CAPÍTULO XXXIII - 3SP3RAR.

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<<Lo prometo>>

Los ecos de aquellas dos palabras resonaban como fantasmas aullando en mi cabeza, la cual yacía contra la ventanilla del auto de Leonard, quien manejaba con una expresión tan alicaída como la mía.

La despedida había sido dura. Despedirme de mi padre antes de ingresar al sistema Proguer no había sido nada en comparación a esto, y eso que sabía que no volvería a verle. No lograba concebir una explicación, pero así había sido. Sentía que todo dolía, incluso si respiraba muy hondo dolía. Ahora tan solo existía; veía sin mirar, oía sin escuchar... expresaba sin sentir mucho en verdad... Como lo hacía una Proguer normalmente; dejaba su vida en manos de otro y pasaba a existir. Aquella era la clave para diferenciarlo: los que viven tienen un propósito, mientras los que existen se subordinan al sistema creado por otro. 

Aún sentía que mis labios ardían. Podría jurar que la sensación abrumadora de tener a los dedos de Ámirov acariciando mi piel todavía persistía. Era totalmente desolador caer en la cuenta de que no eran más que percepciones; que, al abrir mis ojos, él no estaba conmigo.

No había tiempo que perder. El Congreso de nuestra área lo sabía. Temprano por la mañana, a las ocho en punto para ser precisa, la casa de Ámirov había quedado vacía. Leonard se encargaría de llevarnos a Libra y a mí de regreso al PG mientras que Thomas llegó a tiempo junto con Edna para dirigirse los tres a una base aérea que le pertenecía a las fuerzas armadas de la localidad.

<<Julio>>

Recordaría ese mes.

<<Primero>>

También ese día.

En sus últimos cumpleaños, Ámirov no había tenido la oportunidad de festejar debido a tantos cambios ocurridos tras el Punto de Colisión. "Casi todos quienes conocían estaban fuera de A-City", me había explicado. "No tenía sentido alguno festejar". Aún así, nos atrevimos a prometer que al año siguiente haríamos una fiesta aquel día y, con suerte, podríamos celebrarla en un vecindario normal; sin A-Cities, sin sistema Proguers, sin líderes... Sin etiquetas.

Nos habíamos pasado la noche despiertos. Él sabía que su padre lo recogería para ir al aeropuerto y no quería que pasara sola en su casa ni un segundo, por lo que le ordenó a Leonard llegar a la misma hora. 

No pude evitar besarlo al oír aquello; yo tampoco quería permanecer mucho tiempo en A-City de ese modo, él era de lo poco que alía la pena estando allí. Ambos aprovechamos aquel tiempo para saber más el uno del otro; había toda una vida del otro por explorar y relatar de la cual poco sabíamos -aunque de vez en cuando hablar se hacía difícil si estábamos tan cerca.

Cuando dejé de revivir el pasado, me encontré con un campo desierto, los restos de los una vez había sido un maizal. Divisé la misma casa destartalada que había visto en mi viaje hacia A-City por primera vez, y me di cuenta de que no quedaba mucho para comenzar a adentrarnos en los distintos sectores del PG.

Miré a Libra, recostada en todo lo largo del asiento trasero, con su cabeza sobre mi regazo, y acaricié parte de su lomo. Incluso ella también parecía estar un poco triste. Contemplé sus collares e inevitablemente mis ojos se tornaron lagrimosos. Uno de esos collares era un regalo de Sylvia, y el otro se lo había colocado Ámirov antes de subir al auto. 

Llevé mi mano hacia su nuevo collar y lo miré con mayor detenimiento.

- Paix, ¿está todo bien?

Asentí e hipé. Las lágrimas me habían derrotado de nuevo.

- Sí -musité.

Leonard regresó sus ojos al camino y yo limpié lo más rápido posible mis lágrimas con el dorso de mi mano.

2033Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz