CAPITULO VI - Subasta.

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Desperté del sueño profundo en el cuál había caído gracias a que Libra se había hartado de su papel como almohada felpuda. Miré hacia la ventana, la cual daba al exterior, y contemplé la luz solar con escepticismo. Antes de dormirme, el sol no brillaba tanto, había un tenue resplandor, nada más. 

Me aparté de mi cama y caminé hasta la hermosa ventana cuyos cristales tenían ciertos detalles en los bordes. Observé el sol y me percaté de que había amanecido, era un día nuevo.

- ¡Tú! ¡Anoréxica insolente!

Cualquier miligramo de paz se vio demolido y machacado cuando Wynn y sus chillidos entraron a mi habitación, apuntándome con un dedo y acusándome de... ¿Anoréxica?, pensé en medio del desconcierto.

- ¡Te salteaste tu cena anoche! ¡Tenemos que asegurarnos de que estén sanos...!

- Oye, espera –alcé mis manos para callarlo –, aguarda un segundo.

Wynn apaciguó su neurosis con mis palabras. Acomodó su corbata del día de hoy, color plata, y alisó su traje perfectamente planchado. Vestía de manera impecable, había que admitirlo.

- Me quedé dormida -expliqué.

Él arqueó una ceja.

- Bien... ¡Pues me importa un rábano!

Al parecer, las palabras se le escapaban porque llevó su mano a su rostro para tapar su boca y luego irguió su espalda, mejorando su postura, para lucir como todo un caballero.

- Escucha –moduló, acomodando su cabello repleto de gomina-. Bajarás de inmediato para poder desayunar, ¿de acuerdo?

No me eché a reír en su cara porque me había dado la impresión de que le costaba horrores mantener su voz chillona al margen de la conversación.

Asentí y él hizo lo mismo. Dio una ojeada ala habitación y...

- ¡Qué hace el coso ese sobre la cama!

De nuevo tiene cinco años...

Rodé mis ojos y arrastré mis pies hasta "el coso ese" que equivalía a Libra.

- Ella duerme conmigo -afirmé ante el ceño fruncido de Wynn-. No veo que haya un almohadón si quiera para que ella duerma.

- ¡Pues le traeré un ganso para que lo desplume si quieres, pero que se largue de la cama!

Di un resoplido y llamé a Libra desde el otro lado de la habitación para que bajase.

- ¿Feliz?

Wynn se encogió de hombros, espasmódico, e hizo un mohín.

- Algo -balbuceó-. Tengo que darte otro aviso -informó. Su seriedad por fin apareció.

- ¿Qué es lo que ocurre?

Libra pasó por su lado y él dio un respingo. Se desplazó hasta el otro lado del dormitorio e incluso se tomó la libertad de limpiar los restos de pelos invisibles que Libra le había dejado a su pantalón. Era como observar un maniático de la pulcritud.

- Bien, ocurre que hoy tendremos una subasta y... -Frunció los labios y contempló sin mayor interés sus uñas–. Eres uno de los Proguers a subastar -masculló sin mucho entusiasmo.

Cambié de pierna mi peso y crucé mis brazos. No entendía en qué momento las personas habían comenzado a ser subastadas pero era un espanto oír una barbaridad como esa. Había imaginado algunos modos de realizarse esas "compras", pero una subasta jamás se había pasado por mi mente.

2033Where stories live. Discover now