LIII

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Brid


1 año después


Hoy en día, podía afirmar, con toda certeza, que me encontraba mucho mejor. Sin embargo, debo decir que los primeros meses, luego de la muerte de Noam, fueron oscuros, o, en otras palabras, tuve una recaída en mi depresión. Me pasaba los días encerrada en mi habitación, sin encontrar motivación para hacer nada. Fue un periodo difícil y tormentoso, pero, a raíz de la promesa que le había hecho a Noam, nunca se me pasó por la cabeza rendirme.

     Ahora bien, poco a poco, me abrí con mi papá y le conté todo, tanto lo que sentía como lo que había sentido. Sabía que una de las cosas que debía mejorar era mi comunicación con él. En parte, se puso triste por no haberlo sabido antes, pero no se enojó conmigo ni mucho menos. De hecho, me agradeció que tuviera la confianza de contárselo, aun después de un largo tiempo.

     Un día, le dije a mi papá que estaba dispuesta a regresar a terapia, cosa que lo llenó de alegría. Le prometí que esta vez pondría toda mi voluntad para mejorar mi estado emocional. Y, con este objetivo en mente, todo fue mejorando. La conexión que tenía con mi nueva psicóloga era maravillosa; su manera de hablar me encantaba y sus consejos contribuyeron, en gran medida, a que desarrollara una perspectiva más positiva de la vida. Sin lugar a dudas, estas sesiones resultaron más efectivas que cualquier ayuda profesional que hubiera tenido en el pasado.

     Cuando me di cuenta de que estaba mejor que en mucho tiempo, me animé a regresar a la universidad. Mi papá me dijo que me apoyaría en cualquier decisión que tomara. No obstante, dudaba entre retomar la carrera de psicología o cambiarme a otra. Lo más probable era que me decantara por continuar en la misma. Mi psicóloga actual, sin ser ella consciente, me motivaba a hacerlo.

     Hoy en la tarde, cuando mi papá llegó del trabajo, se percató de que la casa relucía de limpia. La cuestión es que, desde temprano, me puse a ordenar y limpiar hasta el último rincón. Se me pegó la costumbre de tener todo limpio a mi alrededor. Y me gustaba ser así, aunque no todas las veces cumplía mi cometido.

     —La casa debe amarte por todo el aseo que le diste —me dijo mi papá, riendo.

     —La casa me ama desde hace mucho. —Lo acompañé en su risa.

     Mi papá se sentó en uno de los sofás, suspirando de cansancio.

     —Oye, Brid, hoy me llamó la señora Sara al trabajo. Me pidió que te dijera que fueras a su casa porque tenía algo que mostrarte.

     Desde la muerte de Noam, habíamos visto muy poco a sus padres. Por ende, me pareció extraño que la señora quisiera verme de repente.

     —¿Tendrá que ver con Noam? —le pregunté.

     —No me dijo de qué se trataba.

     —Iré ahora mismo.

     —¿Quieres ir ya? —me preguntó mi papá, dándome a entender que me había puesto ansiosa.

     —Sí, papá. No hay tiempo que perder.

     —Bueno, cuídate mucho y no vuelvas tarde.

     Hace tiempo no salía de mi casa para tomar el camino que llevaba al centro del vecindario. Caminar hacia aquel lugar que tantas veces visité el año pasado, sobre todo estando bien emocionalmente, se sentía extraño.

     Llegué a la casa de los padres de Noam y, al mismo tiempo que tocaba el timbre, aproveché para mirar el banco, que, a simple vista, había sufrido un cambio apreciable; lo habían pintado de un nuevo color, lo que lo hacía ver más bonito que antes.

     —Hola, Brid —me saludó la señora Sara cuando me abrió la puerta—. ¿Cómo estás?

     —Todo bien, señora Sara. ¿Y usted?

     —Igualmente. —Ella dibujó una sonrisa, pero pude notar que la tristeza en sus ojos no se había ido. Era evidente que ella nunca superaría la muerte de sus dos hijos. Con todo, admiraba la fortaleza con la que seguía adelante.

     —Mi papá me dijo que quería verme.

     —Ah, sí. Te quería mostrar un texto que encontré en una libreta de Noam. Pasa.

     La señora me pidió que esperara en la sala mientras ella iba a buscar la libreta. No esperé mucho porque volvió en un abrir y cerrar de ojos.

     —Mira, aquí está el texto —me dijo ella mientras abría la libreta y señalaba una de las páginas—. ¿Qué significa?

     Leí la página y mi corazón se aceleró.

     —Solo era un juego entre nosotros —le expliqué—. Consistía en proponer dos formas de morir, y teníamos que elegir una.

     La señora se quedó callada.

     —Siento mucho si lo que estoy diciendo le incómoda —agregué—. Sé que puede sonar fuera de lugar por todo lo que pasó después.

     —No, no te preocupes. Dices que solo era un juego. Nadie sabía lo que iba a pasar más adelante.

     Por un momento, pensé que la señora Sara se disgustaría, pero su comprensión me sorprendió.

     —Oiga —le dije antes de irme-, ¿puedo arrancar esa hoja de la libreta y llevármela conmigo?

     —Claro —asintió ella, que arrancó la hoja y me la dio—. Es toda tuya. Además, ese era un juego entre tú y él.

     —Gracias, señora Sara. Cuídese mucho.

     —Igual tú, Brid.

     En principio, no tenía planes de hacer nada más que regresar a mi casa, pero, al mirar el banco de nuevo, me dieron ganas de ir a sentarme en él. Había pasado tanto tiempo que me apeteció acordarme de aquellas noches en las que venía aquí. Y no para ponerme triste, sino para ver mi evolución como persona.

     Al estar sentada en el banco, fue inevitable pensar en Noam. Todas las escenas de las noches que compartimos vinieron a mi mente. Él llegó a mi vida en un momento crítico, me trató de ayudar a su manera y, en ese camino, nos enamoramos el uno del otro. Nuestra historia no tuvo un final feliz, pero, al menos, pudimos coincidir, y eso era algo que siempre agradecería desde lo más profundo de mi ser.

     Releí lo que Noam había escrito en la libreta.

     Para la próxima vez que juegue con Brid.

     ¿Qué prefieres?

     ¿Morir comido por un cocodrilo o por la mordedura de una serpiente venenosa?

     ¿Morir en una explosión o de un tiro en la cabeza?

     ¿Morir por falta de sueño o por exponerse a una fuerte radiación?

     Sonreí con los ojos llenos de lágrimas y pensé: «No era tan mal jugador después de todo».

Más de allá que de acá ©Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu