Capitulo 47

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Milagro Navideño de 1976
Capitulo 47

LA TARDE-NOCHE DEL 30 DE DICIEMBRE DE 1976, CASA DE LA FAMILIA GOMEZ-SANABRIA

Luisita y Jacques hablaron largo y tendido de lo que había pasado en Madrid estos últimos días, de lo que supuso la marcha de la rubia de París seguida poco después de la de la morena y como regresó una devastada Amelia. Jacques se ganó la confianza de las chicas al poco de llegar a París, las dos veían en el a un gran amigo que las comprendía perfectamente ya que el también era homosexual y tuvo que soportar varios “problemas”.
Luisita se sentía muy sola en París por la traba que suponía no dominar el idioma, Jacques era el único compañero de Amelia con el que podía comunicarse y eso hizo que su relación fuese como de hermanos.
Luisita no estaba del todo satisfecha con lo que Amelia le había contado de su estancia en París, por lo que no paró de insistir a Jacques hasta que le contó todo con pelos y señales. Fue duro escuchar lo mal que lo había pasado Amelia y Luisita se sentía culpable por haber dejado que se marchase sola, pero lo suyo tampoco fue un camino de rosas y eso fue precisamente lo que le hizo decidirse por mantener su relación aunque fuese a distancia.
JACQUES: Adoro a tu familia mon ami, son igualitos a como me los describíais. Son un amor. No dudaron ni un segundo en ofrecerme su casa y hacerme sentir como de la familia aunque no me conociesen de nada.
LUISITA: Si Jacques, tengo la suerte de contar con la mejor familia del mundo. Entiendes ahora porque se me hacía tan dura mi vida en París? Amo a Amelia como jamás amé a nadie pero ella os tenía a vosotros y al teatro y yo… Yo cada día extrañaba más a mi familia.
Jacques la agarró de las manos cuando Luisita empezó a llorar.
LUISITA: Me sentía dividida Jacques… Me encerré en mi misma y sentía que era un lastre para ella.
JACQUES: Mon chéri… Ella te ama con locura, como lo decís aquí?…. Ooo oui, oui… Ella bebe los viento por ti.
Luisita empezó a reír seguida por su amigo.
LUISITA: Las dos nos amamos con locura por eso te alegrará saber que hemos decidido seguir con nuestra relación aunque sea en la distancia. Estos dos meses han sido una tortura, quería saber de ella pero no podía llamarla…. Intenté escribirle pero me convencía a mi misma de que ya había pasado página.
JACQUES: Amelia me va a matar por contarte todo esto pero debes saber que Amelia te escribió cientos de cartas, nunca se animó a enviarlas pero creo que las escribía para sacarse la angustia de dentro, la culpa la quemaba por dentro. Creo que eran como un diario para ella, donde escribía todos sus sentimientos.
LUISITA: Amelia siempre escribió muy bien. Te acuerdas de la primera carta que me envió?
JACQUES: Como olvidarla! Me la has recitado mil veces: Cariño mío, como me gusta llamarte así…”
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LA TARDE-NOCHE DEL 30 DE DICIEMBRE DE 1976, BAR EL ASTURIANO

Amelia y Pelayo estaban dentro de la barra del bar mientras Marcelino atendía las mesas de la terraza, aunque en realidad estuviera comentando el partido con Elías y Hemingway.
AMELIA: Pelayo déjeme ayudar por favor! Me apetece ayudar a Marce y así usted podría ir a descansar un rato… Hágame el favor… Me han ayudado tanto que me apetece ser yo la que ayude ahora.
PELAYO: Estas segura hija?
AMELIA: Que siiiii! Además después de lo que su hijo a dicho de mi… (con ojos llorosos)
PELAYO: Amelia hija, eres parte de esta familia, lo sabes verdad?
Pelayo besó la cabeza de Amelia con los ojos cerrados. Se quitó el mandil y salió de la barra para coger su abrigo del colgador al lado de la puerta. Marcelino entró al bar.
MARCELINO: Padre, se marcha?
PELAYO: Si hijo, si. Este viejo carcamal se marcha a descansar dejando sitio a las nuevas generaciones.
Pelayo dijo esto último señalando a Amelia con la cabeza. Amelia estaba dentro de la barra secando vasos con el trapo.
PELAYO: Charrita! Te dejo al mando, y cuida de los parroquianos.
Pelayo guiñó un ojo a Amelia quien devolvió el gesto.
AMELIA: Descuide Pelayo, yo me encargo!
Pelayo abandonó el establecimiento dejando tras de sí un alelado Marce. Con el ruido de la puerta Marce reaccionó y fue corriendo a la barra para sacar de ahí a su yerna.
MARCELINO: No, no, no, no. Amelia hazme el favor de salir inmediatamente de ahí. Tu eres una estrella de renombre y no puedes rebajarte a trabajar detrás de la barra de un bar de barrio. Hazme el favor y sal fuera.
AMELIA: Lo siento Marce pero no. Me alaga que pienses eso de mi pero no te confundas. La vida del hostelero es muy digna y no olvides que yo limpiaba habitaciones. Puede ser cierto que yo haya alcanzado la fama por así decirlo, pero a mi no se me caen los anillos por echar una mano a la familia.
MARCELINO: Que bien hablas yerna, ven aquí!
Suegro y yerna se abrazaron.
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Luisita y Jacques salieron del portal para pasar por el Asturiano a recoger a Amelia para irse los tres a cenar por ahí.
LUISITA: Jacques yo os espero en aquella esquina vale? No quiero que mi padre me vea el cuello por lo que será mejor que no entre. Veré como os reunís  por la ventana y os esperare allí
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Jacques entró al bar encontrándoselos abrazados y sin pensar dos veces comenzó a aplaudir. El ruido de los aplausos saco a Marce y a Amelia de su mundo.
AMELIA: Jacques!!!! Que fais-tu ici mon ami! [Que haces aquí amigo mío]
Amelia salió corriendo de la barra para abrazar a su amigo. Estando abrazada a el, vio a Luisita en la ventana y le lanzó un beso, beso que la rubia devolvió antes de alejarse de la ventana.
MARCELINO: Jacques hijo, quieres tomar algo?
JACQUES: No, gracias Marcelino. Venía a buscar a Amelia para ir a cenar juntos.
MARCELINO: (triste) Aaaaa. (con cara de ilusión) Y por que no cenáis en casa con nosotros?
AMELIA: Gracias Marce pero mañana cenaremos todos juntos en familia, no te importa verdad? Me gustaría cenar esta noche con Luisita y con Jacques.
MARCELINO (triste): Pero es que casi no hemos pasado tiempo juntos…
Amelia sonrió al verlo. Dejó a su amigo para acercarse a Marcelino. Le cogió la cara y mirándole a los ojos le dijo:
AMELIA: Escúchame suegro, tenemos toda la vida para estar juntos, de acuerdo? Luisita no vamos a volver a separarnos en la vida.
MARCELINO (sonriendo como un niño): Enserio? Os habéis arreglado? Como me alegro hija, ven aquí!
Marce le dio el abrazo del oso mientras Amelia se reía.
AMELIA: Entonces suegro, me da usted permiso para ir a cenar con mi buen amigo, aquí presente, Jacques y el amor de mi vida al que llevo horas sin ver y me muero por besar, su preciosa hija Luisita?
Marce sonrió, la cogió por las mejillas para besarla en la frente.
MARCELINO: Id hija, id.
Amelia salió de la barra para alcanzar su abrigo.
MARCELINO: Jacques a ti también te esperamos (guiño de ojo).
JACQUES: Yo encantando Marcelino.
Amelia y Jacques estaban en la puerta a punto de salir cuando Amelia miró a la barra.
AMELIA: Que suegro más guapo tengo! Guapo!!!! (guiñándole el ojo)
Los chicos salieron del bar dejando a un agrandado Marcelino secando vasos con el trapo.
MARCELINO: Si es que uno tiene sus añitos pero sigue estando de buen ver.
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El trio de amigos se juntó en la esquina de la plaza en la que las chicas se abrazaron dándose el meñique. Jacques carraspeó un poco para llamar su atención y les ofreció un brazo a cada una, brazo que aceptaron felizmente. Jacques tenia a un bellezón a cada lado cuando se alejaron de la plaza pasando por delante del Kings en busca de un restaurante donde cenar.
Mateo apareció entre las sombras de la noche, saliendo del portal de la radio con un cigarro en mano, viendo como el hombre que perturbaba sus pensamiento se alejaba con una de sus mejores amigas en un brazo  y con el amor de esta en el otro.

Fin del Capítulo 47

Milagro Navideño de 1976Where stories live. Discover now