Daga

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Abrí las mochilas que estaba a mis pies y comencé a esculcar, ¿de verdad necesitaba estas cosas si esto terminaría tan pronto? Me duele la cabeza y creo que voy a vomitar. No pude hacer nada el resto del día y aquí me tenías esperando a que salga por completo el sol.

- Día catorce, día catorce - apreté la mandíbula escuchando la odiosa voz, me arden las manos y no se que estoy haciendo me muevo por mero instinto.

Tome algunos paquetes de carne seca, una botella de agua y los guarde entre mis cosas. Terminé de apretar el vendaje después de eso, tomo aire y me permito procesar de nuevo lo que había ocurrido hacer unas horas. Me doy asco, pero ya no podía hacer nada al respecto.

Me duele la garganta y me pregunto si podría hablar, pero no lo hago. Como en silencio antes de tomar un par de tragos de agua, suelto algunos quejidos mientras pienso en que mierda voy a hacer. La verdad era que en mi "encuentro" tuve ventaja al llegar tan de imprevisto, ni siquiera yo sabía de donde había sacado la fuerza y la valentía para hacer eso, me sentía mal, pero no sabía si me arrepentía de mis actos.
No debía ser la primera que sentía eso, todos los demás debían estar igual o peor a mí. Pero yo tomé el camino de la violencia al parecer.

- ¿Había otro camino? - suspiro intentando no gritar.

¿De verdad se podía salir limpio de los juegos? La respuesta era no, me repetía eso cada que recordaba a mi persona clavando cuchillos a personas inocentes. Merecía morir, era consciente de la atrocidad que había cometido y lo asquerosa que soy, yo misma siento asco por mí. Aun así me repito una y otra vez que se lo merecían, en un absurdo intento de calmarme.

Tome un poco de agua en mi mano para tallar mi cara notando como esta se tintaba de un rojo deslavado, cerré los ojos ignorando mis ganas de llorar.
También peine mi cabello con mis manos, acomode mi chaqueta y me decidí a salir del arbusto con cuidado, camine un par de minutos hasta que escuche un par de suspiros a mi espalda.

Me gire notando que no había prácticamente nada, agarre las correas de la mochila y ignorando que de repente el sol fue tapado por un par de nubes. Eso me motivo a moverme más rápido entonces paso, el suelo comenzó a templar y partes comenzaron a abrirse bajo mis pies, corrí ignorando que probablemente los movimientos bruscos me harían sangrar de nuevo.

Escucho un cañonazo, entonces entiendo que solo quedamos dos... me congelo un poco rezando que no sea la del uno quien queda. Intentando no parar el ritmo.

Casi me doy contra el suelo, pero no me detuve hasta que estuve en la zona de edificios intenté correr buscando cualquier cosa que pareciera no estarse moviendo. Doblo la esquina notando un edificio caer a un par de metros de mi, un pedazo de concreto golpeó mi hombro y a pesar del dolor mi cuerpo no me permitió parar de correr.

- No me falles ahora por favor - pedí a mis piernas que parecían perder fuerza.

Cuando di vuelta en la avenida principal me choqué con la chica del uno causando que me fuera para atrás, el temblor pareció bajar de intensidad y entendí que nos estaban juntando. Sus ojos se clava en mi y quiero golpearla por no morir antes.

- Maldita sea - grite mirándola con molestia, ella pareció sorprendida unos segundos antes de retomar compostura.

Me quede helada unos segundos, quería llorar. Patee su talón cuando intenta acercarse a mí, apretó la hox en su mano y pareció estar muy dispuesta a clavarlo contra mí.
Me levante intentando no entrar en pánico, lance un cuchillo que fue rápidamente esquivado por la rubia.

Forcejeamos un poco hasta que ambos logramos levantarnos por completo, entonces me sentí yo de nuevo por un segundo. Me quedé quieta ya que logré separarme bastante, no quería pelear, de verdad no quería. Ella me miro supongo que esperando a que hiciera algo, luego pareció molestarse.

- Pelea - negué, ella me miro con rabia.

- No quiero - admito con firmeza, la saque de quicio.

Agarro vuelo y se acercó a mi corriendo, me quito dejando que ella me persiga un poco. Hasta que logra darme en el ante brazo, estoy segura que llego al hueso. Grite intentando no llorar, me obligue a tomar la daga en mi chaleco intentando justificarme. Ella me lastimo primero, es en defensa.

Ya llegué hasta aquí, solo uno más.

- Uno más - solo uno más.

Intento correr, pero el temblor parecer retomar fuerza causando que todo se sacuda tanto y tan rápido que no puedo ver ni mis propias manos.
Aun así encuentro la manera de moverme hasta la orilla de la zona centra a unos metros puedo ver lo que creo que es la cornucopia, miro sobre mi hombro notando lo mucho que se le está dificultando avanzar.

Ahora no solo siento todo moviéndose, el suelo está abriéndose dejando ver lo que creo que es agua. Uno de mis pies se hunde en una de las grietas y cuando me freno casi siento mi pie girar sobre su eje, el hueso era visible y me dejó caer contra el suelo, conteniendo las lágrimas y soltando un par de gritos ahogados por el dolor.

Grito ganándome una burla por parte de la chica que aún me perseguía, me giró notando cómo cada vez está más cerca de mi. Miro la daga en mis manos unos segundos, antes de dejarla entre mis piernas y tomar otro cuchillo, lo lanzó sin prestar mucha atención a donde daría. Lo esquiva como si fuera nada y siento el temblor bajar, jalo mi pantorrilla intentando sacar mi pie que parecía estar medio atascado.

- ¿Vas a seguir corriendo? - hablo, pero la seguí ignorando intentando sacar mi pie.

Me rindo y comienzo a lanzar todo lo que me queda, ahora mismo supongo que es todo o nada. Veo la hermosa daga plateada clava en su muslo ganándome algo de tiempo, jalo un poco más mi tobillo hasta que logro sacarlo solo para ver sangre salir de la parte superior de mi pie.

- Maldita mocosa - grito pasando sus manos por fuera de su muslo, intentando supongo sacar el cuchillo.

- Solo eres dos años mayor que yo - grito de regreso intentando no llorar, me levanto intentando ignorar el desgarre creciente en mi pie. Puedo sentir la carne estirándose y el hueso tocar el pavimento.

Vuelvo a intentar correr, la escucho detrás de mi. Me paro notando uno de los edificios venirse abajo a nuestro alrededor, me cubro la cabeza sin dejar de caminar a un intento de paso rápido.

Un tronido en mi pie me obliga a parar, me giró mirando a la chica tirarse sobre mi. Los escombros comienzan a caer demasiado cerca de nosotras, me giró para que las rocas no caigan sobre mi, quito de un tirón la daga en un intento victorioso de distraerla.

La pateo antes de aventarla a un costado, me intento levantar notando un gran pedazo de roca caer sobre ella. Escucho huesos romperse y el temblor disminuye de golpe, una parte de mi aun intenta acercase a ella para verificar su estado.
El temblor comienza a por fin detenerse después de que suena el cañón, me congelo notando que ese debía ser el último cañonazo.

Me dejo caer soltando un grito y no puedo dejar de ver a la chica debajo de la roca. Me permito tirarme sobre el suelo mirando mi cuerpo sangran por casi todos lados, el dolor el tobillo regreso con el doble de fuerza y solté un quejido seguido de una sonrisa que no sé de dónde surgió.

Sonreí mirando el cielo, la mitad de los edificios no estaban, las nubes que tapaban el sol ya no estaban, mis amigos ya no estaban, mi dignidad ya no estaba y mi espíritu ya no estaba. Pero había ganado los benditos juegos del hambre y estaba lista para ir a casa, a levantar la voz por Reus y por Marc.

- Por lo menos ya termino - cerré los ojos escuchando la aguda voz a mis espaldas.

El himno comenzó y el cielo se aclaró supongo que dando un mejor plano de mi cara para las malditas cámaras.

- Damas y caballeros, permítanme presentarles a la vencedora de los sexagésimos octavos juegos del hambre - solté la sonrisa más grande que podría haber soltado antes de dejarme caer en el suelo y cerrar los ojos, el dolor sobre paso mi límite. Mi cabeza toca el concentro y todo se apaga por fin.

LightningWhere stories live. Discover now