CAPITULO XI - Tenemos un pacto.

12.7K 1.6K 198
                                    

Necesité de unos cuantos minutos para poder explicarle por qué diantres me encontraba en el sistema Proguer. Comencé con la historia que mi padre había inventado, la verdad que Wynn me había proporcionado y culminé con mi gran lío emocional.

De vez en cuando se me olvidaba que Ámirov en realidad no era un amigo del PG, como Mirlos o Helen, sino que era quien me había etiquetado con un precio. 

Cuando mi mente me lo recordaba, mi corazón se reprimía y trataba de no dar tantos detalles sobre mi vida personal. Por más atento que él fuera conmigo, nada cambiaría el hecho de que yo estaba allí para cumplir con un contrato y nada más.

- Así que..., eres un Proguer porque no quieres que quien te metió en todo esto, ¿pague por lo que hizo?

Ámirov de seguro que pensaba que estaba loca. Con sus ojos entrecerrados y su mano por detrás de su cabeza, trataba de acomodar las piezas de la historia que le había narrado.Una "hermosa y conmovedora" historia.

Suspiré sin ánimo alguno.

- Lo sé. Soy una cobarde. Es que, se trata de mi padre, ¿sabes? No hace mucho tiempo, decía que "me quería" -mis ojo se perdieron en esos mismo recuerdos cuando silencié por un momento. Costaba digerirlo-. No puedo matarlo..

Era totalmente cierto: no tenía alma de asesina o criminal. Me preguntaba en qué momento había sucedido, cuándo mi padre había dejado de preocuparse por mí, y por qué yo nunca lo había notado, por qué no me había percatado de ello. Habría sido de extrema utilidad para evitar un desenlace como ese...

- ¿Puedo decirte algo? -cuestionó Ámirov.

Asentí con mi cabeza porque ya no disponía de ganas para hablar sobre el asunto.

- No creo que seas una cobarde.

Su comentario fue inesperado. Pensé que me estaba tomando el pelo, quiero decir, con tal de no haber hecho justicia por cuenta propia, me había condenado a perder todos mis derechos menos el de vivir. Todo por no poder tomar una estúpida decisión. ¡Aquello era cobardía pura!

Dejé mis ojos en Ámirov y junté mis cejas. Él no parecía estar bromeando.

- Creo que no has oído mi historia. Estoy aquí porque no me animé a delatar a mi padre -le recordé.

Él sonrió brevemente.

- Noo. Estás aquí porque decidiste mantener la vida de ese cobarde sin importar el costo.

Desvié mi mirada de él, pasando a contemplar el suelo.

El costo...

El costo sí que había sido alto. ¿Había hecho lo correcto? ¿O era él quien en verdad tenía que pagar, no yo? El problema era que mi padre prefería morir antes que ser un Proguer y yo... ¿yo no? ¿Yo prefería esclavizarme sólo para que él continuase respirando?

Mi mente se sobresaltó cuando Ámirov superpuso su mano a la mía. No fui capaz de mirarlo, solo mantuve mis ojos en su mano, inexpresiva por fuera, confundida por dentro.

- Haber hecho algo así no te convierte en cobarde -sostuvo-. A decir verdad, te convierte en la persona más valiente que he conocido.

No pude evitarlo.

Levanté la vista y me encontré con sus ojos, buscando los míos. ¿Por eso era valiente? ¿Por atreverme a hacer algo que mi padre no? Era algo horrible a lo que nadie querría someterse, sí, pero... no lo consideraba como un acto heroico.

Mis latidos comenzaron a aumentar su velocidad sin que yo pudiera controlarlos, como si todos pudieran ejercer cierto poder sobre mí menos yo misma. Deseaba que mi corazón fuese como un despertador que se podía activar o desactivar a mi antojo. Sin embargo, mis palpitaciones alarmadas no podían ser desactivadas, y aquel par de ojos habían logrado acelerar mi pulso sin que yo lo quisiera.

2033Where stories live. Discover now