Reus

82 7 3
                                    

- Sara - lo mire con duda, este extendió su mano. Mirándome un segundo y cuando nota que no contesto sigue hablando - Soy Reus, estuvimos juntos en la escuela. Tu... trabajamos algunas veces juntos.

Estreché su mano, sonreí y esto pareció calmarlo un poco. Analizo sus facciones un segundo, intentando recordarlo, fallidamente.

- Reus, claro- lo solté y me encamine hasta el auto cuando los agentes de la paz los obligan a caminar, la verdad era que no recordaba haberlo visto jamás.

El camino fue en silenció, escuche a Reus soltar suspiros cortados. Supongo que estaba reteniendo las ganas de llorar, yo solo mire los zapatos del hombre verde. Él a diferencia de nosotros hablaba emocionado, me felicito por mi acto de generosidad y comenzó a hablar de que algunas personas del capitolio hacían cosas parecidas. Donando sus objetos que ya no utilizaban tanto a los niños de los distritos que los necesitaban más que ellos.

- Son dos días y una noche de camino, así que llegaremos en menos de lo que creen. Les recomiendo descansar, deben de verse bien - puso su mano en mi rodilla y la acaricio un poco, casi intentando reconfortarme. Pero yo quería patearlo, la verdad - el capitolio estará ansioso por verlos, será divertido.

Sonreí sin ganas, me ayudaron a bajar del carro y nos llevaron a la estación donde rápidamente nos subieron a uno de los vagones.
Espere a mi compañero y este se posiciono a mi lado, la puerta se abrió dejando ver un gran comedor hecho de lo que parecía ser madera y oro. Había grandes torres de comida, bebidas de todos los colores y platos de que en nuestra vida habíamos visto, mis ojos se agradan y siento que no me alcanza la vista para ver todo lo que ofrecen.

- Esto es...

- Cálido, el tren anterior era más mi estilo. Pero supongo que este está bien - interrumpió el hombre verde mirando el lugar, la gente del capitolio hacia esto. Nos hacía ver como si fuéramos monos encandilados por el lujo y aunque lo éramos, su falsa modestia me molestaba.

Mi compañero y yo nos miramos unos segundos, él estaba por adelantarse resignado a seguir las ideas del hombre. Yo lo tomo de la muñeca con fuerza, haciéndolo para atrás. Ahora tenía la necesidad de probarles que estábamos por encima de sus expectativas, que no éramos unos salvajes.

- No te desesperes, demuéstrale a este enano que no es mejor que nosotros - susurro, mi compañero sonrió y asintió. Entendiendo con velocidad mi idea, eso me hace sentir algo más de interés por este chico.

- Entiendo - me ofreció su brazo, fingiendo formalidad - ¿vamos a ver si encontramos algo bueno?

- Eso suena bien - acepte su brazo y caminamos con tranquilidad hasta la mesa, nos sentamos y miramos todos los platillos.

Nuestra actuación de gente con modales de aflojo un poco cuando comenzamos a comer, si usamos los cubiertos, pero no nos detuvimos con nada. Comimos con tranquilidad, pero grandes cantidades, entonces recordé el pan en mi bolsillo. Lo saque y coloque sobre la mesa, le ofrecí a todos. Pero el hombre verde me miró mal, casi con desagrado por mi preferencia de postre.

- Tenemos mejores postres que eso...

Frunzo el ceño, sintiéndome ligeramente atacada por su comentario. esto solo refuerza aún más mi idea de hace unos minutos, ellos no eran mejores que nosotros. solo tenían más dinero y cosas caras, pero eso mismo no los dejaba disfrutar de lo ralamente bueno.

- Pero este lo hicieron especialmente para mí, con chocolate conservado por una semana bajo refrigeración y junto al café para que fuera más duro - Mentí, el hombrecillo me miro asombrado - además está hecho a mano por la persona que me enseñó a cocinar y la mejor cocinera de mi distrito.

- ¿Cocinas? - Pregunta Reus con ligera incredulidad, apoyando la atención del hombre a su lado.

- Claro, se cocinar de todo - el hombre me pregunto un poco al respecto y luego comió un poco del pan, sonrió.

- Está buenísimo - me quito lo que quedaba, lo dejo hacerlo porque si comía más probablemente vomitaría - supongo que es momento de...

- Con qué estos son mis nuevos cadáveres - levante la vista mirando a un hombre de pelo castaño muy claro, tenía una corta barba y nos miraba con burla - Cada año se ven más pequeños o solo están desnutridos, aunque...

-¿Esta burlándose de nosotros? - interrumpo con molestia, pregunte más para mi qué para los demás, mi mentor me miro con una sonrisa.

- Tú te ves... decente, ¿obrera? - entre cerré los ojos, analizándome unos segundos esperando mi respuesta. Me niego a hablar, pero el hombrecillo verde se me adelanta.

- Cocinera - asintió cómo si ahora todo tuviera sentido.

- Por eso tu aspecto, quizás dures la primera semana - sonrió antes de tomar una torre de comida, se giró unos segundos para después volvernos a mirar - Suerte, Chef.

Lo mire unos segundos y luego al hombrecillo verde, este se estaba riendo. Avente la servilleta contra la mesa y me levante, lo último que necesitaba era que se burlaran de mí en mi cara.

Camine en silencio por el tren, había una gran cantidad de habitaciones, baños, pero me frene cuando vi una especie de oficina. Había un escritorio en el centro y alrededor había libros, entre con cuidado. Estaba sin utilizar, casi por inercia busqué libros de recetas, allí encontré la palabra que habían dicho anterior mente. Para mí sorpresa "Chef" no era un insulto, es una forma elegante decir cocinero, así le llamaban a los cocineros del capitolio.

- Aquí estas - levante la vista mirando a mi compañero mirándome, paso sus manos por detrás de su espalda - pensé que habías saltado del tren o algo así...

- ¿Se puede? - pregunte con un tono demasiado esperanzado, la idea no parece tan mala.

- No lo sé - se acercó mirando el libro en mis manos, riendo un poco cuando hago una mueca por su respuesta sobre el tren - ni siquiera en esta situación dejas la cocina, ¿de qué es?

- Peces, cómo cocinarlos - hable extendiéndoselo, pero no lo acepta. Me encojo de hombros y vuelvo a mirar las hojas - solo llegue a cocinar peses muy básicos, aquí tiene hasta pulpos y cangrejos, deben ser todo un tema.

Sonreí, él me miro aún con más tranquilidad escuchándome. Estuvimos en esa dinámica unos segundos, yo hablando o leyendo el libro en voz alta mientras él me mira con interés. Así fue hasta que la puerta se abrió dejando ver a dos agentes de la paz, uno se adentró con velocidad al cuarto.

- No informaron que saldrían del comedor...

- Lo sentimos, me distraje un poco - hablé neutralizado la tensión, sintiendo que me había metido en más problemas innecesarios- ¿nos llevarías a nuestras habitaciones?

- Si, ahora mismo - el hombre de uniforme se enderezó y miro a su compañero, haciendo una seña que solo ellos entendían.

- ¿Puedo llevarme el libro? - Pregunto casi con inocencia, en un tono más amable. Intentando que me digan que sí.

- Bien - nos llevó casi arrastrando hasta nuestras habitaciones, me despedí de Reus con la mano y cerré la puerta.

Intente ignorar los pensamientos que vinieron después de mi interacción con él, ojalá nos hubiéramos conocido antes. Quizás podríamos haber sido buenos amigos, parecía una persona inteligente, quizás incluso ligeramente agradable.

 Quizás podríamos haber sido buenos amigos, parecía una persona inteligente, quizás incluso ligeramente agradable

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
LightningWhere stories live. Discover now