Capitulo 45

1K 38 4
                                    

Milagro Navideño de 1976
Capitulo 45

LA TARDE DEL 30 DE DICIEMBRE DE 1976, EMISORA DE LA RADIO ONDA LIBERTAD

Luisita estaba sentada en la mesa del fondo del estudio terminando de contar todo lo pasado estos últimos días con su familia y su ya no ex, pero en ningún momento mencionó el nombre de su novia ni de que fuese una mujer.
LUISITA: Ahora contando lo que pasó parece que viví una especie de película.
MARINA: Madre mía Luisita. Y yo echándote en cara que no pasaras por la radio y que no me ayudaras con la fiesta. Perdóname amiga.
Marina se levantó para acercarse a abrazar a Luisita, una vez frente a frente Luisita abrió las piernas permitiendo que Marina se alojara entre ellas para abrazarla como dios manda. Al separarse del abrazo Marina le acaricio la mejilla con la mano y empezó a hablar de regreso a su silla, se sentó, cruzó las piernas y alzó la mirada a su amiga.
MARINA: Y cuéntame que tal ha sido vuestro reencuentro y reconciliacio (Marina paró de hablar)
Luisita no había cerrado sus piernas por lo que Marina se encontró con una peculiar visión de su amiga y apartó la vista rápidamente sin decir nada. Luisita se extrañó y le dirigió un gesto a Mateo preguntándole sin hablar “que la pasa?”, Mateo levantó la vista levemente para subirla al techo ante la sorpresa de la rubia.
LUISITA: Pero se puede saber que os pasa? Estáis más raros…. Pero por qué no me miráis? Acaso tengo algo?
MARINA: No Luisita, precisamente algo es lo que no tienes.
LUISITA: Pues no te entiendo Ma
MARINA: Las bragas hija, las bragas… Que no llevas!
Luisita se puso roja por momentos, cerró fuertemente las piernas apretando sus muslos antes de dar un pequeño salto para bajar de la mesa y bajarse la falda lo que más pudo.
LUISITA: Yo…. Yo… Madre mía que vergüenza…. (Luisita se tapó la cara con una mano) No se que decir yo… yo nunca…
MARINA: Estabas aquí con el cuando he llegado yo no?
No hizo falta que Luisita contestara por la sonrisita de enamorada que se dibujó en su cara.
MARINA: No me digas que estabais…. Ya sabes… Estabais…
Luisita seguía con la sonrisita por lo que Marina se incomodó.
MARINA: Que vergüenza Luisita, porque no me has advertido… y yo aquí habla que te habla mientras lo sacabas a escondidas.
Mateo miró a Luisita y esta le contesto poniéndose un dedo en los labios haciendo el gesto de “cállate”.
LUISITA: No pasa nada Marina, de echo yo quería contarte algo.
Luisita vio la revista Marlene abierta en el reportaje de Amelia encima de la mesa y la señaló.
LUISITA: Tu sabes los rumores sobre ella?
Marina miró la revista.
MARINA: De Amelia, pues dijeron que…. Que… ya sabes que le (bajando la voz) gustan las mujeres.
Luisita cerró los ojos soltando el aire .
LUISITA: Y eso te parece mal?
MARINA: A mi? No. Porqué? De echo te confieso que ver actuar a Amelia me atraía bastante.
Luisita sonrió con esto
LUISITA: Y…um… que dirías si yo…   si yo te dijese que… uhmm…. Que mi ex que ya no es mi ex es una mujer?
Luisita terminó con un gesto como con un poco de miedo a ser rechazada por su nueva amiga.
Marina se quedo un momento quieta sin reaccionar cuando de repente se abrió la puerta del estudio.
BRUNO: Cariño! Habíamos quedado hace media hora para ir a mirar los regalos de la boda!
MARINA: Bruno? Perdóname, se me había ido el santo al cielo. Vamos?
Luisita siguió con una mirada de preocupación el recorrido de la pareja saliendo de la emisora y cuando ya se habían ido se desplomó en la silla que estaba Marina con la cara en sus manos.
MATEO: Luisita, estas bien?
LUISITA: No Mateo! No estoy bien. Vale que nos conocemos hace poco tiempo pero consideraba a Marina mi amiga y me ha rechazado por amar a una persona de mi mismo sexo. Sabes como me hace sentir eso?
MATEO: Mal, porque la gente no acepta esa clase de relaciones verdad?
LUISITA: Mateo… Estas mal por algo, te lo noto. Quieres contarme algo?
MATEO: No, no. Es una tontería sin importancia.
Marina entro de pronto por la puerta yendo a donde Luisita, que la miraba como a un fantasma.
LUISITA: Marina…
MARINA: Luisita no quiero que pienses que no te acepto. Me has pillado por sorpresa pero por supuesto que que tengas novia en vez de novio no va a cambiar lo que pienso de ti, eres una persona maravillosa, una gran amiga y mi apoyo contra estos dos cazurros (señalando a Mateo con la cabeza). Ven aquí!
Marina la abrazó por el cuello y Luisita respondió estrechándola por la cintura.
LUISITA: Gracias amiga. No sabes lo que significan esas palabras para mi, la gente se cree que tiene derecho a juzgarte por no ser como ellos.
Mateo las miraba pensativo.
MARINA: Pues no es nuestro caso, a que no Mateo? Mateo! Que estas embobado!
MATEO: Ehhh… No. No. Claro que no.
MARINA: Bueno yo me tengo que ir porque tengo a Bruno esperando abajo. Y tu (señalando a Luisita) más te vale traer a esa misteriosa mujer a la fiesta de mañana, me oyes?
Marina no dejo tiempo de contestar ya que habló de camino a la puerta. Luisita miraba sonriente la puerta. Mateo miraba a la mesa con los ojos abiertos como platos. Luisita se giró a mirarlo preocupada.
LUISITA: Mateo, que te pasa?
Mateo seguía respirando con pequeños problemas.
LUISITA: Mateo puedes confiar en mi. Dime en que te puedo ayudar por favor, después de todo lo que me ayudaste con Amelia.
MATEO (mirando a la lejanía): Amelia… Luisita tu… a ti… siempre te atrajeron las mujeres?
LUISITA: A mi? No, jamás imagine que me enamoraría de una mujer, de echo Amelia fue la primera y la única. Y no te creas que fue fácil admitirlo, me costó horrores…. Menos mal que tuve a mi hermana María para apoyarme en ella. Pero a que viene este interés?
MATEO: Luisita tengo miedo… yo… yo…
Mateo empezó a llorar de impotencia y Luisita vivió como una rápido flashback a cuando ella le confesó a María sus miedos de ser rechazada. Tragó saliva y decidió no forzar las cosas con Mateo, dejando que le contara las cosas a su ritmo.
MATEO: Luisita yo… te acuerdas cuando te confesé que esta pinta de ligón es una fachada que utilizo para esconder mi miedo a ser rechazado? Pues ha pasado algo que….. que me a descolocado…
Mateo seguía llorando y Luisita acercó su silla rodeándolo con un brazo.
MATEO: Yo pensaba que…. Nuca pensé que yo…(Mateo se agarro la cabeza) Que van a pensar…
Mateo empezó como a hiperventilar por lo que Luisita decidió intervenir.
LUISITA: Mateo creo que se por donde vas. Quiero dejarte clara una cosa. Mírame (Luisita le levantó la cabeza para mirarle a los ojos). No hay nada malo en amar a una persona, que nadie te haga dudar de eso, me oyes? Nos empeñamos en seguir lo que la sociedad dicta pero no debemos olvidar ser quienes somos y queremos ser. Nunca dejes que el miedo venza, nunca! Creo que pasamos por lo mismo si no me equivoco.
Luisita levanto las cejas y Mateo respondió con un gesto avergonzado y bajo la cabeza.
LUISITA: Mira, yo no soy quien para decirte lo que debes hacer pero voy a contarte como fue mi proceso. Amelia y yo nos conocimos y nos convertimos en amigas, las mejores del mundo. Desde que la vi por primera vez en el Kings sentí algo dentro de mi, algo que durante tiempo confundí con un cariño de amiga, de una atracción amistosa hacía una buena persona que quieres conocer. Pasado un tiempo me era imposible no verla cada día. Ella se alejaba y me dolía, yo no entendía porque mi amiga del alma no quería pasar cada segundo del día conmigo como yo con ella. Me ayudo en momentos duros, incluso se disfrazó de abogada para ir a verme a la cárcel (sonrió). Luego llegó el día en el que me di cuenta de que no la miraba como amiga sino que me había enamorado de ella. Me sentí avergonzada, un bicho raro al que Amelia odiaría si supiera lo que estaba sintiendo por dentro. Hasta que un demonio pelirrojo que después resulto no ser tan mala me dijo que a Amelia le gustaban las mujeres pero jugaba con ellas, yo me resistí a creerla capaz de ser tan mezquina pero esa mujer me dijo que Amelia no quería nada conmigo, por eso se alejaba… Eso me rompió en mil pedazos pero después Amelia me visitó haciéndose pasar como abogada y más tarde me besó. Ese beso era lo que estaba esperando hacia tanto… sus labios eran suaves y tan fáciles de besar… pero me acobarde al ver a mi hermana y me quise escapar de todo… No quise hablar con Amelia ni reconocer mis verdaderos sentimientos a mi hermana porque me sentía antinatural, algo que todo el mundo rechazaría. Poco a poco las cosas fueron volviendo a lo “normal” Amelia y yo ya no éramos iguales pero lo intentábamos, no veas como gozaba y sufría a la vez cuando la veía actuar… Sufrí varias veces una especie de miedo escénico al ayudarla con el vestuario, al rozarle una mano… Y la traté muy mal… Deje que se fuera sola en Navidad por miedo a reconocer mis sentimientos. Tuve la gran suerte de tener a mi hermana María a mi lado desde el principio, sin su apoyo no se si nuestra relación hubiese existido… Las dos estábamos enamoradísima pero era imposible hablarlo porque las dos creíamos que nuestro amor no era correspondido. Un buen día Amelia decidió, gracias a dios, que no podía esperar más y me confesó su amor por carta, una carta que después de pasar por varias manos llegó a las mías. Te juro que era la carta más bonita que jamás había leído… Muerta de nervios la llamé sin pensármelo dos veces para que viniera al Kings y fue la noche más mágica que había vivido hasta entonces. Amelia me advirtió que nuestro amor no sería fácil pero nunca me he arrepentido de haber dado el paso. Amelia es lo mejor que tengo y nunca la hubiera tenido si hubiera dejado que el miedo ganara.
Luisita agarró las dos manos de Mateo dándole apoyo.
MATEO: Luisita lo mío no es lo mismo pero creo que yo también puedo ser…. Como vosotras…
LUISITA: Has conocido a alguien que te ha hecho planteártelo?
Mateo sonrió poniéndose rojo y bajando la mirada.
MATEO: Puede… He conocido a un hombre y al presentarnos algo recorrió mi cuerpo, como un calambre… Y después no podía apartar la mirada de el… Y no he parado de pensar en eso…. De echo fue Fede quien me lo metió en la cabeza… Estoy hecho un lio Luisita…
LUISITA: Tu tranquilo, no te agobies y ve a tu ritmo, no hagas nada que no quieras. Y puedo preguntarte quien es? Es del barrio?
MATEO: No, pero lo conoces.
LUISITA (con cara de extrañada): Lo conozco pero no es del barrio? Pues no caigo…
MATEO: Jacques.
LUISITA: Jacques?
MATEO: Si.
LUISITA: No.
MATEO: Si!
LUISITA: No!
MATEO: Que siiii!!!
LUISITA: Jacques está aquí?
MATEO: Si.
LUISITA: No.
MATEO: Siiii.
LUISITA: Donde?
MATEO: Pues yo lo conocí en el Asturiano así que imagino que esta con tu familia, no se, en tu casa.
LUISITA: AAAAAhhhhhhh
Luisita pegó un bote y salió corriendo hacia su casa.

Fin del Capítulo 45

Milagro Navideño de 1976Where stories live. Discover now