobre sus ojos cuando tropezó con algo al entrar al salón.

LUISITA: Maldita sea!

Lusita apartó la bolsa de hielos sus ojos y miro al suelo.

LUISITA: Y esta maleta roja? Es igual a la de A M E L I A

Esta última parte la dijo mientras levantaba la vista del suelo y veía a Amelia con su abuelo en mitad del salón.

AMELIA: Feliz Navidad Luisita.

Fin del Capítulo 14

Milagro Navideño de 1976Where stories live. Discover now