CAPITULO II - Proguer.

16.8K 1.6K 347
                                    

Terminaba de colocar unas láminas de frutilla cuando el ruido de la puerta me desconcentró e hizo que la rodaja que tenía en manos se cayera.

Bien hecho, me felicité a modo dereproche. Limpié mis manos sobre mi delantal.

- ¡¿Papá?! -grité desde la cocina, pero no respondió nadie.

Aquello me pareció extraño y, por si acaso, tomé un palo de amasar que tenía frente a mí y caminé hasta la sala. 

La puerta siempre quedaba cerrada con llave. De haber sido forzada la entrada, habría escuchado alguna clase de estruendo, por lo que, quise creer que mi padre acababa de llegar pero no me había oído cuando le llamé.

A pesar de mi suposición, sentía algo de miedo. Tal vez un poco de intranquilidad ante la posibilidad de que se tratase de un intruso. Nunca me había enfrentado a alguien utilizando fuerza bruta. Simplemente esperaba que un palo de amasar me fuese de ayuda.

Di unos pasos por el pasillo que llevaba a la sala con mis manos aferradas a la pieza de madera, sudorosas, deseando en mi interior que no se tratase de un robo o algún lunático. Cuando el pasillo llegó a su fin, me adosé a la pared. Reuniendo valor, asomé temerosa parte de mi cabeza para poder mirar hacia el interior de la sala de estar.

Mierda.

Mi corazón se detuvo por un segundo al ver una silueta de un hombre, pero se recuperó enseguida al reconocerla:

- ¿Papá?

Él volteó de inmediato, devolviéndome el aire que comenzaba a escasear una vez vi su rostro. Estaba nervioso, fue lo primero que pude notar al verle retorcer sus dedos.

- ¿Por qué no contestaste? -pregunté. Bajé mi palo de amasar ya que era algo pesado e innecesario.

Observé un tanto sus ojos y vi que estaban algo rojizos. Había derramado algunas lágrimas, no tenía dudas. La interrogante era por qué. 

Él me miró brevemente y depositó su vista de regreso al suelo, mas continuaba sin responderme y eso despertaba mi ansiedad.

Algo andaba mal.

Definitivamente, algo malo ocurría. A pesar de que él permanecía mudo, con su mirada perdida e inexpresivo, yo no le reiteré la pregunta. Me quedé en el mismo lugar en silencio.Honestamente, me importaba un comino mi pregunta; quería saber qué estaba ocurriendo con él, por qué estaba así.

- Toma asiento, Paix -me pidió al estirar su mano para señalar el sofá.

Sin objeción alguna, me trasladé hasta el sillón de color terracota y me senté allí, aguardando hasta que mi padre se dignase a fundamentar su comportamiento. Tanta mudez comenzaba a carcomer mi cerebro, el cual estaba azorado y en estado de alerta.

Mi padre también tomó asiento, en un sillón situado frente al mío, y dio un hondo respiro.

- Escucha. Antes que nada, quiero que sepas que nunca quise que algo así sucediese - comenzó a decir. Instantáneamente tragué saliva.

Al culminar la frase, él me miró a los ojos y, por primera vez en mi vida, observé como algunas lágrimas se asomaban a ellos.

Temí lo peor y me adelanté a decir algo, sin permitir que continuase hablando.

- E-espera un segundo -balbuceé con titubeo-. Mamá... Kassya... ellas, ¿están...? -me detuve a mí misma al no querer ni mencionarlo. Si algo malo le había sucedido a alguna de ellas... No podíamos ser tan desafortunados.

Cuando mi padre negó con su cabeza, pude volver a respirar.

- No, tranquila. No es nada de eso -aseguró.

2033Where stories live. Discover now