capitulo 16

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Milagro Navideño de 1976
Capitulo 16
25 DE DICIEMBRE 1976, CASA DE LA FAMILIA GÓMEZ-SANABRIA

AMELIA (por teléfono de espaldas a la entrada del salón): No… Si… Si la reserva era desde ayer pero tuve un problema y pude ir pero quería saber si podría ir hoy, ahora vaya en un rato. Si espero.
Amelia estaba pendiente del teléfono, mirando por la ventana ajena al universo. Tan inmersa en su mundo que no se dio cuenta de que Luisita había entrado al salón.
Luisita se dirigía al salón como había quedado con su abuelo, estaba tan absorta en sus pensamientos que no oyó la voz de Amelia.
Al entrar al salón se paró en seco. Recorrió con la mirada lar largas piernas de Amelia mientras se mordía el labio.
LUISITA [pensamiento interno]: Maldita seas Amelia, tenias que seguir teniendo ese cuerpazo… Esas botas son nuevas no?... que largas se le ven las piernas con esas botas blancas hasta la rodilla… y esos muslos… como desearía que me volviera a rodear con eso muslos tan firmes y a la vez mulliditos… Esos pantalones son los que llevaba la primera vez que lo hicimos en el Kings… (Luisita sonrió recordando) Todavía no se como convencimos a Benigna de que necesitábamos estar en ropa interior para ordenar las facturas… y menos mal que nos dio tiempo a ponernos algo de ropa… jajajaja (Luisita volvió a mostrar lujuria en su mirada mientras seguía inspeccionando a la mujer que alteraba sus hormonas) Y esa camisa? Será consciente de que puede vérsele el sostén negro a través de esa camisa blanca?
Luisita empezó a sentir un calor que le nacía “ahí abajo” y le recorría todo el cuerpo. Notó que respiraba con dificultad y que era incapaz de apartar la mirada de las curvas de Amelia.
Luisita sacudió su cabeza para salir de aquel trance dando un paso atrás para escapar a su habitación pero no tuvo tanta suerte ya que chocó con su abuelo.
PELAYO (hablando en voz baja): Charrita te encuentras bien? Estas roja como un tomate.
LUISITA: Chhst… Abuelo por favor.
Luisita estaba muy nerviosa (como pa no), se giró para comprobar que Amelia no e había percatado de su presencia.
LUISITA: Abuelo me prometió que “ella” (señalando a Amelia) no estaría aquí cuando saliese.
PELAYO: Si.. No… Bueno… la he invitado a comer hija.
Si las miradas matasen Pelayo hubiera caído fulminado. Tanto es así que este tragó saliva dando un paso atrás para alejarse de su nieta con tan mala suerte de chocar con la pared.
LUISITA (en modo amenazante): Abuelo, abuelo, abuelo… Escúcheme y escúcheme bien. Voy a ir al baño a… a…. a refrescarme un poco y cuando salga, cuando salga no quiero verla aquí. Entendido?
PELAYO: Si si hija, a buen entendedor pocas palabras bastan.
Luisita recolocó el cuello de la camisa de su abuelo.
LUISITA (en modo amenazante): Ve que fácil? Si las cosas se solucionan hablando.
Luisita besó en la mejilla a su abuelo y se fue al baño. Pelayo volvió a tragar saliva con dificultad.
PELAYO: Las mujeres Sanabria… amadas y temidas por igual.
AMELIA (por teléfono):Perfecto, pues nos vemos en cinco minutos. Gracias. Hasta ahora.
Amelia colgó el teléfono y se giró .
AMELIA: Pelayo! Que bien que esté aquí. Lo siento pero no me puedo quedar a comer con usted y con Luisita. Se lo agradezco pero… Estoy molida y lo único queme apetece es echarme un rato a dormir.
Pelayo intento hablar pero Amelia lo frenó.
AMELIA: No diga nada por favor. Además, entre usted y yo, no imaginaba que mi reencuentro con Luisita fuese a ser así. Ya tiene bastante digiriendo lo de (susurrando) Manolin (voz normal) como para añadirle mi presencia.
Pelayo intento hablar pero Amelia lo cayó de nuevo.
AMELIA: Que no, que no, que no. Que no insista, yo me voy al hotel y usted habla lo que tenga que hablar con ella vale? Una cosa si le agradecería, que me avise con cualquier novedad de Manolin, si? En la mesita del teléfono le he dejado apu tado en un papelito los datos del hotel, el teléfono y el número de la habitación. Si no me llama usted le llamare yo! Venga… deme un beso y alegre esa cara hombre.
Amelia se vistió  el abrigo mientras hablaba por lo que cogió su maleta roja y fue hacia la salida.
AMELIA: Uy como pesa esta maleta no? Juraría que no pesaba tanto cuando salí de París. Lo dicho Pelayo, hablamos.
Amelia estaba cerrando la puerta de la calle cuando volvió a abrirla y asomó su cabecita.
AMELIA: Aaaah.. dele un beso a Marcelino, Manolita y Manolin de mi parte. Bueno y a Luisita también (con esto se puso roja). Au revoir!
Pelayo se quedó mirando la puerta.
PELAYO: Esta muchacha era ya así o lo aprendió de mi nieta?
Pelayo se encogió de hombros en el preciso instante en el que Luisita entró por la puerta.
LUISITA: Que abuelo, comemos?
PELAYO: Eso espero hija, eso espero.

Fin del Capítulo 16

Milagro Navideño de 1976Where stories live. Discover now